|тaza de тé|

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capíтυlo 5: dυrмιendo en el тejado.


Tras escuchar el sonido, el desconocido se levantó, mostrando ahora un ceño fruncido, sacó dos tazas que no se fijó que también había lavado, y tomando su misma capa de guante, tomo de la manija de la tetera y sirvió el té, algo que podía notar eran sus movimientos agraciados al realizar dicha acción, como si lo hubiesen entrenado para hacerlo perfecto.

Regresó con las tazas y las dejó sobre la mesa, soplando un poco para enfriarlo y tomando pequeños sorbos, se detuvo de golpe y dejó la taza de golpe sobre la mesa, haciéndolo despertar de su ensoñación.

–¿Por qué no tomas?, además no dejas de tener la mirada perdida, ¿estás bien?

–¡Disculpa!, sí estoy bien, solo sigo algo aturdido por el golpe –tomó de su taza, desviando la mirada, sin poder evitar un sonrojo más en sus mejillas.

–Está bien, entonces... retomo mi pregunta, ¿qué haces aquí?

No sabía si podría contestar esa pregunta sin sonar raro, no podría decirle "me caí del cielo y estoy perdido buscando donde pasar la noche" y menos decirle "me llamaste tanto la atención que decidí seguirte, y como todo un acosador te estuve observando", y una duda surgió, sí le llegaba a decir lo último, ¿qué tanto su ceño se podría fruncir?, pero no, no correría el riesgo de seguramente ser golpeado por él, así que decidió esquivar la pregunta con maestría.

–No puedo responder la pregunta sin saber el nombre de quien la formula.

Aquélla pregunta le había molestado, y lo notó por cómo su cara se volvía a tensar y achinaba los ojos.

–¿Y eso para que lo quieres saber?

–Ya sabes, para poder dirigirme correctamente a ti, después del desastre de cómo nos conocimos, sentí que era mejor presentarnos correctamente.

Lo pensó, después de todo ese falso contexto evitando la pregunta había dado resultado.

–Me llamo Texas, ¿y tú?

–Me llamo Lance, tienes ... ¿lindo nombre? –alagó dudoso.

–Dime Lance –con la mano que tomaba antes su té, tomo la mano contraria que se encontraba libre sobre la mesa y la acarició– ¿qué haces aquí?

El pobre chico se tensó, y su piel se erizó al tacto, era todo un nudo de nervios y sentía como empezaba a sudar.

–Yo... solo quería... –con sus uñas empezó a rasgar la mesa nervioso, al sentir aún su mano.

–¿Tú querías qué?

–Yo... ¿quiero ir al baño? –esquivó otra vez aun más nervioso que antes.

En respuesta escuchó un suspiro pesado y con la mano que no noto oculta, sacó el cuchillo con el que antes lo había ayudado, y lo enterró en la mesa cerca de la mano que ahora estaba siendo agarrada con fuerza.

Su cara pasó de estar roja a pálida, ahora temía por su vida, tenía un loco enfrente, y lo miraba de una manera que dolía, sus ojos eran fríos y punzantes.

–Responde –exigió.

–¡Te seguí hasta aquí!

–¿Por qué?

–Porque yo...

–Solo responde –estaba realmente molesto, parecía que partiría la mesa a la mitad por la fuerza que hacía sobre el arma.

Asustado, gritó su segura sentencia de muerte –¡Yo quiero dormir contigo!

Silencio.

El amenazante chico, ahora estaba mirándole de una manera asfixiante, parecía sicópata, al momento que sacó su cuchillo y lo levantó al aire

¡No Soy Una Princesa! - KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora