35. Nada oculto..

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Por supuesto que no me iba a mover de esta habitación, no estaba preparada para afrontar ese ambiente tenso que se formará allá fuera, solo tenía que esperar un día y todo esto pasaría.

-Sabía que esto no iba a hacer perfecto! - le decía a Arlet mientras ella se preparaba frente a mí para salir de nuevo.

- ¿y que esperabas? ¿que él y tu disimularían que nada pasó? -Se sentó a la orilla de la cama y llevó un mechón de mi cabello hacia atrás- Vivi, me gustaría estar aquí contigo, pero creo que tu madre y tú se merecen una conversación con el corazón abierto.

Eché mi almohada sobre mi cara, tarde o temprano pasaría esto, Arlet se marchó con Adam y sabía que debía preparme para cuando mi madre cruzara esa puerta, de pronto escuché mi teléfono sonar.

-Diablos! Olvidé darle las gracias a Max- exclamé mientras tomaba mi teléfono de la mesita de noche.

-Hola

-Viviana! ¿Como estas?

-Todo bien, oye Max, te quería dar las gracias por los girasoles, estaban hermosos

-Ah, tuve que llamarte para ver que no lo hayan entregado a otra persona

-Jaja, supongo que tengo que disculparme

-Por?

-Por dejarte en suspenso todo el día

-Pues si, fue el peor día de mi vida, jeje

Hablamos durante unos minutos, hasta que escuché la puerta abrirse, era mi madre, me despedí, como quien se despide para ir a su propio funeral, ella traía esa cara que hace que cualquiera temblar.

-No voy a decirte nada esta vez- dijo al sentarse a mi lado- aparentemente la otra ve no funcionó, pero creo que, aunque no recuerdes como era mi relación con tu padre, sabes que esto no se parece, eres una chica tierna, inteligente y hermosa, mereces a algo que te haga sentir así.

- yo.. - ella me interrumpió

-Vuelvo mañana con tu abuela y no quiero estar molesta contigo- besó mi frente y se dirigió hacia el baño, yo tenia tantas cosas que decirle, pero estaba muy cansada y me quedé dormida.

....................................

Me levanté y aunque era temprano, mi madre ya no estaba en el cuarto, me arreglé y salí a la cocina a ayudar con el desayuno, le prepararía algo delicioso a los niños antes de irme, pero me sorprendí al llegar y encontrar a todo el mundo de pie, frente a la señora Elizabeth mientras ella no dejaba de gritar.

-Ahh ya se despertó la princesa- dijo en mal tono al verme, lo peor es que yo ya sabía por donde iba la cosa, miré a mi madre y esta solo negó con la cabeza, aunque se notaba muy serena – Fue bueno burlarse de toda la confianza que te dimos aquí, hasta te pagamos la universidad y mira cómo nos pagas- me quedé perpleja ante su reclamo ¿Cómo se había enterado? ¿No podía esperar a que me fuera y evitarme la vergüenza?

-Elizabeth! Yo creo que es suficiente, usted no tiene que ofender a mi hija, además, Izrael tampoco es un santo- dijo mi madre

-Eso fue hace mucho tiempo señora- dije tratando de defenderme

-Pues no parece, porque el ahora quiere terminar su relación con Alexa y yo no lo voy a permitir- me tomó del brazo fuertemente, nunca la había visto tan molesta, entonces mi madre la detuvo

- Creo que no es momento ni el lugar....- interrumpió mi madre

-Jajaja ay Rosa por Dios! Que mejor lugar que la cocina para hablarle a ustedes o es que porque las sentamos en la mesa ya se creen más que simples sirvientas -dijo soltándome de un tirón el brazo- Tú seguro lo sabias ya.

-Me enteré ayer- dijo sin más

-Quiero que se vayan- dijo y mi madre que no se doblega ante nada, sin pensarlo dos veces se volteo hacia el cuarto, siquiera me dejo explicar que lo mío con Izrael ya había pasado.

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora