|escape|

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capíтυlo 18: no мe ѕυвeѕтιмeѕ.

Lance volteó a ver a Keith, viendo como quedarían las joyas robadas en su cuello, pero de hay notó algo, el no era el único que tenía los ojos puestos en Keith, entró en pánico al notar como no traía su antifaz puesto.

Sudor frío pasó por todo su cuerpo y sus manos empezaron a temblar, los nervios de ser descubiertos le carcomía.

–Mira mamá, ¡es él príncipe y un lindo gatito! –la niña señaló a los mencionados, causando que más miradas se posaran en ellos.

Los curiosos detuvieron su andar y se ubicaron frente a Keith obstaculizado el paso, Keith salió de sus pensamientos y los miró de mala manera, preguntándose qué pasaba, pero al momento de estar apunto de apartarlos del camino, escuchó como se referían a él como "príncipe" y hacían preguntas que por el pánico Keith no entendía.

Las personas empezaron a amontonarse cada vez más, la respiración de Keith era errática, las grandes multitudes no eran lo suyo y menos cuando todos estaban pendientes de él.

Una cálida mano se posó en su sudorosa mano, entrelazó sus dedos y dio un fuerte pero reconfortante apretón, no estaba solo, regresó a ver el dueño de esa suave mano, conectó su mirada con esos hermosos ojos azules, nunca había visto el mar, pero no era necesario para saber que la tranquilidad que esos ojos emanaba era la misma que la de un mar en calma.

Tenían todo un mundo a su alrededor, proclamando atención, pero esos ojos que le decían "todo estará bien", era lo único que importaba, tomó un suave suspiro cerrando sus ojos, y al abrirlos, empezó a correr con Lance de la mano, abriéndose paso entre la gente, empezó a correr tanto como sus piernas soportaban, el cansancio empezó a hacerse presente, empezó a bajar la velocidad, pero eso no era lo indicado, estaban en plena huida y aún faltaba salir del lugar, es decir correr más de lo que sus piernas pueden.

En un movimiento rápido y ágil, Lance se ubicó frente a Keith, se puso de cuclillas dándole la espalda y agarró sus muslos, así cuando se levantó las piernas de Keith rodeaban la cintura de Lance y sus brazos se enrollaron en su cuello, sujetándose de no caer, ahora Lance continuó con  la huida y era más rápido y ágil al esquivar a las personas enfrente.

Nyma acomodaba una pila de manzanas a la venta, pero un Lance pasó a toda velocidad creando tras de él un viento que desacomodado el cabello de la rubia que tanto le costó arreglar en la mañana, eso se lo descontará a su paga, posiblemente no tendrá paga en un futuro.

Pasaron por un camino distinto al de ida por si los estaban siguiendo, pasaran un rato fuera de la cabaña para no correr peligro, llegaron a un lugar distinto al mercado en el pueblo, eran las viviendas de la gente, por suerte el lugar estaba solo, todos salieron para ir a trabajar o comprar en el mercado, dieron un pequeño paseo por el lugar, habían perros merodeando por el lugar, estos ladraban al ver a Lance, él se abrazaba a Keith mientras que su pupilas se dilatan y su pelo de la cola se eriza, Keith reía ante las reacciones de Lance, los pucheros y reproches de Lance no se detenían, no le gusta que Keith se burle de él.

Lance confiado al entrar en una calle sin perros, pasó su brazo sobre los hombros de Keith y empezó a contar chistes, unos como ¿por qué marmora (la gallina) no puede cruzar la calle? y otras tonterías que a muchos no les haría gracia, pero Keith reía con cualquier final inesperado o tontería que dijera, la risa de Keith era tan contagiosa que Lance terminó riendo de igual manera, escandalosa. 

La risa de ambos se detuvo al ver a un grupo de altos y musculosos hombres conversando entre ellos, Lance afirmó su agarre sobre sus hombros y Keith se arrimó más pasando rodeando su mano por su cintura. Pasaron al lado del grupo siendo lo más discretos posible.

 –Pero miren lo que tenemos ahí, ¿la princesita escapó o habrá sido rapada por ese gato? –él que parecía ser el líder del grupo comentó burlón.

 Sus compañeros empezaron a reír, el líder se acercó y detuvo a ambos chicos del hombro y les hizo frente, sonreía con una asquerosa sonrisa de dientes caídos, los hizo separar de un empujón, agarró con fuerza el brazo de Lance pasó su otra mano a la cabeza de Lance y jaló su oreja haciendo a Lance soltar un quejido levemente agudo mientras que lo veía con odio, la fuerza que aplicaba en su brazo era tanta que no lograba moverse. 

–¿Qué pasa si nos llevamos al minino del príncipe? ¿cuanto será la recompensa por su mascota de vuelta? –jaló con más fuerza de su oreja.

Los secuaces sujetaron Keith de ambos brazos, forcejeaba pero no le permitían moverse, observaba con terror la escena en que Lance era golpeado y sometido con fuerza, empezó a llevarse a Lance, enterraba sus garras en sus brazos, daba fuertes puños y patadas, pero al parecer sus musculosos brazos y cerebro pequeño no le hacían sentir tanto dolor, recibió un golpe en la nariz que empezó a sangrar y recibió otro fuerte golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente.

–¿¡Por qué no me haces eso a mi cobarde!? yo soy el príncipe, ¿¡por qué no me llevas a mi, idiota!?

–¿Crees que soy idiota niño?...

–¡Sí!

–¡Dejame terminar maldito! ¡¿Sabes lo que me pasaria si descubren que secuestre al príncipe?! ¡Me mataran!, por eso prefiero quitarle un juguete al caprichoso príncipe y tengas que darme una buena recompensa para que te lo regrese.

La sangre de Keith ardía, no permitiría que eso pasara, no permitirá que se lleven a Lance de su lado.

–Par de idiotas, llevenlo al castillo, allá él les dará el dinero y regresarán con el dinero, sin éste, él se quedara como mi mascota. 

El líder se dió la vuelta y los secuaces empezaron a forcejear para llevarlo, Keith en un arranque de furia, se soltó y los golpeó a ambos en el rostro, dejándolos a ambos tirados en el suelo, se dirigió hacia el líder y le hizo frente, extendiendo sus brazos hacia ambos lados, dando a entender junto a su enojada mirada que no lo dejaría seguir. Recibiendo una cara de molestia.

–¿Cómo pudiste?

–Dejaste a un par de debiluchos a mi cargo –Keith sonrió con venganza en su mirada– están inconscientes en el piso si te preguntas por ellos.

Volteó a ver y en efecto, estaban dos cuerpos sin movimiento alguno en el suelo, el ceño del desconocido se frunció aún más con molestia, dejó al felino en el suelo y se acercó al príncipe, intentando intimidar con la diferencia de altura.

–No creas que te tengo miedo, conocí a alguien más alto y musculoso que tú, solo eres un tonto que intenta hacerse el terrorifico.

Levantó su puño al aire y estaba por acertarlo en la cara del príncipe, pero este se movió con rapidez y esquivó el puño, Keith sabía contraatacar con golpes, así que le daría donde más duele, literalmente. Mandó a una patada a su zona baja que lo hizo caer de rodillas y con una certera patada final en el pecho que lo hizo caer al suelo, intentó levantarse pero un fuerte puño en su mejilla lo dejó inconsciente en el suelo.

Los jadeos de cansancio de Keith se fueron calmando, fue hasta Lance y se puso de cuclillas, acariciando su mejilla que tenía sangre seca de su nariz, la culpabilidad se amontonaba en su pecho, y le pesaba la cabeza, soltó una pequeña lagrima y se limpió con brusquedad los ojos, no podía mostrar debilidad en ese momento, contuvo las lágrimas que estaban por salir, se acercó su rostro y besó su frente, lo cargó en su espalda y empezó a caminar de regreso a casa.

¡No Soy Una Princesa! - KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora