6. El destino y sus jugadas

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Estaba en la cocina tratando de estudiar para mis exámenes que casi llegaban, tenía el mejor promedio de la escuela y necesitaba mantenerlas si quería optar por una beca para la universidad.

-Viviana, la señora Elizabeth está al teléfono quiere hablarte- me avisó mi madre.

-Si señora- contesté

-Puedes venir a la biblioteca, me gustaría hablar algo- dijo a través del teléfono.

-Está bien señora, ya subo- me quedé un poco preocupada, en todos mis años en esa casa pocas veces había entrado ahí, era una especie de oficina para el señor Carlos, así que solo mi madre entraba para limpiarla, incluso los chicos, solo entraban si él estaba ahí.

-Pasa Viviana- me indicó la señora Elizabeth

-Me apresuré a entrar y me sorprendí al ver que el señor Carlos estaba ahí también, debía ser algo muy importante, pues él no se involucra en asuntos del personal.

-Acabo de llegar de la reunión del colegio de June y July- me informó la señora Elizabeth, mientras me indicaba que tomara asiento- La maestra dice que los niños son muy creativos, educados e inteligentes para tener su edad, supongo que eso es gracias a la dedicación que le pones.

-Has hecho un gran trabajo con los niños- Dijo el señor Carlos –y me han dicho que eres una gran estudiante.

-Eso trato señor- me sentí alagada.

-Lo cierto es que en nuestra empresa estamos tratando de iniciar un nuevo programa para becar a estudiantes sobresalientes, como tú y ayer estuve hablando con un amigo que es decano de una de las mejores universidades y le comenté de Izrael que va a entrar a la universidad y también le hablé de ti, te queremos recompensar por tu dedicación hacia los gemelos.

-¿De verdad señor?- No podía creer lo que estaba diciendo

-Sí, conseguiremos una beca del total de tu carrera, si así lo quisieras y en la carrera que tú quieras- continuo el señor.

-¿Para mí? ¿Enserio?- estaba casi en shock, no solo estudiaría la carrera que deseo si no que en una de las mejores universidades del país - Gracias, muchas gracias- estaba demasiado feliz

-Pero hay algo mas- interrumpió la señora- sé que también ayudaste a los chicos cuando estaba mal en clases hace un tiempo y después de eso fue increíble el cambio que dieron

-Sí, Izrael pasó a ser el mejor de la clase, pero sus notas este año son horribles, no sabemos qué es lo que le está pasando- dijo el señor Carlos

-Yo tampoco- les dije, tratando de hacerme la desentendida.

-¡Qué extraño! ustedes eran buenos amigos antes- dijo la señora

-Sí, pero ya no tenemos nada en común- la evadí, ya me estaban poniendo muy nerviosa.

-Nunca lo han tenido- dijo en voz baja, algo que me pareció muy chocante de su parte.

-Entiendo, pero necesito que lo ayudes con las materias que no le ha ido bien, porque de lo contrario las reprobará y no podrá entrar a la universidad- El señor Carlos tomó el teléfono - hijo baja a la biblioteca por favor- minutos más tarde ya estaba en la puerta, se sorprendió bastante al verme ahí.

- Entra amor- le señalo la señora, él seguía asombrado - de ahora en adelante Vivian te ayudara con las materias que estés mal- le dijo su madre-Claro, si ella acepta- yo asentí, cualquier sacrificio valdría la pena.

-¿y Por qué ella?- preguntó mostrando un poco de indiferencia hacia mí, enserio tanto me odiaba?

-Porque yo lo decidí- le respondió su madre en un tonó alto- ¿y por qué ella no? ¿Es que pasó algo que yo no sepa?- nos miró a ambos en busca de respuesta, yo me puse roja como tomate, pero él se apresuró a contestar.

-Es que está en el mismo grado que yo, es un poco humillante ¿no crees? Y en escuela pública para el colmo- Wow no podía creer cuanto había cambiado este chico.

-Izrael!, eso no es lo que te hemos enseñado, estudiaras con Viviana y no se hablará mas- le ordenó su padre

-Si no tengo de otra, que vaya a mi cuarto más tarde - se paró y salió del salón, sus padres se miraron uno al otro, preguntándose qué le estaba pasando, yo pedí permiso y me fui a la cocina.

Corrí a contarle a mi mama sobre la beca, llegué a la cocina y no estaba, así que fui al cuarto y ella estaba sentada en la cama, llorando.

-Ma ¿Qué te pasa?- mi madre no solía llorar, aún en los peores momentos.

-Acabo de hablar con tu tía Laura, tu abuela está muy enferma y ella no puede dedicarle mucho tiempo, creo que tendremos que volver.

- Mama entiendo- mi abuela tenía muchos años enferma y al parecer había empeorado- pero y si le pagamos a alguien allá para que la atienda - dije tratando de hacerla cambiar de opinión, yo ya no tenía otro lugar que este.

-Tu abuela está allá y nos necesita- Replicó

-Lo sé mama, pero los señores me hablaron ahora y me ofrecieron una beca en una buena universidad, para estudiar lo que quiera, no me puedo ir y perder la oportunidad, sabes que es mi mayor sueño estudiar medicina.

-Mi niña, que alegría me da- dijo mientras se secaba las lagrimas- tienes razón, es una gran oportunidad para ti y así el dinero que tenemos ahorrado podemos comprar una casa.

-Sí, pensé en eso-le dije tratando de que entendiera que irme con ella no era la mejor opción.

-Está bien, hablaré con María para que se quede a tu cargo- María era una de las señoras del servicio, ella y Gina eran como madres para mí.

-Ma, pero casi cumplo 18, no hace falta que me cuide nadie- me quejé

-Sabes a que me refiero- se refería claramente a Izrael- bueno, pero ya vamos a celebrar esta noticia- fuimos a la cocina y nos preparamos un pastel de zanahoria, cuando estábamos comiéndolo recordé el pequeño detalle que había olvidado mencionar.

-Ma, los señores me pidieron un favor a cambio

-Sí, que te dijeron- dijo mordiendo un pedazo de pastel

-Que le explicara clases de matemática a su hijo- evité mirarla a los ojos al decirlo.

-Ya veo, Viviana solo te diré una cosa- Subió un poco el tono -espero que ustedes dos mantengan su distancias, ya hemos hablado de eso, el no es la persona adecuada, es de otra clase, blah, blah después del típico discurso de siempre dijo algo que cambio bastante mi forma de pensar hacia Izrael.

-Sabes, después que los vi juntos, el vino a hablarme, me dijo que estaba enamorado de ti, que yo debía entenderlo y que le diera la oportunidad, lo intentó varias veces.

-¿y qué le dijiste?- pregunté

-Le dije que si seguía con eso, ambas nos íbamos a ir de la casa- tomo mis manos – hija quizás pienses que hice mal y por eso no te lo conté, pero yo tenía razón, eso era solo un capricho, mira ahora como se porta y los amigos que tienen, ¿crees que tu perteneces a ese mundo?

-No, mama, no pertenezco- Lo que me dijo me puso a pensar, quizás por eso el se comportaba de esa forma– no te preocupes mamá que ya eso pasó- me paré de la silla y me fui, no quería hablar más con ella, me sentía molesta.

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora