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(Narra Jade) 

            No podría dormir, no después de ese maldito juicio, no después de saber que al amanecer sería otra persona, que me convertirían en Sangre Pura y que no solamente debía liderar con ellos, si no también con Near, el maldito estaba loco, quería usarme para cumplir otro de sus locos caprichos.

               Poco a poco, pedía la compostura, ya no sabia que parte de mi seguía siendo Jade Persson, en parte era Violetta Toer, pareja de un Sangre Pura de la familia Norte, pariente de Nora Persson, familiar de Jason Nowak.

            Por primera vez en mucho tiempo, la idea de tomar un cuchillo y cortas mis venas, sonaba a una buena opción, no es tan malo acabar con una vida que ya no es humana. Las marcas en mi cuerpo no me dejaban recordar lo que era. ¿Quién diablos era Jade Persson?, ¿Por qué la chica temerosa, valiente y audaz se encontraba en una habitación desconocida, con su cuerpo hecho trizas y con lagrimas en sus ojos?, ¿Desde cuando su vida ya no le pertenecía?

—Solo quiero que se acabe— susurré llevando mis manos a mis ojos, sintiendo como estos se humedecían. Un dolor en la cabeza se hizo presente, el llorar me afectaba de una manera muy rara.

                  Ante el dolor de cabeza y las lágrimas, no me quedó más opción que desplazarme por la pared hasta que mi cuerpo quedara extendido por todo el piso. Aún llevaba el hermoso vestido de Evageline, pero el vestido era lo último que me importaba, necesitaba la forma de salir de tantos problemas, antes de que Near me encontrara o antes de que los Norte me convirtieran en un Sangre Pura.

—Maldita Violetta, maldita Nora, maldito Near, maldita Amelia— comencé a maldecir mientras el llanto me nublaba la vista, un dolor de cabeza también se hacía presente.

         Justo cuando a volver a derramar una lagrima, alguien tocó a mi puerta. Me tomó unos segundos limpiar mis lagrimas y aspirar los mocos de mi nariz, una vez ¿lista?, abrí la puerta para tomarme con Will. Di un salto con los brazos abiertos, él me abrazó con fuerza y me brindó su hombro para volver a llorar. Si, hasta este punto parece que solamente puedo llorar, pero tengan algo de paciencia.

—¿Cómo estás? —preguntó una vez entramos de nuevo a la habitación. Él dejó un vestido en la cama y se sentó a mi lado, yo me encontraba boca a bajo abrazando una almohada de la cama.

—No puedo creer que hayan aprobado tal castigo—susurré volviendo mi mano un puño mientras esta misma apretaba las sabanas—¿Cómo pudieron hacer algo como eso?, solamente soy una victima y a ellos no les importó eso—contesté mirando solamente el blanco de las sabanas.

—Fue una buena jugada, mi amo en parte tiene razón, para la mayoría de los vampiros, los humanos siguen siendo considerados unos seres muy débiles, así que usó eso a su favor— se acercó para acariciar mi cabello—. Lo lamento Jade, pero no te preocupes, nadie te tocará, no pueden volverte un Sangre Pura.

—No podrás cuidarme todo el día William— dije ocultando mi rostro en la almohada, las lagrimas comenzaron a salir de nuevo—, me necesitan para que Near no mate a los Norte, no se puede hacer nada, Justin me quiere para que no herede el trono y Near para revivir a los muertos, supongo que es muy tarde para borrar mis memorias y regresar todo esto a la normalidad—suspiré.

—Near no puede revivir a nadie, me aseguré de borrara todo el conocimiento que tengo sobre reanimar a seres inertes— habló con un tono algo quebrado.

—¿Por qué me regresaste la vida ese día? —pregunté soltando un sollozo—. Habías logrado lo que yo no había podido hacer en un año, ¿por qué no lo dejaste como estaba?, ¡estaba mejor muerta! —exclamé volviendo a llorar. Me sentía una estúpida mostrando esa faceta mía a William. Yo era débil, realmente débil, no me daba miedo mostrarlo, ya lo habían dicho, solo era una simple humana.

ReencarnadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora