Estábamos de pie en el cuarto de Izrael, besándonos con una especie de furia que nunca había sentido, mordía mis labios como si buscara sacar una clase de elíxir de ellos, sentir sus labios en mi cuello provocaba gemidos involuntarios de mi parte, yo tocaba su cuerpo, su espalda causando pequeñas señales rojas, el parecía no sentir molestia, nos separamos un poco en busca de aire, el aprovechó para quitarse la camisa, mientras yo lo observaba, volvimos a besarnos y era exquisito el sabor de sus labios, no tenia comparación, comenzó a subir mi vestido para acariciar mis nalgas sin que nada lo impidiera, yo le ayudé para salir completamente de él, seguimos así hasta quedarnos los dos en ropa interior, me observó detenidamente y rió.
-Izrael! espeté- te estas burlando de mi?
-Imposible mi amor, rio porque no puedo creer que te veas tan sexi y tan tierna a la vez-dirigió sus manos al broche del sujetador hasta que cedió a la presión de sus manos, lo retiró con cuidado y mis pechos quedaron al descubierto, fue en el momento en que sentí un poco de miedo-Estas bien?- Preguntó brindando una sonrisa que me liberó de las pocas ataduras que me quedaban, le sonreí de vuelta y volvió a besarme y esta vez llevó sus manos hasta mis pechos, las mantuvo ahí unos segundos y luego empezó a acariciarlos, cada caricia era una especia de descarga, yo acariciaba su pelo y su espalda tratando de calmar la desesperación del momento.
Tomó mis manos y me llevó hasta la cama, nos acostamos y seguimos besándonos, el se colocó sobre mi y la sensación de sentirlo en mi pelvis me estaba volviendo loca, me separé un poco de él y lo ayudé a quitar sus calzoncillos, luego me quite la única pieza que quedaba en mi cuerpo.
-Quieres estar conmigo- Preguntó con voz agitada, asentí y le mostré una sonrisa, si no hubiese querido, no habría llegado tan lejos, el ayudó a abrir mis piernas mientras seguía besándome.
-Necesitas ponerte protección- lo detuve.
-¿Qué?- parecía estar asombrado de lo que acaba de decir
-Que necesitas ponerte un condón- repetí, el comenzó a reírse y yo también, aunque no se bien porque -¿Qué pasa?- dije aún riendo
-No tengo ni puta idea de si tengo un condón- dijo aún riendo
-Qué, pero que clase de joven eres?- dije burlándome de el- se supone que tu eres el que sabes de estos temas.
-No, Viviana, todavía no sé mucho del tema- dijo un poco avergonzado mientras se levantaba de la cama, levanté la cabeza para seguir mirándolo mientras él buscaba desesperadamente entre las gavetas.
-¡Aquí esta!- gritó al encontrar el condón en un estante y volvió hasta la cama
-¿Quieres que te ayude?-
-¿Tu quieres?- yo asentí, no tenia idea de lo que estaba haciendo, pero a él pareció gustarle por la manera en que arqueo su cuerpo, volví a acostarme y seguimos besándonos apasionadamente hasta que pasó lo que ya era inevitable, no sé si era porque seguíamos besándonos o porque estaba con él, pero no sentía ningún dolor, quizás una ligera molestia, pero no superaba el inmenso placer que sentía, el comenzó a aumentar de ritmo al igual que mi respiración, comencé a sentir especie de corriente en mi cuerpo, hasta que no pude resistir más, fue la mejor sensación jamás había sentido, el seguía moviéndose y segundos más tarde logró terminar, se quedó sobre mi unos segundos, me dio un pequeño beso y después de retirarse el condón se acostó a mi lado.
-Ha sido la mejor experiencia que he tenido, te sientes tan bien- decía una y otra vez mientras me abrazaba y besaba.
-A mí también me encantó, pero ya me tengo que ir - dije sacándonos del momento
-No, quédate conmigo, necesito volver a sentir eso- suplicó
-No puedo – tomé mi ropa y comencé a vestirme.
-Está bien, Viviana no creo que tengas idea de lo especial que eres para mi.
-Lo sé- le dije sonriendo, nos besamos por unos minutos y luego me fui a mi cuarto, los señores aún no regresaban por suerte, baje hasta la cocina a tomar un poco de agua, me sentía como quien andaba en el desierto, al entrar Gina y María estaban en la meseta cenando, me sorprendí un poco al verlas ahí.
-¿Estudiaron mucho tu y el joven?- preguntó Martha de una manera un poco incomoda.
-Un poco- conteste llenando el vaso de agua, miré a Gina y esta solo negaba con la cabeza, me sentía muy incómoda, es que acaso era tan obvio lo que acababa de pasar, me fui a mi cuarto, por fin tenía un cuarto para mi sola, lástima que en un mes me iba a la universidad, me bañé y luego comencé a leer un libro, pero era imposible concentrarme solo pensaba en el error que había cometido, había tenido mi primera vez con un chico que tiene novia y del que soy la sirvienta, aunque no podía negarlo había sido tal y como lo había soñado, pero el sentimiento de culpa no me dejaba disfrutarlo.
ESTÁS LEYENDO
Viviana
Teen FictionViviana- Sirvienta, Mejor Amiga y Amor de mi Vida .. Izrael y Viviana vivieron en la misma casa desde su infancia, aunque no en las mismas circunstancia, el era el hijo de los dueños, ella era la hija de la sirvienta, entre ellos nacieron sentimient...