33. Pensamientos

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Me tiré en la cama una vez más, un enorme suspiro fue el inicio de mis pensamientos, esto ya se está saliendo de control, no puedo seguir pretendiendo que nada pasa, no puedo seguir como una niña enamorada, ignorando el hecho de que Israel me traicionó y que está aquí con su pareja, las cosas ya no son como antes y tengo que dejar esto atrás.

-Arlet- llamé a mi amiga quien aún dormía- Arlet, necesito hablar contigo- ella cubrió su cabeza con la almohada- Arlet, necesito hablarte en serio- descubrió su cabeza y sus ojos trasnochados se fijaron en mí.

-Que pasó ahora?

-No sé que hacer

-Con Israel?- yo asentí- lo hicieron anoche?

-Claro que no!

-Y entonces? Que te preocupa?

-Que no sé que hacer con el! Me encanta verlo, me hace recordar como eran las cosas antes, pero es imposible pensar solo en cosas buenas.

-Pues de verdad no sé enana, creo que después de todo lo que hizo deberías alejarte de el

-Y porque me dejaste sola con el anoche?

-Pues, no sé, creo que no estaba pensando con claridad- se sentó en la cama y tomó mis manos- ahora que lo pienso, de verdad lo siento nena, pensé que te ibas a divertir, pero ahora que lo pienso no fue buena idea.

-Entonces no sé como haré para evadirlo estos dos días que nos quedan aquí.

-Sencillo, mantente ocupada con tu madre, que, por cierto, ¿no te dijo nada?

-Ni siquiera la he visto hoy y tú, amiga, necesitas ver las flores que me mandó Max- mordí mis labios un segundo- es un sol- ella sonrió.

Saqué mi cuerpo de la cama de mi amiga que seguiría durmiendo por largo rato, me bañé y vestí para salir a buscar a mi madre, a ver a mis bebes con los que apenas había compartido, estuve tan ocupada que apenas me dí cuenta que el día casi pasaba.

-Amor, puedes llevar esto a la cancha- dijo mi madre colocando una bandeja con limonadas en mis manos

-No, sabes que mejor llévalo tú- ella me miró extraño

-Se puede saber qué te pasa?

-No me pasa nada, solo no quiero salir, no me siento bien-dije devolviéndole la bandeja

-Ok, Arlet tu llévala por favor- Ella no dudo un segundo en desaparecerse con la bandeja y minutos más tarde regresó y no precisamente sola.

-La chica de los girasoles- gritó Adam al verme.

-Te odio

-Y yo te amo- dijo dándome un beso en la mejilla- tu ya lo conoces nana? ¿El de las flores?

-No lo conozco, pero se ve que es buen chico-Arlet y yo nos miramos, pensé que todavía a mis 50, nadie sería bueno para mi madre.

-Por las flores?

-No, por eso, porque ve más allá de lo que ustedes, los chicos, normalmente ven

-Y como lo sabes?

- Son cosas que uno sabe porque si- y salió de la cocina, entonces mi amiga y yo no podíamos dejar de reírnos

-Adam, tú me estas celando?

-Como no voy a celarte, si eres como mi hermana menor- dijo luciendo muy serio

-Me alagas, de verdad- dije aún riendo – Pero creo que has tomado mucho hoy, deberías llevarlo a su cuarto Arlet- ella lo tomó de las manos y lo llevó

Después de todo no ha sido tan malo el día, apenas pude ver a Izrael y su novia, me senté en el desayunador mientras se preparaba el café nocturno, solo tenía esperar que terminen el juego de tenis para ayudar a organizar y el día habrá terminado, o al menos eso creí hasta que sentí unas manos que me abrazaron por la espalda.



VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora