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—William—lo nombré con desespero, mi voz temblaba, estaba furiosa, pero al mismo tiempo me mostraba preocupada por el estado en el que se encontraba mi amigo—¡William respondeme porfavor!—pedí con una voz intranquila.

                El ahora rubio platinado se mantuvo quieto, sin señales de vida, solo el lento movimiento que su pecho hacía al respirar, su vista en el suelo y su rostro inexpresivo por la descarga que había sufrido su cuerpo.

—¡Maldito Near! —grité haciendo puños mis manos, traté de controlarme, cerré mis ojos y puse toda mi concentración en tratar de romper las cadenas con mi poder, supuse que si podía crear campos de fuerza podría de igual forma romperlos—¡Nght! —me quejé al sentir las agujas insertarse en mi piel, el dolor se calmaba y de igual forma regresaba a mi, más fuerte, más agudo y más irritante—Concéntrate Jade —susurré para mí, apretando mis dientes, soportando el dolor que estaba sobre mi.

         Una vez más calmada y controlando mejor el dolor que poco a poco recorría mis brazos por completo, pude sentir una paz interior, me visualicé un lugar seguro, mi mente se tornó serena concentré toda mi energía en mis manos y sentí una sensación ligera en mis muñecas aprisionadas por las esposas que llegaban a causarme dolor, esa misma sensación hizo que me percatara de que en realidad estaba funcionando, poco a poco, mientras más lograba sacar el dolor, la ira y la oscuridad de mi mente, sentía que era libre, que las cadenas de odio que me aprisionaba eran débiles comparados con mi fuerza de voluntad, mis ganas d vivir y el entusiasmo de nunca rendirme.

—Soy más fuerte que tus cadenas Near— una energía diferente me abrazó, pude sentir como todo me era inmune, como aquellas cadenas que tenían como propósito dañarme y hacerme sentir prisionera de los demás ahora dejaban de hacerlo.

          Al abrir la mirada, me percaté de que el contorno de mi visión estaba decorada por un brillo azul, era cálido, como si por primera vez viera al mundo como era, me hacía sentir fuerte. Mi cuerpo cayó al suelo una vez el contorno de mi mirada se fue, caí de rodillas agrietado el suelo, pero no hubo dolor. Al voltear la mirada pude ver como ya no me encontraba dentro de la capsula.

—¡William! —no hubo tiempo de sorprenderme, debía liberar a mi amigo, me acerqué con rapidez a su lado y dí un golpe fuerte contra el cristal de tono verdoso, el cual estaba estructurado con mi poder, así que fue fácil romperlo— Tenemos que irnos Will—hablé con sin calma alguna para subir un pie a la cápsula y poder llevar mis manos a sus muñecas, sólo fue necesario que posara mis manos sobre las esposas para liberar a mi amigo.

—¡Ah escapado! —gritaron a mis espaldas. Cuando di la vuelta dos mujeres estaban apuntando con unas pistolas, justo cuando abrieron un feroz fuego llevé mi mano frente a mí y abrí un campo de fuerza, al instante las balas rebotaron contra mi barrera y atravesaron a las chicas en el cráneo, ante ese golpe, sus cuerpos cayeron al suelo sin vida.

—Debemos escapar, si tenemos suerte podremos ir donde están los chicos—me apresure a tomar a William de los brazos para cargarlo con mi espalda, era difícil pues él era más alto que yo.

           Una vez el rubio sobre mí, abrí una barrera protectora en forma de burbuja, comencé a correr y esta comenzó a seguirme, al fin lograba tener el control sobre mi poder, salí del laboratorio y me encontré con un pasillo, corrí por este con rapidez, formé una nueva barrera de protección, pero esta vez una que se ajustaba a nuestro cuerpo, tan rápido como pude llegar a final del pasillo fuimos emboscados por una enorme cortina de fuego que bajó por los dos extremos del castillo, en cuestión se segundos nos impidió el paso, al igual que del otro lado de la cortina de fuego nos lanzaban pequeñas granadas.

ReencarnadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora