3. De vuelta a la realidad

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Era el día de mi cumpleaños, toda mi familia estaba lejos y no tenía muchos amigos, así que teníamos la tradición de en nuestros cumpleaños tener un día madre e hija. Me puse un vestido amarillo y dejé mi cabello suelto, salimos de la casa y parecía que todos olvidaron mi cumpleaños, pues nadie me había felicitado como en los años anteriores, fuimos a comprar algo de ropa y de hecho teníamos dinero para comprar mucha, porque a ambas nos pagaban bien, pero mi madre insistía en que lo necesitaba si quería ir a la universidad por eso nos restringíamos en todo.

Volvimos a la mansión, por la parte de atrás como nos corresponde y no había nadie, que extraño, todo estaba apagado, cuando encendí la luz.

-SORPRESA!! Feliz cumpleaños Viviana!!- dijeron todos a coro, estaba muy feliz y no podía creerlo, mi primer cumpleaños sorpresa, estaban todas las personas que yo hubiese invitado, mis amigos Arlet, Johan, Adam, Izra y todos los trabajadores de la casa que eran como mi familia.

-Oye Vi!- Izrael se acercó hacia mí y me regaló una rosa.

-Está muy linda, gracias! - dije colocando la rosa cerca de mi olfato, si había un tipo de flores que me encantaban eran las rosas, bueno las orquídeas y los cactus también.

- Te puedo ver en el sótano en un rato, es que quiero decirte algo- me susurró al oído.

-Está bien, veré que hago-le dije y continué saludando

-Amiga!- se acerco Arlet a darme un abrazo – invítame a vivir contigo por favor, pero que guapuras de chicos.

-Por Dios Arlet todos te escucharon decir eso- dijo Johan al acercarse a nosotras, ambos me abrazaron y me entregaron pequeños regalos.

-Gracias Chicos! Los Amo a los dos, son los mejores amigos de mundo- dije volviendo a abrazarlos.

-Vi, quiero que te pongas lo que te regalé ahora- dijo Arlet con cara de entusiasmo y aunque no quería dejar la fiesta fuimos a mi cuarto para probarme lo que me había regalado.

-Espero que te guste- la miré y sonreí, era la mejor amiga del mundo, siempre preocupada por mí, quité la envoltura color dorado y dentro había un hermoso vestido negro.

-Aww, esta hermoso, pero ¿crees que me quede?

-Claro! Pruébatelo- nuestras tallas eran parecidas, así que seguro se lo probó ella primero, entré al pequeño baño del cuarto y al salir solo pude ver su cara de asombro.

-Estas divina! ahora deja que te coloque un poco de maquillaje para que resaltes esa hermosa persona que eres- minutos más tarde ya estaba lista para salir, nada nerviosa sobre cómo me verán los demás, porque al final son mi familia y me aceptan como soy.

-Wow mi niña estas hermosa- dijo mi madre al verme llegar al gazebo donde estaban todos, la pequeña fiesta continuo y aunque hablaba con todos solo pensaba en Izra, su mirada estaba fija en mi, podía leer sus labios diciendo estas hermosa, no aguantaba la curiosidad de saber que iba a decirme, hasta que lo pude ver alejándose de todos, minutos más tarde fui detrás de él para que nadie se diera cuenta, llegué al sótano y ahí estaba.

-Te quería dar un regalo- sacó de su bolsillo una pequeña cajita azul turquesa con un lazo blanco y me lo entregó.

-¿Qué es?-Sonreía mientras lo abría, era una pequeña cadena con un corazón, tenía la letra inicial de mi nombre -Izraa esta hermoso!! - lo abracé y luego le di un pequeño beso.

-Pero tiene algo en la otra parte- Volteé el corazón y tenía la inicial del suyo -Es para que siempre te acuerdes de mi- dijo mientras se acercaba, tomó mi cuello y me acercó aun más a él, hasta que nuestros labios se tocaron, una sensación que me encantaba, una especie de adicción.

- No creo que este bien besarnos aquí- lo separe un poco de mi- tenemos que irnos o todos se darán cuenta.

-No te preocupes, no pasará nada- y volvió a besarme, yo no me negué, duramos así unos minutos, dejábamos de besarnos cuando nos faltaba aire, nos mirábamos, reíamos y volvíamos a besarnos, hasta que..

-Viviana!!- gritó mi madre cuando entró al sótano y nos vio juntos.

-Mama!- dije sorprendida

-Pero que estás haciendo muchachita- me tomó de un brazo y me separó de él.

-Mamá, solo, el solo me quería dar esto- le mostré la cajita, tratando de que se calmara, la conocía y sabia que esto no iba a terminar bien, pero ella la tomó, miró la cadenita y se la devolvió a Izrael.

-No, nana, es de ella- le dijo tratando de calmarla

-No, devuélvela a donde la compraste y mírenme bien- dijo furiosa, parecía que estaba a punto de explotar- Ya sabía que había algo raro, no quiero verlos juntos, ni siquiera hablando me entienden.

-Nana yo de verdad la quiero- decía tratando de solucionar el asunto, aunque creo que solo empeoraba.

-Por Dios, tú no sabes nada de querer- continuaba gritando

-Al menos déjala quedarse con el regalo, yo se la compré a ella.

-Izrael no tengo nada más que decirte- mi madre me tomó por los brazos y me llevó hasta el cuarto, lo peor es que después de esto sabía que venía el discurso.

-Viviana Herrera, enserio, pensé que tenías la capacidad de pensar, no sabes que todo nuestro esfuerzo se puede arruinar si alguien más te hubiese visto- dijo furiosa.

-Mamá, yo no, no va a volver a pasar, tienes que creerme- le pedía llorando mientras la veía caminar de un lado a otro delante de mí.

-Si te creo, sé que no volverá a pasar, porque ya no vas a hablar con él y con Adam tampoco, a otra persona que cuide a los gemelos, tú te quedaras estudiando en la escuela y cuando llegues no saldrás de tu cuarto ¿me entiendes?

-No, mama por favor, no volveré a hacerlo, te lo pido- lloré, lloré y seguí llorando, pero a ella parecía no importarle lo que yo sentía, me iba a alejar de ellos, que eran prácticamente mis únicos amigos, era el final de todo para mi, ¿por qué teníamos que ser tan diferentes? ¿Por qué era tan difícil entender que nos queríamos?

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora