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(Narra Jade)

—Jade— escuché una voz masculina llamarme mientras movía mi cuerpo cansado para despertarme—. Jade, Jade, Jade.

—¿¡¡Qué quieres!!?— grité abriendo mis ojos por fin. Me senté con dificultad, estaba muy cansada. Como pude le lancé una almohada a Leonard, pero solamente logré que me mirara serio —. ¡Son las tres de la mañana! — exclamé.

—Ya me voy— me dijo en un susurro mirándome con seriedad.

—Oh— dije cayendo en cuenta —. ¿Qué hay de William?

—Acaba de dormirse— contestó calmadamente —. Necesito que lo apoyes, ambos sabemos que ante estas circunstancias nuestra relación no tiene lugar, pero te necesito para cuidarlo, lo último que quiero hacer es ponerlos en peligro, si algo me llega a pasar, hay una carta en el sótano, se encuentra detrás de la televisión, dásela a William en caso de que no vuelva, pero si vuelvo quémala— hablo cuidadosamente, el sueño aún me consumía, así que Leonard hacía su intento por explicarme—. También hay algo para ti— hizo una pausa para sacar de sus bolsillos un brazalete color negro —. ¿Qué fue lo último que recuerdas sobre Violetta?— preguntó extendiendo su mano para que tomar la mía.

—Ella estaba en mi cuerpo diciéndole a Jason sobre no darse por vencida, yo estaba dentro de la jaula dando golpes a los barrotes mientras me concentraba en recuperar mi cuerpo, en eso ella entró a la jaula de nada, entonces yo salí y volví a tener control de mi cuerpo, pero estaba tan cansada que me quedé dormida— contesté bostezando antes de darle mi mano a Leo —.Luego tuve un sueño sobre un edificio hecho de periódico y la Torre Eiffel— agregué a mi versión de los sucesos, claro, la última parte no tenía nada que ver, pero debía contar ese extraño sueño.

—¿Tuviste problemas al volver a tu cuerpo? — preguntó poniendo con cuidado el brazalete alrededor de mi muñeca.

             Yo lo ignoré por completo, a parte de que enserio estaba cansada, me parecía muy extraño que Leonard entrara a mi habitación, sobre todo cuando el sol se encontraba oculto.

—¿Quién me puso el pijama? — pregunté ignorando su pregunta, el me miro incrédulo, realmente estaba siendo serio conmigo y yo preguntaba estupideces como siempre —.Si— contesté finalmente —.No sabía que hacer, pero luego William dijo algo sobre un atajo, una llave y sobre ser muy celoso.

—Interesante— terminó de poner el brazalete en mi muñeca —.Dolerá un poco, sentirás como su mano arde en llamas, tus huesos se romperán un poco, el ardor invadirá tu cuerpo por unos minutos haciéndote sentir agonía, experimentarás un dolor que no conocías hasta ahora, pero me lo agradecerás.

—¿¡Qué!?— exclamé quitando los residuos de sueño de mi cuerpo. El pelinegro tomó mi mano antes de que pudiera alejarla, lo miré con miedo, y el muy idiota solo se rió.

—Deberías de ver tu cara— rió suavemente intentando no hacer ruido.

—¡Eres un tonto!— grité apartando con fuerza mi mano para darle un coscorrón, obviamente no le dolió, pero hizo que su asquerosa risa se detuviera poco a poco —.No voy a extrañarte.

—Es una lástima—suspiró son una sonrisa—Pero en serio, necesitas esto, Wesh lo hizo especialmente para ti, se suponía que te lo daríamos en la fiesta, pero todo cambió de planes, pero eso no quiere decir que no lo necesites— volvió a extender su mano, y le otorgué la mía con un poco de desconfianza, coloco su mano sobre el brazalete y un resplandor azul salió de su mano—. No te muevas, podrá no doler, pero no quiero que la marca quede borrosa, de lo contrario no tiene gracia que haga esto— habló concentrándose en el resplandor.

ReencarnadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora