20. Días de luz I

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Era sábado y por primera vez desde que llegué a la universidad me quedé durmiendo hasta tarde, la noche había sido maravillosa y sentir el cuerpo de Izrael tan cerca del mío era la mejor sensación del mundo, me levanté y ya era hora del almuerzo, preparé algo de comer para ambos y en la tarde hicimos un poco del aseo de la casa, hasta que fue hora de prepararnos para la dichosa cita de la que el no dejaba de hablar.

-Te ves hermosa-dijo admirando el vestido-Llévate la bufanda que te di, iremos a un sitio muy frió- dijo con insistencia

-Viajaremos al polo norte?-Bromee ante su insistencia

-Mucho mejor- contestó, nos montamos en su carro y todo el camino íbamos en silencio,pero nada era incomodo al contrario, sentía mucha paz a su lado.

-Llegamos- dijo deteniendo el coche, me apresuré a salir del auto para ver el lugar, era un pequeño muelle y al final una mesa para dos, miré a Izrael fascinada por el lugar, solo había dos meseros además de nosotros, que nos recibieron al llegar.

-Buenas noches- dijo uno de los señores al recibirnos.

-Buenas noches- le contestamos al unísono.

-Te gusta- preguntó Izrael mientras nos acercábamos a la mesa agarrados de manos.

-Sí, esta hermoso- contesté. Nos sentamos a disfrutar del paisaje, mientras tomábamos vino.

-Sabes, tienes la sonrisa más hermosa el mundo- dijo en un momento tomando mis manos, yo sonreí –Sé que no hemos estado bien estos días y no sabes cuando me dolía estar así contigo.

-Izrael, no tienes idea de cómo me he sentido también en estos días.

-Están listos para ordenar- nos interrumpió uno de los meseros, Izrael me miró esperando una respuesta de mi parte.

-Si- contesté- pidiendo el plato que deseaba, Izrael también pidió lo mismo.

-Que me decías amor- dijo Izrael inmediatamente el señor se dio la vuelta

-Te decía que odié la situación y que ya no quería estar así contigo.

-Ni yo, tú me haces la persona más feliz del mundo –Se acercó hacia mi tomando mi cara entre sus manos y dándome un suave beso, estaba muy feliz -Te amo.

-Yo también te amo-Seguimos hablando y luego comimos, era la velada perfecta.

-¿Tienes frío? Estas casi temblando

-Sí, un poco- Contesté – Olvidé la bufanda en el auto- me alegra haberlo escuchado y traer algo con que cubrirme, ya estaba titiritando.

-Iré por ella- Se paró del asiento, para más tarde regresar con la hermosa bufanda que hace un tiempo me regaló, a pesar de no ser el regalo más caro que Izrael me había regalado parecía tener un significado muy valioso para él, tomó la bufanda y la enredó sobre mi cuello dejando caer un poco de la misma a cada lado de cuerpo.

-Gracias amor- Dije frotando mis manos en la bufanda para disminuir el frío.

-Quieres caminar hacia el lago?

-Sí, Claro- nos levantamos de la mesa y el tomó mis manos, fuimos hasta la orilla del pequeño muelle y nos quedamos mirando el hermoso paisaje, el lago alumbrado por luces, los arboles que movían sus ramas al compás del viento, Las manos de Izrael arropándome en un abrazo, todo era perfecto.

-Viviana, hace un tiempo que quiero decirte algo y no sé si este sea el momento, pero creo que si este no es el momento perfecto, ninguno lo será- sonó un poco nervioso, como si dudara de lo que fuera a decir.

-Anda, dime qué es lo que me quieres decir- el me miró a los ojos y sonrió, tomó un extremo de la bufanda del que colgaba una bola de lanaYa dime Izrael, ahora no quieras jugar conmigo- el continuaba jugando con la pequeña hasta que esta comenzó a deshacerse.

-Noo, la estas dañando- Le dije enfadada.

-¿Recuerdas el día que te la regalé?

-Sí, lo recuerdo perfectamente

-Ese día tomé una de las mejores decisiones de mi vida y estaba tan feliz que no podía ocultarlo, aunque debía hacerlo.

-¿A qué te refieres amor?- pregunté confundida, él comenzó a alejarse de mi llevándose consigo la pequeña bolita que continuaba deshaciéndose formando un hilo de lana que dependía de la bufanda en un extremo y terminaba en las manos de Izrael, de pronto se deshizo completa y en ella había una pequeña cajita de color azul, Izrael comenzó a caminar hacia mí con la pequeña cajita en sus manos.

-¿Qué es?- no estaba segura de que fuera, pero en ese momento él que estaba parado frente a mí, se colocó de rodillas.

-Viviana- comenzó a decir

-No Izrael- dije tapándome la boca, asombrada por lo que creía estaba a punto de pasar.

-Viviana- Volvió a decir - ¿Quieres ser la persona que me acompañe por el resto de mis días?- yo estaba inmóvil, no sabía si responder, besarlo o llorar de felicidad – ¿Te quieres casar conmigo?- preguntó una vez más.

-Sí, sí, quiero, te amo- el dedicó esa hermosa sonrisa y me colocó el anillo en las manos, se levantó y yo me abalancé sobre él para darle un beso, estaba feliz y no podía ocultarlo.

-Yo también te amo mi niña- dijo -Espero estar contigo por siempre.

-Yo también te amo mi niña- dijo -Espero estar contigo por siempre

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Izrael

-No puedo creer que tuve el anillo tan cerca de mi todo este tiempo, como no me di cuenta- era lo único que decía mientras viajábamos de regreso.

-jaja, Ay amor no puedes saberlo todo siempre- la miraba de reojo mientras conducía, pero ella no apartaba la vista del anillo, sus ojos brillaban y se veía muy feliz -Te gustó la sorpresa- dije tratando de llamar su atención.

-Sí, me encantó todo, el anillo es hermoso, hasta parece un diamante.

-¿Parece?- dije llevándome la mano hacia el pecho - Me ofendes bebe, me ofendes- repliqué – ¿Acaso esperarías menos para ti?

-¿Noo, bromeas?- dijo sorprendida y me mostró esa hermosa sonrisa – Me encanta, gracias, gracias amor- exclamó dando pequeños besos en mi mejilla -¿Dormirás en mi departamento verdad?- preguntó con su voz angelical, no se imagina que estoy aún más feliz que ella.

Esa noche nos quedamos en mi departamento y aunque deseaba estar con ella, sabía que estaba cansada, así que solo nos quedamos abrazados, después de todo quizás tendré toda la vida para estar con ella, no había prisa.


*nota:

Hola!!! La historia tiene más de 30 capítulos, no los he podido revisar y subir todos por mi trabajo, pero trataré de hacerlo lo mas rápido posible.

Xo

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora