A la mañana siguiente me desperté por el despertador, me vestí, desayuné y me lavé los dientes y la cara. Luego subí al coche de mi hermano y fuimos en silencio cómplice hasta el instituto. Por lo menos ese día no llegábamos ochenta años pronto. Salí del coche, me despedí de mi hermano y caminé hacia las puertas atestadas de grupitos. Me fijé en una chica que chateaba con la móvil sentada en las escaleras. Valerie.
- Hola, Valerie. – Saludé sentándome a su lado y cruzando las piernas.
Se giró, sorprendida, y luego me sonrió.
- Llámame Val.
- Val. – Sonreí.
- Y a Skylar la puedes llamar Sky, a Lola la suelen llamar por el apellido, Thirwall, y a Marie... a ella la llamamos Marie.
- Bien. ¿A Marie le molesta que la llamen Louise?
- No. ¿Por qué?
- Me gusta Louise, quizás la llame así. – Respondí encogiéndome de hombros.
- A propósito, las chicas y yo lo hemos estado hablando, Irene, hay que buscarte un apodo bonito. El problema es que Irene Daconte no tiene muchas posibilidades.
- En mi antiguo instituto me llamaban Ire.
- Ya, pero eso es muy típico. Queremos algo... especial. Exótico.
- Exótico. – Repetí aguantando una sonrisa que pujaba por salir.
Me dio un codazo amistoso.
- ¿Qué tal Conte?
Puse una mueca de asco.
- ¿Daco?
- Peor aún. – Me metí dos dedos en la boca como si fuese a vomitar y soltó una risita.
Se llevó la mano a la barbilla y se la masajeó pensativamente.
Entonces unas manos se posaron en mis hombros y me sacudieron cariñosamente antes de que Skylar se sentase a mi lado sonriendo.
- ¿Qué hay? – Preguntó apoyando los codos en las rodillas y la cabeza descansando sobre las manos.
- Le intento buscar un apodo a Irene.
Me miró con reprobación amistosa.
- Pero se está estresando porque solo le salen nombres raros y... exóticos.
Valerie y yo soltamos una carcajada ruidosa, Skylar nos miró con aire confundido y luego sonrió.
- Lo tengo. – Anunció dándose golpecitos en la sien.
- ¡Di! – Salté emocionada.
- Ireconte
Tuve que aguantarme la risa loca.
- ¡Oh, es perfecto! – Chilló Val dando palmaditas.
- ¿Qué? Es horrible.
- Oh, vamos, Ireconte, no te pongas así. – Rio divertida Marie dándome un susto de muerte.
- ¿Cuánto tiempo llevas escuchando? – Preguntó Skylar.
- Desde; le intento buscar un apodo a Irene.
Suspiré.
- A ver... - Pensó Marie en voz alta apoyándome una mano en el hombro. - ¿Qué tal Darene?
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Puntos suspensivos
Подростковая литература- Y, ya que te gustan tanto los libros, - Comentó él mientras se acomodaba mejor en su asiento. - ¿No hay ningún aspecto de ellos que odies? O, por lo menos, que no te guste. - Bueno, no me gusta cuando el libro termina con un final abierto, o con...