|propoѕιcιón|

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capíтυlo 37: jυnтoѕ por ѕιeмpre

–No, no, definitivamente no –Keith negó con los brazos cruzados.

–Es algo que debo hacer, es por nuestro bien –Lance acarició la mejilla de Keith.

–No hagas eso, es raro –el príncipe apartó su mano.

Lance frunció el ceño molesto, pero Keith no pudo ver esto, pues su rostro estaba siendo cubierto por un casco, Lance estaba cubierto con una pesada armadura, preparado para enfrentarse a Shiro en la justa.

–Voy a ir, quieras o no, lucharé por nosotros –Lance tomó la mano de Keith y la acercó a él con la intención de besarla, pero el casco lo dejó en ridículo.

–Como sea –Keith bufó con una sonrisa.

Tomó a Lance de los lados del casco y le dio un beso donde se supondría que están los labios, después salió del vestidor dejando a Lance completamente rojo, aunque esa confianza con la que hizo eso desapareció al momento de salir del lugar, su rostro se encendió en rojo vivo y sin perder tiempo fue a las gradas para ver el desastre que estaba a punto de pasar.

Lance salió caminando como si un hombre de hojalata tuviera vida y recién estuviera aprendiendo a caminar, llegó a su caballo y con ayuda logró montarlo, arriba de este le entregaron la lanza con la cual tendría que hacer caer a Shiro o algo así, empezó a temblar al sentir como el caballo empezó a moverse y más cuando vio a Shiro del otro lado.

Uno de los sirvientes de los reyes introdujo a los participantes, la algarabía del publico no hacia más que poner a Lance nervioso, un hombre tocó una trompeta iniciando la justa, su caballo empezó a avanzar por sí solo, galopando cada vez más rápido, cuando estaba a pocos metros de Shiro, cerró los ojos y sostuvo la lanza con fuerza, cuando volvió a abrir los ojos, vio el techo de la enfermería.

Su cabeza dolía, y se sentía mareado, se levantó, de la cama en la que estaba recostado, cuando su vista se enfocó frente a él, estaban todos sus amigos y Keith esperándolo.

–¿Qué... pasó? –Lance preguntó lleno de dudas.

–Ganaste –Pidge respondió ocultando sus ganas de carcajearse en ese momento.

–Oh sí, hiciste caer a Shiro –Hunk intentó seguir a Pidge.

–Y estabas tan emocionado que, al ganar, terminaste por desmayarte –Allura no pudo ocultar unas risitas, la albina tenía una medalla de arquería brillando en su cuello.

–Shiro está en este momento con su novio, si te preguntas, te felicita por tu victoria –Keith habló entre dientes.

La verdad es que perdió, segundos después haber cerrado los ojos, sus amigos inmediatamente lo recogieron y lo llevaron a descansar, por su parte Shiro se sintió culpable y confesó que todo era una broma, lo único que era verdad, era que Shiro estaba con su novio, este está atendiendo el morado que quedó en su mejilla pues, Keith le pegó un fuerte puño en esta. Keith acompañó a los amigos de Lance, y después de hablar unas cuantas horas en las que Lance seguía inconsciente, se hicieron amigos, y Keith les pidió el gran favor de mentir.

–Eso sonó un poco extraño, pero desmayarme en un momento como ese es algo que yo haría, así que tiene sentido –Lance sonrió orgulloso de sí mismo.

–Ahora que estas despierto, vamos todos afuera a disfrutar lo que queda –Hunk propuso.

Todos aceptaron y salieron del lugar, quedando de ultimas la pareja desastre, así es como Allura les llamó cuando Keith narró por todo lo que pasaron, Lance y Keith se tomaron de la mano, y caminaron detrás del grupo, jugaron distintos juegos que quedaban en la feria, hasta que atardeció, la mismísima reina invitó a los aventureros a quedarse en el castillo, rápidamente todos incluyeron a Keith en el grupo y pasaron divertidas horas juntos.

¡No Soy Una Princesa! - KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora