La alarma sonó a las 6 a.m. era hora de prepararme para el colegio.
-Buen día niña hermosa- eran sus primeras palabras al despertarme –Levántate, tienes trabajo que hacer- esas eran las segundas, mi madre era la persona que más admiraba en el mundo, éramos solo ella, yo y un sin fin de metas que debíamos alcanzar, la primera; que yo pudiera ir a la universidad, para ello ambas trabajábamos y ahorrábamos, nuestro trabajo era tan bueno que todo estaba asegurado o al menos eso pensábamos.
Me levanté de mi cama con ojos entreabiertos, arreglé las sabanas de mi pequeña cama y me preparé para ir a la escuela, pero antes debía despertar a los gemelos, cuidar de ellos era mi trabajo en la casa de los Saad.
-Hola Buen día- dije entrando a la recamara de los niños- como están los niños más hermosos del planeta- July se lanzó sobre mí con un abrazo, es todo una ternura -Vamos pequeño dormilón, vamos que se nos hace tarde- dije sentándome en la pequeña cama de June, mientras aún sostenía a July en mis brazos.
Los gemelos ya tienen 3 años y he sido su niñera desde su primera semana de vida, por fin terminé de prepararlos, los tome entre mis brazos ya no eran tan pequeños y apena podía con ambos, antes de comenzar a bajar la escalera alguien me detuvo.
-Buen día Vi!- era Adam, el mayor de la familia, alto, delgado, pero con un cuerpo muy bien formado, cabello castaño claro y ojos marrones, tenia 21 y aunque me llevaba 7 años era algo así como mi mejor amigo, hermano y ejemplo a seguir, siempre estaba para darme consejos y yo igual para él.
-Hey Adam, me ayudas por favor- dije señalando con mi cabeza a uno de los niños.
-Claro, a ver ven conmigo June, futuro astronauta - dijo mientras lo llevaba hacia él, continuamos bajando y ahí justo al final de las escaleras estaba él, Izrael, había sido mi sueño ser su novia desde el día en que llegue a esta casa cuando tenía apenas nueve años.
- Ya vámonos que se hace tarde- dijo mientras terminaba de verse en el espejo de la sala –Viviana- me miró al decir mi nombre y luego me guiñó un ojo, me sonrojé como siempre últimamente.
Izra era muy parecido a Adam, alto, delgado, de ojos marrones claro y cabello castaño, pero en una versión más alegre y más joven, el tenía 16, yo apenas 14, nunca había tenido un novio, es mas ni un enamorado y esto por un simple motivo, era gordita, eso nunca me afecto en la primaria, pero en secundaria los chicos solo se fijaban en la apariencia y comencé a volverme tímida, tenía solo dos amigos en la escuela Arlet y Johan, para el resto era invisible.
El día transcurrió normal como siempre, al terminar la clase Don Sergio, el chofer pasó a recogerme y luego buscamos a los chicos, íbamos en silencio se notaba lo agotados que estábamos.
-Viviana- me llamó Izrael justo al llegar a la casa, cuando todos iban delante de nosotros- oye te quería preguntar algo- dijo tomándome de las manos, dejándome sentir su suave piel.
-Sí, dime- le conteste como normalmente lo haría, aunque por dentro moría de nervios.
- Es que hay un tema de matemáticas que no entiendo y como tú eres una geniecita de eso, quería ver si me ayudabas.
-jaja que cosas dices, eres muy graciosito- dije aún riéndome, el se acercó a mí de una forma muy diferente a como solía hacerlo, eso me puso aún nerviosa, lo que hizo que me alejara rápidamente de él.
-¿Qué pasa?- dijo al ver mi reacción y noté en su cara cierto disgusto
-Nada, tengo que hacer algo, nos vemos- Me fui antes de que notara lo roja que estaba, no sé que le pasaba últimamente, estaba muy extraño, ya casi no podíamos hablar sin que se convirtiera en un momento incomodo, digo, probablemente sus hormonas están a flor de piel, pero no creía que le interesara algo conmigo ni en el mínimo de los casos.
Comí algo, luego dormí a los gemelos y más tarde me dirigí al cuarto de Izra para explicarle la clase.
-Hola extraño- dije al asomarme a la puerta de su cuarto.
-Hola Viv! pasa y cierra la puerta- Entré a la enorme habitación de color azul y me senté en la cama, el estaba frente al computador, viendo una película que puso en pausa para sentarse a mi lado, pero sus piernas estaban tan cerca de las mías, me puse tan nerviosa que creí que era el momento para aclarar las cosas.
-¿Estás bien?- le pregunté esperando una explicación para su extraño comportamiento.
-¿A qué te refieres?- Preguntó un poco confundido.
-A que parece que algo te pasa, porque siempre te estás acercando mucho-
-¿De qué hablas?, siempre nos acercamos y nos abrazamos- dijo un poco confundido.
-Sí, pero tu estas muy extraño- Le dije- Como ahora, mira me estas tocando la pierna y no entiendo por qué- rápidamente quitó la mano de mi pierna, pude notar lo avergonzado que estaba.
-Es que yo, bueno ¿si te digo algo no te molestas conmigo?-
-Claro que no, para algo somos amigos- dije
-No, no como amigos, te quiero decir algo como si no fuéramos los mejores amigos- no entendía muy bien a qué se refería, pero me dedique a escucharlo- Últimamente yo he pensado en ti y no como amiga, entiendes?
-¿Como qué entonces?- ahora yo estaba aún más confundida.
-Como que eres una chica y que has cambiado mucho, estas muy bonita- me sonrojé ante sus palabras - y me gustas mucho estar cerca de ti- completó
-¿Qué?- sorprendida me levanté de la cama -Pero sabes que no podemos vernos de esa forma, si mi mama lo sabe nos mata.
-¿Y qué hago entonces? yo solo puedo pensar en ti - nos quedamos en silencio y él comenzó a acercarse, sabía lo que iba a pasar y también que alguien podía llegar en cualquier momento, así que me acerqué también para besarlo, sutil e inocentemente, el pareció sorprendido de que yo me adelantara, fue nuestro primer beso y fue muy especial.
-Viv, te quiero mucho ¿sabes?- dijo al momento de separarse para tomar un poco de aire.
-Yo a ti- conteste, pero sabía que mi madre saldría a buscarme si no bajaba, así que tomé el libro de matemáticas y me fui a mi cuarto.
-Duerme bien - lo escuche decir justo antes de salir, yo solo le sonreí.
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Viviana
Teen FictionViviana- Sirvienta, Mejor Amiga y Amor de mi Vida .. Izrael y Viviana vivieron en la misma casa desde su infancia, aunque no en las mismas circunstancia, el era el hijo de los dueños, ella era la hija de la sirvienta, entre ellos nacieron sentimient...