¡No Soy Una Princesa! - Klance

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¡El príncipe ha nacido!

Se celebra en las calles cercanas al castillo, las distintas razas celebraban conversando animadas entre sí, tomando y bebiendo a montones, el nuevo heredero había nacido, habían rumores que empezaban a correr detrás del anuncio del nacimiento, unos decían que en realidad era una princesa la que había nacido, estos en su mayoría estaban borrachos, otros decían que tenía los ojos de su madre, y el cabello de su padre, lo único de lo que todos tenían asegurado es que la belleza de este era la misma que la de su madre, la reina Krolia, que a pesar de parecer una humana común y corriente, marcas violetas atraviesan sus mejillas, un tono que no pertenece a ninguna de las razas conocidas, este color hasta llega a ser imposible en la naturaleza, solo encontrado en las gemas reales, y muy escasas flores.

Al pasar de los años ya se conoce más del joven príncipe, ahora conocido con el nombre de Keith, los rumores fueron confirmados -obviamente dejando lado el de la princesa-; muchos quedaron maravillados con su bella apariencia de piel blanca de porcelana, otros asombrados por su fuerza y habilidad a la hora del combate, esto rebelado a su corta edad de 8 años, al fracturarle el brazo al rey.

Keith en su etapa de adolescencia se sentía agobiado, siendo príncipe y heredero del trono tenía prohibido participar en los combates en los que su madre estaba. Siendo obligado a estudiar horas y horas en la biblioteca, esto no era vida para el testarudo príncipe, y cansado de la rutina decide escapar y vivir algo nuevo, y escapa de su tediosa rutina en el castillo, queriendo encontrar su destino por cuenta propia.

Aquí empieza su aventura.