- Gracias, Sky. – Le dije yo cuando nos sentamos en el banco mientras Marie iba a buscar a las demás. – Por protegerme ante esa Barbie.
Le quitó importancia con un gesto de la mano.
- No es nada, son insoportables. Claro que tú tienes que protegerme también a mí. – Me guiñó un ojo. Luego se puso algo más seria. – Luna se fue con ellas porque estaban más cerca de los chicos, y, como sabrás, le gusta mucho el ex de Marie.
- John Miller. – Musité.
- Sí. Él cayó como un tonto en su trampa y perdió a Marie. – Se pasó una mano por el pelo. – Nos traicionó a todas por estar más cerca de ellos. Traicionó a Marie.
Nos quedamos calladas un momento, y luego cerré los ojos para subir la cabeza hacia el cielo.
- Ese Thomas... - Dije al fin. Skylar se tensó y me miró rápidamente. - ¿Te gusta?
No sé por qué pregunté eso. Ni siquiera sabía si me importaba. Creo que solo quería saberlo. Ella tardó unos minutos en contestar.
- No lo sé. – Gruñó y se rascó la nuca. – Sé que es un imbécil, René, pero es tan...
- ¿Tan...? – Sabía que quizás la estaba presionando, pero quería saberlo. Aunque en ese momento no supe por qué.
- Me gusta. Es popular, es gracioso, y... aunque sea muy orgulloso, de vez en cuando es dulce conmigo. Me refiero a que su voz se torna suave, ¿sabes?
Una sensación extraña me arañó el estómago. Me agobió descubrir que no sabía lo que era.
- Te entiendo. – Mentí de nuevo. Maldita sea, ¿y esa necesidad de mentir?
Entonces unas grandes manos me taparon los ojos y pegué un bote del susto. Una risita se le escapó a alguien tras de mí.
- ¿Valerie? – Dudé. No podía ser ella.
- No. – Rio la voz. Y pude reconocerla.
- ¡Ben! – Me deshice de sus manos y me di la vuelta en el banco para verle. - ¿Qué haces aquí?
A lo lejos un grupo de chicas Barbie y algunos chicos del equipo vigilaban a su amigo con los ojos entrecerrados.
- ¿No puedo saludar a mi hermanita?
Solté una carcajada teatral.
- Yo no soy mamá, no voy a caer en tus trampas de chico pelota.
Suspiró y se arrodilló para quedar a mi altura.
- Necesito un favor.
- Y lo ha dicho, señoras y señores.
- Oh, vamos, es serio. – Pero sonrió diciendo esto.
Reí por su cara debatiente entre la sonrisa y la seriedad.
- ¿Qué quieres?
- No te enfades, ¿vale? Que conste que no te lo pediría si no necesitase de veras tu aprobación. – Abrió mucho los ojos. – Vale, eso ha sonado fatal.
Reí.
- Suéltalo de una vez.
- ¿Puedes ir a una fiesta este viernes?
- ¿Qué fiesta?
- La va a hacer Clayton. Es un tío genial. – Sentí el rubor en las mejillas de mi amiga. – Me gustaría que fueses, que hicieses amigos...
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Puntos suspensivos
Jugendliteratur- Y, ya que te gustan tanto los libros, - Comentó él mientras se acomodaba mejor en su asiento. - ¿No hay ningún aspecto de ellos que odies? O, por lo menos, que no te guste. - Bueno, no me gusta cuando el libro termina con un final abierto, o con...