9. Cuando el gato no está....

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-Si, Claroo, eso sería imposible, imagina lo que diría tu madre- le contesté

-¿No te gustaría?- tomó mis manos en las suyas-¿De verdad no te gustaría estar aquí, conmigo?

-Sí, es un lugar precioso y que tú estés cerca sería muy cool, como antes- dije mirando sus hermosos ojos- como cuando éramos los mejores amigos- lo dije de la misma forma en la que él lo hizo aquel día en la terraza.

-Exacto, yo también pensé eso- chasqueó sus dedos y sonó como un completo sarcasmo.

-Me encantaría, pero no puedo Izrael.

-Entiendo ¿y si te ayudo a buscar un departamento cerca de aquí? sabes es muy difícil encontrar sitio donde vivir por aquí, algunos tardan meses en encontrar un lugar.

- No había pensado en eso- dije cruzando los brazos.

-Es lo que haremos, te ayudaré a buscar un lugar por aquí- volvió a acercarse a mí, me abrazó por la espalda una vez más, colocando su barbilla en mi hombro y se quedó ahí unos segundos, no habían palabras, solo la sensación del rose mínimo de nuestra piel.

-y no crees que será muy costoso?- interrumpí el momento, el giro mi cuerpo hasta quedar frente a él, un poco nerviosa bajé la cabeza para no mirarlo a los ojos, antes de darme cuenta estábamos tan juntos que nuestras respiraciones se cruzaban, levantó mi cara hasta que volví a verlo a los ojos, me perdí unos segundos en su rostro, estaba más hermoso que nunca, rompió la distancia entre nosotros y me besó, yo correspondí, al final no había nadie cerca a quien temerle, al final era lo que yo deseaba, fue un beso suave y tierno por unos minutos hasta que las cosas comenzaron a subir de tono, de pronto sus manos estaban en mi trasero y la alarma de mi cabecita se encendió, lo nuestro nunca será posible.

-Basta Izrael, tienes que dejar de hacer eso- Dije alejándome de él.

-Viviana ¿es que tú no quieres?- se veía muy exaltado, no molesto, pero confundido- ¿Por qué pones stops si tu también quieres estar conmigo?

-Porque querer y poder no siempre es lo mismo- dije

-pero nana ya no está, creo que las cosas pueden cambiar un poco

-¿Y tu madre no? ¿Y tu novia? ¿Acaso ellas no están?

-Vi, lo de Katherine- suspiró- lo de Katherine ni siquiera sé cómo explicarte, ella no es nada.

- ¿y por qué estas con ella? se que cambiaste bastante estos últimos años, pero tanto para estar con alguien porque sí, eso no lo esperaba.

-tienes razón no se qué me pasa últimamente- se lamentó

-ya llévame a la casa, no quiero que se den cuenta que estoy contigo- salimos del departamento hacia la casa, todo el camino íbamos en silencio

-Ahí hay una parada de autobús, déjame aquí por favor- le indiqué

-¿De qué hablas? Como te voy a dejar ir en transporte público cuando vamos al mismo sitio.

-Para que no sospechen- dije quitándome el cinturón, aún en marcha.

-Viviana puedo decir que te enseñaba la universidad y nadie se meterá en eso, todo está en tu cabeza ¿Por qué te complicas tanto la vida? ¿Por qué.. Diablos Viviana por qué no solo disfrutas el momento?- sus palabras me cayeron como balde de agua fría, yo realmente había olvidado como divertirme, solo trabajando, estudiando, aunque sabia que el tenia razón, no estaba de humor para aceptarlo.

-Solo déjame aquí- estacionó el auto y yo salí - recuerda que más tarde estudiamos- le dije y el no respondió, en unos 20 minutos llegué a la casa, ya era de noche, nunca había llegado tan tarde a la mansión.

-Cuando el gato no está, el ratón hace fiesta- dijo Sergio, el chofer al verme llegar.

-Ay don Sergio, no sea exagerado- dije pasando por el patio de la casa, entre por la cocina, hasta mi cuarto me bañé, me cambié y fui a darles la cena a los gemelos. Más tarde cuando quedaron rendidos fui al cuarto de Izra.

-¿estás aquí?- pregunté tocando la puerta

-Hola, pasa Vi- contestó

-Te quería preguntar si podemos estudiar mañana, porque estoy muerta del sueño.

-Entiendo, pero es que tengo una tarea para mañana y no sé cómo hacerla- dijo levantándose de su cama.

-Está bien, muéstremela para ayudarte- nos sentamos en el escritorio, el sacó sus libros y me enseñó la tarea que no entendía.

-Pero si está super fácil , mira solo tienes que hacer .....- Explicaba que hacer y el se disponía a escucharme, cuando le preguntaba si entendía, el asentía con la cabeza.

-¿Y esta parte la entendiste?, Izrael? Izra?- parecía un Zombi, mirando mis labios, tapé sus ojos con una de mis manos y cuando las retiré me plantó tremendo beso.

-Pero...- trataba de alejarlo de mi, claro en mi mente porque no había duda de que le estaba respondiendo con unas ansias descaradas, comencé a acariciar su cabello, besaba sus labios y así poco a poco avanzaba por mi piel con la convicción de despertar el deseo que nos hacía estar ahí, deseaba tanto este momento con él que olvidé nuestras diferencias, olvidé la novia, olvidé a mi madre y a la suya, solo me concentré en el hermoso momento que estaba a punto de pasar.

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora