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capíтυlo 2: perdιdo en el вoѕqυe.

–Entonces, el rey y la reina Krolia enamorados... –el curandero fue detenido por la escandalosa voz del castaño.

–Hunkie Dunkie, esa historia ya nos la sabemos, sobre cómo la bella princesa del reino nació en estas tierras –suspiró, y con una sonrisa en los labios miró las tierras que se encontraban bajo sus narices- Sería asombroso conocerla...

–Uh, Lance creo que te equívocas, realmente ... –ahora la más pequeña fue callada.

–No, yo nunca me equivoco –dijo con aires de supuesta seguridad.

–Como digas Lance, pero sujetate bien –lo reprendió Shiro molesto por su actitud arrogante.

Haciendo caso omiso a las palabras del mayor aligeró su agarre del dragón albino confiado de si mismo.

–Chicos sujétense bien que estamos por pasar por una fuerte ráfaga de aire –advirtió la albina al notar como su dragón no se paraba de sacudir.

Y como nadie, bueno, cualquiera que no conociera a Lance, le sorprendería como este se encontraba roncando, con la cabeza posicionada hacia atrás y un hijo de saliva escurriendo por su comisura.
La arquera e invocadora al entrar a dicha ráfaga le sorprendió un sonido más fuerte que el viento chocando contra sus oídos, y este era el grito de Lance al caer de esa gran altura hacia un frondoso bosque, y como si adivina fuera, o solamente ya se lo esperaba, la pequeña barbara tomó una piedra envuelta con un papel con una nota escrita de su bolsillo y la tiró en la dirección que se veía un agujero en la copa de los árboles.

–¡Auch! ¡eso dolió! –exclamó tras caer de trasero del árbol en el que se encontraba atascado– ¿dónde estoy? –se cuestionó al ver el lugar desconocido en el que había caído.

Con curiosidad se levantó del suelo y tras limpiarse de la tierra que quedó en su vestimenta, se aventuró a caminar por el desconocido lugar, intentando recordar cómo es que llegó a este paradero, estaba confundido y un poco mareado después de todo la caída fue algo estrepitosa, poco a poco imágenes en su cabeza se iban recreando, estaba él, junto a Pidge, Hunk, Shiro y Allura surcado los aires sobre el dragón de la albina, se dirigían hacia unas montañas que se supone que era el destino del viaje, pero, ¿porqué se encontraba ahí? y lo más importante ¿porqué una roca que cayó del cielo casi le vuela la cabeza?.

Asustado por la casi causa de su muerte, se acercó a dicha piedra envuelta por una hoja de papel, al desenvolver noto un mensaje escrito, y ya pensaba que ese día no podia ponerse peor.

"Para: mi tonto Lance

Como supuse, te quedaste dormido durante el viaje, y ahora te encuentras perdido en un lugar del que no tienes ni idea, y como te advertí antes de que este era un viaje importante y no hay tiempo que perder, así que te dejaremos solo hasta que acabemos con la misión, y no te preocupes, guardaremos un poco de la recompensa para ti, y también hablaremos de ti con unas chicas del lugar, a ver si alguna se interesa por ti, y si quieres convenceré a Hunk para que te cocine algo, no quiero que estés molesto con nosotros, y además sabes que te lo advertí.

Con amor y decepción
-Pidge"

Aún no lo podía creer, releyó una y otra vez dicha carta y no podía. Lo habían dejado atrás, lo único bueno que tenía la carta era que demostraba el amor combinado con cierto falso desprecio de parte de la menor, la quería mucho aun que solía golpearlo cuando la llamaba "hombre" o "pequeño".

Poco a poco que iba recordando pero ya de una manera no muy clara lo que pasó durante el viaje, imágenes de bellas mujeres que salían de las nubes llamándolo llegaban a su cabeza, y después veía como al tomar la mano de una de ellas está lo jalaba haciéndolo caer. Aunque aparecer eso solo fue un sueño.

Era casi imposible sobrevivir a una caída de tal magnitud, pero nada es imposible para el gran Lance, pensaba el felino.

Aún mareado y tambaleante caminaba por el tan hermoso lugar, esas ardillas se ven deliciosas, pensó hambriento al leer que Hunk cocinaría. Aparte de eso también se preguntaba cómo pudo caer de esa manera si los gatos siempre caen de pie, y el dolor en su trasero decía lo contrario.

Pasaron alrededor de dos horas buscando algún rastro de civilización o un lugar donde pudiera pasar la noche. Y lo único que encontró fue una fuente de la cual no dudo en refrescarse, estaba sediento.

Y un don de ese felino era dormir en casi cualquier lado, un don que parecería casi inútil la verdad, pero simple, le encantaba. Y como cualquier gato dispuesto a dormir se acomodo a dormir bajo un árbol donde le daba sombra, tras esto tendría que quedarse inmediatamente dormido pero los rugidos de su estómago se lo impedían, posiblemente el nació con un león pero se lo comió y ahora viven su estómago, o eso le decía su cariñosa madre cada vez que tenía hambre y llegaba a la cocina con su estómago hablando por él.

Y como si su león fuera el rey del bosque en ese momento, una ardilla bajó de su árbol hasta esconderse en un arbusto. Yo no soy de esos, se decía a sí mismo al ver como su león interno alentaba a atacar a la pequeña e indefensa criatura.

Miró alrededor, cerciorándose de que nadie en ese solitario y abandonado bosque estuviese mirando, se acercó sigilosamente a dicha vegetación para después adentrarse a esta y luchar con la maleza que le impedía moverse para atrapar a su presa.

Todo iba perfecto, lo había atrapado, nula resistencia y era regordeta y adorable, hoy sí que comeré a gusto, pensó recordando como era regañado por sus amigos por comer roedores por ser supuestamente desagradable, sobre todo la molesta de Pidge que hacía cara de asco y lo miraba con repudio, esa pequeña no entendía sus instintos. Con presa en mano y una fogata en mente están dispuesto a salir victorioso de la vegetación.

Pero como si el mundo entero estuviera en su contra, una flecha entró cortando el arbusto y cayendo enterrada a sus pies. Por el susto aligeró la presión en su mano, dando la oportunidad de escape que se suponía que sería su comida.

Indignado salió del arbusto encarando a la persona que se atrevió a lanzar esa flecha. Y gritó lo primero que se le vino a la mente.

–¡Hey, ¿qué te pasa?!, ¿quién eres? –exclamó enfurecido viendo como su presa escapaba.

Aun con la mira fija en el roedor, no esperaba ver una flecha que le atravesaba el cuello al pobre animal cayendo en el suelo sin salvación, sorprendido salió de sus pensamientos, vio la fuente de dichas flechas, con su mirada fija y boquiabierto, y con lo que vio, resulta que ese día tan malo, no era tan malo después de todo.

Amo cuando me inspiro.

¡No Soy Una Princesa! - KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora