23. Días Oscuros

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Entre a la sala y debo decir que estaba hermosa, perfecta para salir de esa casa con la frente en alto después de lo que iba a pasar.

Izrael estaba sentado en el mueble junto a toda la familia y esa chica Alexa, si Alexa, tenía sus manos entrelazadas con las de él, ¿de que se trataba todo esto? acaso era una broma? me fui acercando a ellos cada vez con más dolor, el no podía verme, hasta que su madre me llamó.

-Viviana querida ven, ven a escuchar la gran noticia que nos trajo Izrael- ¿qué podía acompañarse de esa golfa y que fuera buena noticia? Mientras más me acercaba mis ojos estaban puestos en Izrael, sus mejillas estaban rojas y  sus ojos muy abiertos, podía ver en su cara el miedo que sentía, ¿a qué? no sé.

-Hola- fueron las únicas palabras que salieron de mí.

-Ven, ven Viviana- Elizabeth fue a encontrarme, parecía estar feliz-Ella es Alex la novia y futura esposa de Izrael- sentí como si algo punzara mi corazón, no podía creer lo que estaba diciendo.

-Mamá- Izrael le reprochó molesto, ella por supuesto no tenía idea del por qué

-De hecho ya nos conocemos – respondió Alexa sonriendo, vi que en su mano tenía un anillo de compromiso, coloqué mi mano izquierda hacia atrás para que nadie viera el mio, al menos el de ella no era tan hermoso.

-¿Ah si? ¿Y de donde se conocen?- preguntó el señor Carlos

-Yoo- intentaba responder de donde la conocía, pero las palabras no me salían.

-Fue súper chistoso- comenzó a hablar la chica- Fui a visitar a Izrael y ella estaba limpiando su departamento.

-¿Qué? Replicó el señor- Te dije que no le pidieras ayuda con tus cosas, pensé que habías crecido Izrael.

-Disculpa amor, no sabía que era un secreto- le llamó amor haciendo mi tristeza crecer con esa palabra con la que ambos solíamos llamarnos, el rostro de Izrael mostraba pena y vergüenza.

-Yo- interrumpí- ya me tengo que ir, me reuniré con mi mejor amiga- inventé una excusa para irme y salí corriendo de la casa, Izrael no tuvo el valor de seguirme si es que acaso le importaba, me dirigí hasta la calle a tomar un taxi cuando de pronto sentí unas manos que me detuvieron, era el padre de Izrael.

-Viviana, debes dejarlo ir, es mi hijo, pero puedo ver que no aprecia todo lo que eres.

-No entiendo a que se refiere señor - dije mientras lagrimas no dejaban de salir de mis ojos -no pasa nada.

-Se que ustedes han estado juntos,conozco a mi hijo, pero el aún no sabe lo que quiere, aún no ha madurado- Me sorprendí bastante de lo que acababa de decir, pero no tenia cabeza para poner escusa o dar explicaciones-¿Puedes irte sola?- preguntó

-Sí señor- El mostró esa sonrisa de compación que siempre tenia, me subí al taxi y le pedí al señor que me llevara hasta el parque del centro, me quedé ahí llorando y pensando, no podía creer lo que Izrael me había hecho, no podía creer que había caído como tonta en su trampa.

Oscureció y no me quedó de otra que volver a la casa, escuché voces mientras pasaba por el jardín lo que me indica que aun estaban todos aquí, me tiré en la cama ya no habían mas lagrimas para derramar y me quedé dormida, a la media noche alguien tocó la puerta, no me interesaba saber quién era, pero lo imaginaba, no contesté y volvieron a tocar.

-¿Qué?- dije de mala forma, sabía que era Izrael

-Soy yo Vi, déjame hablarte si- susurraba, su voz sonaba preocupado, me acerque a la puerta.

-Izrael no quiero hablar contigo, vete por favor.

-Está bien, entiendo, hablaremos mañana si? te amo Viviana - se alejó de la puerta y pronto ya no volví a escuchar su voz. Hablé con Arlet por teléfono y le conté todo lo que pasó, en la mañana antes de que todos despertaran fui a ver los gemelos, dormían como ángeles y con un beso en su frente me despedí de ellos y me fui hasta mi departamento, no iba a soportar quedarme ahí cerca de Izrael y su futura esposa.

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora