capíтυlo 9: no мe agradan.
–¡Esto será genial!
Lance se encontraba organizando y limpiando la cabaña, Keith por su parte se encontraba refunfuñando mientras barría enfrente de la cabaña, una tontería, estaban en un bosque.
– ¡Esto es ridículo! –Keith con frustración rompió el palo de escoba a la mitad y lo tiró al suelo haciendo una rabieta cruzándose de brazos.
– Si no ayudas con eso por lo menos, no te daré el pie de manzana que prepare para la fiesta.
Con aún más frustración recogió los palos de escoba y los tiró lejos, reemplazandolo por una completa, y gruñendo sin parar haciendo impacientar al felino.
–¿¡Qué te sucede!?
–Esto es ridículo, por que tengo que barrer un lugar que se ensucia después.
–Tienes razón, solo me gusta molestarte –una sonrisa felina apareció en su rostro– además así sientes lo que yo sentí con mi mamá.
Keith arrojó aún más lejos la nueva escoba restándole importancia a que esta es la última, cruzando los brazos nuevamente y empezando una nueva rabieta.
Ya llevaban casi dos semanas conviviendo bajo el mismo techo, que parecían pasar volando, su rutina diaria siempre igual, despertar, pelea mañanera, desayunar, salir de caza o exploración, pelea en el bosque, regresar a casa, comer la cena, pelea nocturna, y por último la despedida de buenas noches. Esta última era cada vez más extraña, se la pasaban tan bien juntos que a la hora de despedirse, la evitan, y hacen otras cosas, pero cuando ya es tan tarde que se escuchan a los lobos aullar, causando que Lance tiemble y quiera subir sobre el tejado para estar seguro, cuando llega el momento, no puede ser más incómodo, no saben cómo despedirse o que decir, como si quisieran evitar la despedida, pero la costumbre no les deja.
–Tienes que ayudarme, ¡esto será una gran fiesta!
–Uno, no es una fiesta, es una reunión, dos, a que gran fiesta solo asisten tus dos amigos que apenas conoces.
–Vamos Keith, tú eres el invitado de honor, tú podrás partir el pie que tanto quieres.
–A Marmora no le gustan las multitudes –Keith intenta evitar los pensamientos de él con su cuchillo favorito, cortando el delicioso postre que Lance preparó.
–¿Quién es Marmora?
Con el ceño fruncido señaló a la gallina picoteando el trozo de pan.
–La podemos dejar en tu habitación allá nadie la molestara.
–Bueno, pero me quedaré arriba con ella.
–No, eso no, los invite para que los conozcas y ellos te conozcan a ti. No puedes hacerme esto keef.
–Ugh, me recuerdas tanto al gato con botas cuando pone una cara tan tierna.
–Entonces ¿sí?, lo hago por tu bien.
–Esta bien, pero no vuelvas a hacer eso, ¿entendido?.
Lance asiente enérgicamente y le da un fuerte abrazo que deja a Keith sin aire unos segundos y una cara roja y enojada que Lance toma de resultado de la falta de aire en sus pulmones.
Ya caía la tarde y faltaba poco para que los invitados llegarán, Lance estaba emocionado y orgulloso de la mesa ambientada que se encontraba en la mitad de la sala, con una vela, un jarrón con una rosa que encontró, y un mantel, a saber donde consiguió todo eso, por su parte, Keith observaba como un sillón y una silla rota en la esquina, por lo menos había una ventana al lado.
ESTÁS LEYENDO
¡No Soy Una Princesa! - Klance
HumorHace mucho tiempo atrás nació el príncipe heredero del reino de la familia real Kogane, un reino prospero y lleno de diversidad sin prejuicios Al príncipe no le agrada la idea de pasar su vida sentado en un trono, así que el príncipe de nombre Keith...