8 - No hay alcohol

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Al día siguiente llegué temprano como cada día. Ya estaba pillando más o menos la rutina del nuevo instituto y me sentía medianamente aceptada. Aunque quizás tuviese algo que ver con estar con las populares como amigas.

- René. – Me llamó Alex sentándose a mi lado.

- Hey. ¿Cómo es que llegas tan temprano hoy?

Se encogió de hombros.

- El viernes próximo es la fiesta de Clayton para celebrar el inicio de curso. – Explicó con calma, como si se lo contase a una niña de dos años. – Y fui a ayudarle a organizar algunas cosas, así que dormí en su casa. Y, como está aquí al lado, hoy hemos llegado pronto.

Alto. Para. Pisa el freno, Macareno. ¿Qué?

- ¿Hemos?

- Sí. – Sonrió.

Unas manos se posaron en mis hombros a la vez que escuchaba un grito. Boté del susto, el corazón me iba a mil, y no me hizo falta darme la vuelta para saber quién era.

- Maldita sea... - Musité sentándome otra vez y pasando olímpicamente de decirle nada.

Alex y él reían sin parar. Thomas se sentó a mi otro lado.

- ¿Vas a venir a la fiesta? – Me preguntó.

- No, gracias. Paso de emborracharme e ir dando tumbos por la carretera.

Rodó los ojos y miró a su amigo. Este rio un poco antes de decir;

- En sus fiestas no hay alcohol.

- Da igual. No quiero.

- ¿Te das cuenta de que pareces una niña pequeña? – Alex trató entonces de hacerme rabiar. – Encima de que te está invitando el mismísimo Clayton... En verdad él no tendría por qué hacerlo, ¿sabes? Todo el instituto está siempre invitado, no te dan invitación.

- Bueno, pues que no se moleste. – Dirigí mi falsa sonrisa hacia Thomas. – Ben ya me dijo que harías una fiesta, y ya le dije que no iría.

- ¿Conoces a Ben? – Preguntó Thomas, incrédulo.

- Es mi hermano.

Abrió los ojos como platos.

- ¿Eres la hermana de Ben Dacont...? Oh.

Reí sin poder evitarlo, y al poco tiempo Alex me acompañó. Comencé a sentir barullo en el estómago cuando Thomas estalló también en carcajadas. Evité pensar en la agradable sensación.

Entonces llegó Skylar, y, al ver a mis acompañantes, me dirigió una mirada incrédula, que luego se tornó agradecida (haciéndome sentir culpable) y se sentó al lado de Thomas.

- Hola, Clayton. – La misma voz melosa, acompañada de una caída de pestañas y un movimiento de pelo precioso. Hasta yo hubiese caído de haber sido chico.

- Green. – Saludó simplemente él con un asentimiento de cabeza.

Skylar pareció satisfecha de que se acordase de su apellido. Me pareció un poco ridículo. Seguramente ni siquiera había sabido nunca su nombre.

- Y, bueno, ¿qué tal va lo de la fiesta? – Preguntó enrollándose un mechón de pelo en el dedo.

- Genial. – Respondió Alex sonriendo.

- ¿Tenéis ya pareja, chicos? – No, querida, no se ha notado nada que aquí el único que te interesa es Thomas.

Oh, Dios. ¿Desde cuándo soy yo tan cruel?

Puntos suspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora