41. RESILENCIA

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Izrael

Salí de su casa enfurecido, me odiaba a mi mismo por haberle dejado tanto espacio libre a ese estúpido que me la había quitado, me maldije un millón de veces, lo maldije a el y maldije a Adam que no me permitió acercarme a ella nunca más, siempre utilizando esa psicología inversa de lo que merecemos en la vida y sobre dejar ir y no sé qué, esta noche fue tan dolorosa como las demás, pero la furia poco a poco fue desapareciendo, la vida me pedía a gritos que tomara una decisión definitiva, recordé ese lugar que una vez visitamos y conduje hasta ahí.

-¿Te enseñan Psicología en la universidad?- Le pregunté

-No- Contestó -Es porque soy callada y en ves de hablar me dedico a analizarte, me gusta saber lo que pasa por esa cabeza tuya- Reí al recordar esa pregunta que le hice un día mientras mis brazos la rodeaban, acostados en la cama en un domingo cualquiera y en donde ella siempre tenia la respuesta a mis preguntas, aún cuando yo mismo las desconocía.

En mi cabeza recreé toda las imágenes del día en el que yo había decidido hacerla mi esposa y cuando llegué al final pensé en todas las oportunidades que tuve para elegir su camino y preferí esperar otro momento, tardé toda una noche y recordar esa conversación que tuve hace unos días con mi padre, sobre lo que como hombre significa afrontar tus decisiones, la Viviana que ví en esa cena no la veía desde hace tiempo, era feliz y eso debía hacerme feliz a mí también y aunque viva arrepentido toda la vida de las decisiones que tomé, por ella y su felicidad debo Soltar para sanar.

5 años después

Sentada en mi oficina, en una fría mañana de enero, mientras tomaba mi delicioso segundo café de la mañana, decidí levantarme e ir hasta la ventana grande de cristal, tomé un sorbo de café y suspiré, lo que inició con el simple deseo de algún día abandonar mi trabajo, básico y agobiante, se convirtió en toda una empresa del hogar, desde encontrar el jardinero, la nana, ama de llaves perfecto y especializado para tu hogar, hasta la persona que lleva tus finanzas, todo lo proporcionábamos, me sorprendió a mí misma como había afrontado todas las situaciones que la vida me puso para estar donde estoy y aunque mi oficina y mis colaboradores no eran tantos, era tal cual lo desee desde que comencé.

Escuché mi teléfono sonar y volví hasta el asiento.

-Viviana es Maximiliano al teléfono – Dijo mi secretaria

-Está bien, Gracias Estefany- esperé unos segundos -¡Hola Extraño!

-¡Hola Hermosa!, te estuve llamando, pero no contestas, pensé que tal vez estas muy ocupada, pero quería invitarte a cenar algo.

-Mmmm, estoy muy cansada

-Vamos, has trabajado demasiado esta semana

-Mmm, lo haré solo por ti- Lo escuché reír detrás del teléfono

-Gracias por ese sacrificio amor, te veo en la noche

-Está bien, cuídate mucho

-Viviana

-Si?-

-Te amo

-Yo también te amo – Cerré el teléfono y conservé esa sonrisa descarada que me deja escuchar su voz durante todo el día.

Me apresuré a terminar todos mis pendientes y salir antes de tiempo, después de todo ser mi propia jefa tenía sus ventajas, conduje hasta mi casa y me sorprendí bastante al llegar y encontrar la puerta bloqueada desde adentro.

-Ufff Arlet!!- Gritaba su nombre mientras tocaba la puerta.

-Dame un minuto- Escuché gritar desde el otro lado, me pregunto que estará haciendo, 5 minutos más tarde la puerta se abre y me encuentro con ella y Adam, ambos sonriendo.

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora