38 - Rosa

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MARATÓN (6/7)

Nos sentamos todos en círculo en el suelo.

- Bien. – Resoplé. - ¿Te lo ha contado todo, todo?

Marie asintió.

- Desde las mentiras de Skylar hasta el chantaje, pasando por el hermano de John y la relación de este par de dos. – Señaló a dos ruborizados Nathaniel y Alex. – Pero no entiendo por qué no me preguntaste si estaba coqueteando con Garrett en vez de creer a Skylar.

Luna se rascó la nuca, claramente avergonzada.

- Lo siento. – Dijo al final.

Nathaniel se encogió de hombros.

- La verdad, - Comentó. – en realidad parte de esto es culpa nuestra. Mía y de Alex.

- ¿Nuestra? – Alex entrecerró los ojos, confundido. – Que yo sepa ni mentimos ni chantajeamos. Realmente no hicimos nada.

- Si hubiésemos dejado que se supiese lo nuestro John no habría tenido que ceder.

Alex bufó.

- Pero si eras tú el que no quería contarlo.

- Bueno, vuestra relación no es el tema ahora mismo. – Zanjó John. – La cosa es si Marie... me perdona.

- Nos perdona. – Corrigió Luna.

- Os perdonamos. – Corrigió Valerie.

Lola sacudió la cabeza.

- Yo ya la tengo perdonada. – Dijo. – A Valerie y a mí no nos ha hecho nada.

La aludida entrecerró los ojos y luego sonrió.

- Igual. – Añadí yo. – Realmente yo ni siquiera estaba cuando pasó todo esto.

Alex le revolvió el pelo cariñosamente a Marie.

- Yo la perdono.

- Yo también. – Se apresuró a decir Nathaniel.

A estas alturas todos mirábamos a Marie, que se rascaba la nuca nerviosamente.

- Yo te perdono, Luna. – John habló despacio, regalándole tiempo a Marie para contestar. – Pero corto contigo.

Ella sonrió, exactamente a la vez que Marie. Cuando levantó la vista clavó la mirada en Luna, que la observaba suplicante.

- Está bien. – Dijo al final. – Está bien, te perdono.

Miré a Luna, que solo tenía ojos para Marie, y vi que los tenía llenos de lágrimas. Pero sonreía. Creo que sonreía realmente por primera vez en todo lo que yo la había visto de ella.

Se levantó y la abrazó con fuerza.

- Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias.

- Pero con una condición. - Respiró hondo, y la tensión volvió por un momento. - Deja de vestirte de rosa.

Puntos suspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora