Viviana- Sirvienta, Mejor Amiga y Amor de mi Vida ..
Izrael y Viviana vivieron en la misma casa desde su infancia, aunque no en las mismas circunstancia, el era el hijo de los dueños, ella era la hija de la sirvienta, entre ellos nacieron sentimient...
Todo estaba listo para irme a la mansión, mi ropa, mi dinero y el poquito de dignidad que me quedaba después de lo que me hizo Izrael.
-Arlet ya esta lista?- grité desde la sala para que mi amiga saliera.
-Ya estoy aquí, que desesperada eres- apareció en la sala con 2 maletas
-Estoy confundida, es que ya no vuelves?- Bromee con ella.
-Ja Ja muy graciosa, mejor ya vámonos
-Si, vámonos que se nos hace tarde- tomamos nuestro camino hacia la mansión, estábamos super emocionadas por la fiesta, aunque yo no sabía ni que sentir, estaba nerviosa de volver a ver a Izrael y probablemente acompañado de su novia.
Después de algunas horas llegamos a la mansión, el aire que se respira me traía tantos recuerdos de mi vida, no podría describir lo que sentí en ese momento.
- Definitivamente algunos de aquí ya están bien viejitos- saludé a todos los que estaban en la cocina, Arlet se fue al que fuera mi cuarto y yo subí a ver a mis angelitos.
-Hola- dije pasando por la sala en la que se encontraban.
-Vivi- Gritaron al mismo tiempo mientras se abalanzaban sobre mi -Te extrañabamos mucho Vi
-Ay mis amores, yo también los extrañaba muchísimo, que bellos y grandes están –duré algunos minutos hablando y jugando con los niños, luego escuche una voz escandalosa proveniente de la sala principal.
-Donde están todos? pensé que al menos me tendrían una sorpresa de bienvenida- era la voz de Adam, junto con los niños fuimos corriendo hasta donde estaba, nos pegamos los tres a él como si fuéramos garrapatas, wow cuanto extrañaba a este molestoso y ademas guapisimo con su ropa formal y pelo despeinado, detrás de él entraron los señores que habían viajado para acompañarlo en su graduación.
–Tu y yo tenemos una conversación pendiente- susurró al terminar el abrazo, yo asentí, sabiendo perfectamente a que se refería, había pasado una eternidad desde la ultima vez vez que nos sentamos juntos a hablar de nuestras cosas.
-Viviana- escuche mi nombre, esta vez era la señora Elizabeth
-Si, señora – contesté
-Me alegra que hayas venido- aunque se notó sincera al decirlo, sabia que después vendría una petición y así fue- Sé que les dije a ti y a Rosa que estarían aquí como invitadas, pero tendré que pedirles que le cocinen a Adam esa comida que a el tanto le gusta, además esta noche vendrá toda la familia para la fiesta de mañana-su petición no me sorprendía en lo absoluto- Ah y te pediré además que te encargues de los niños, mientras Gina ayuda en la cocina mañana.
-Esta bien señora- contesté, al menos su petición me mantendría alejada de Izrael, los señores se fueron a descansar y volví mi mirada hacia Adam -Guapísimo estas!!
-Lo sé- sonrió y volvió a abrazarme -y quien es ella?- dijo señalando con la mirada a mi amiga que estaba en una esquina.
- No la recuerdas? es Arlet mi mejor amiga- dije llevandolo hacia donde estaba -Arlet, recuerdas a Adam verdad?
-Claro, lo conocí en tu cumpleaños- el le dio un beso en la mejilla y por supuesto que sentí el ambiente extraño, los conozco a ambos, hablamos un poco y luego Adam se fue a descansar y yo volví a compartir con mis bebes, cuando tomaron su siesta fui a la cocina a preparar la cena, hasta que por fin llegó la persona que mas ansiaba ver.
-Mamaaa- grité desde un lado de la cocina cuando la ví llegar, irradiando esa luz de sabiduría y amor que siempre le acompañaba.
-Mi amor, que bella estas- dijo abrasándome,que falta me hacian esos abrazos, una pequeña lagrima bajó por mis mejillas-Porque lloras mi amor?
-Es que te extrañaba demasiado- secó la lagrimita con sus manos y volvió a abrazarme, fue un momento muy especial para mí, mi madre saludó a todos y aunque tenia unas ganas inmensas de descansar, prefirió ayudarme a preparar la cena para Adam.
-Tenemos muchas cosas que hablar- repetía una y otra vez al mirarme, le hablé de la universidad, de mis nuevos amigos, de como me iba en mi nuevo departamento-Viviana amor, ve dile a Maria que no encuentro nada en esta cocina- reí ante su comentario y me retiré a buscar a Maria, justo cuando la encontré en la sala llegó Izrael y Alexa y con ellos el estúpido sentimiento de que una parte de mi se fuera a morir, felices no se veían, pero eso era lo que menos importaba pues estaban juntos y se iban a casar, los señores la saludaron con tanto amor, quizas no seria así si fuera conmigo.
-Ya Llegó el que faltaba!- gritó Adam desde las escaleras, Izrael fue a encontrarlo para darse un fuerte abrazo de hermanos, sonreí desde la esquina recordando como solían ser las cosas entre nosotros-y esta belleza quien es?-dijo acercándose a Alexa.
-Soy Alexa, la prometida de Izrael-Se auto presentó, Izrael aún no se había percatado de mi presencia en la sala o al menos eso parecía, con la voz de la rubia salí de mi pensamiento y volví a la cocina.
-Y a ti que te pasó?- preguntó mi madre al verme llegar a la cocina desanimada.
-Nada, terminemos esto que estoy muriendo de hambre- cambié de tema, ella me miró como quien no se cree el cuento y luego miró a la puerta de la cocina que recién se abría, era Izrael con su enorme sonrisa, fue hasta donde mi madre para abrazarla y darle un beso en la mejilla.
-Mi Muchachote!!- Exclamó mi madre aún abrazándole, mientras el no dejaba de mirarme, aparté la mirada de sus ojos para seguir organizando la vajilla y salir disparada de la cocina evitando el saludo incomodo, minutos más tardes todos estaban en la mesa, hasta mi madre, yo decidí ayudar a servir la comida con la excusa de no tener hambre, cuando lo único que quería era no tener que mirarlo con ella.
-Viviana que haces?-preguntó Adam tomando mi brazo cuando fui a colocar el plato de entrada-Hazme el favor de quitarte ese delantal horrible y ven a sentarte aquí a mi lado.
-No tengo hambre Adam- le dije en voz baja, el me miró molesto casi convenciéndome -Esta bien, solo déjame servir esto.
-Viviana, te dije que serias invitada- dijo la señora señalándome la silla y dejándome sin más remedio, fui hasta la cocina y me retiré la pieza que llevaba atada a la cintura dejando ver el vestido que me había puesto, volví donde estabas todos e Izrael estaba ahí, con su mirada intimidante sobre mi, poniéndome aún más nerviosa, me senté al lado de Adam e iniciamos la cena.
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