|ιneѕperado|

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capíтυlo 34: nυevoѕ proвleмaѕ

Durante un buen rato hablaron con los reyes sobre cómo se conocieron y contaban las anécdotas de las fallidas confesiones haciéndolos reír a carcajadas, a Krolia ya le dolía el estómago, el rey por su parte los felicitó entre risas y les deseó mucha suerte para el futuro, de seguro la necesitaban. Mientras que los reyes reían sin parar, el pequeño dragón llegó hasta el regazo de la reina e inconscientemente ella con su mano libre empezó a acariciar a la pequeña criatura.

Lance no pudo evitar fijarse en los que ahora son sus suegros, la reina Krolia es una agradable mujer llena de energía, cabello corto con mechones de color fucsia, sobre su cabeza lucia una pequeña cornamenta similar a la del animal kúdu con una pequeña tiara —de seguro manda a hacer— acomodada en medio, con unas marcas de color morado sobre su piel y a pesar de llevar un elegante vestido, en la tela de sus brazos sobresalían sus músculos, era una gran mujer en todo el sentido de la palabra. Por su parte el rey era un hombre más calmado, cabello negro, sus cejas eran significativamente abundantes y con una cicatriz en una de ellas, con barba recién creciendo en su rostro, no era muy hablador a comparación de su esposa y sus espontáneos comentarios.

Lance consideraba tierno el hecho de que tenían sus manos entrelazadas y en sus anulares lucen sus brillantes anillos. La mano del rey empezó a ponerse roja por culpa de la fuerza que la reina inconscientemente hacia sobre esta mientras reía a carcajadas, el rey empezó a sudar, tiene dos opciones pedirle a su esposa que lo suelte bajo el riesgo de que la reina se moleste, o dejarlo pasar y perder la circulación de su mano, por lo visto eligió la última, pobre hombre. Afortunadamente la risa de la reina se aligeró y a su vez también el agarre de su mano se acercó al oído de su esposo y empezó a susurrarle, la reacción del rey pasó a ser de una de confusión a una de rendición.

–No es por interponerme en su linda relación, pero hay un inconveniente, resulta que la única manera de obtener la mano del príncipe es salir victorioso en unas competencias que se realizan que incluyen competidores de este y otros reinos.

Lance abrió los ojos con sorpresa, sabía que la vida siendo novio de un príncipe no sería fácil, pero definitivamente no se esperaba eso. Volteó a ver a Keith buscando algún tipo de explicación, pero la reacción de Keith era incluso peor.

–Mamá de qué estás hablando, ¿estás diciendo que yo soy solo un trofeo y no soy libre de decidir con quien debo estar?

La cara de la reina mostró nerviosismo, todo lo que había dicho era mentira, solo para jugarle una broma a su hijo, pero ahora sentía que no había vuelta atrás.

–Yora... Keith, esto no es algo que decida yo, es una tradición que se ha hecho durante generaciones, yo tuve que luchar por la mano de tu padre ¿cierto cariño? –Krolia le codeó al rey.

–Oh cierto, eso fue lo que pasó –el rey habló con nerviosismo.

Todos en la habitación notaron que todo eso fue un engaño, bueno, todos menos el príncipe y el felino los cuales tenían una crisis en su interior.

–Bien, como sea, hagan las todas las competencias que quieran –Keith habló altaneramente–, esto es lo peor que han podido hacerme.

El príncipe miró a los reyes con un ligero desprecio, se dio la vuelta y salió de aquella habitación dando pisotones y cerrando la puerta de un portazo, el pequeño dragón que se quedó dormido sobre el regazo de la reina despertó asustado por el golpe de la puerta. Todos se quedaron impactados y en un incómodo silencio, Lance carraspeo y miró a los reyes algo avergonzado.

–¿Cuándo se realiza la competencia? –Lance preguntó.

–Mañana –respondió la reina.

El silenció regresó, gracias a eso se escucharon claramente los pisotones en el exterior de la habitación que se detuvieron en frente de la puerta, la manija giró y se abrió la puerta, el príncipe de expresión molesta se asomó, había olvidado a alguien.

–Lance, ¿puedes venir conmigo? – sonó más a una orden que una petición.

En ese momento Lance se hubiera quejado, pero ese no era el momento indicado, así que sin chistar nada salió por aquella puerta, siendo perseguido por el pequeño dragón.
Cuando estaban ya lejos, la reina finalmente suspiró aliviada, al rey se le notaba que se sentía mal por mentir, por su parte los caballeros no tardaron en pedir explicaciones, las cuales Krolia tuvo que dar.

–Mientras que todos ustedes estaban lejos del castillo, se me ocurrió la idea de realizar competencias para mejorar los ánimos del reino, sin darme cuenta, otros reinos ya eran parte de la competición –Krolia explicó, lástima que la pareja ya no estaba ahí para saberlo.

Por otro lado, un molesto Keith arrastraba a Lance por los pasillos hasta llegar a una habitación con una gran puerta de madera, la cual el príncipe abrió sin demora y se adentró en ella, Lance algo temeroso por estar en un lugar desconocido lo siguió y quedó completamente sorprendido cuando vio que en su interior se encontraba todo tipo de armas, desde hachas, espadas, cuchillos y entre otras armas que ni siquiera sabía los nombres, todas ellas colocadas en estantes de una pared.

–Esta armería es asombrosa –Lance alagó el lugar.

–Esta no es la armería, es mi cuarto –Keith aclaró.

Lance se asustó por un momento porque perdió a Keith de vista, pero al despegar la mirada del arsenal de armas, lo que dijo Keith cobró sentido, el fondo de la habitación se encontraba un gran ventanal, una cama sobre la que grandes cantidades de ropa, esta gran cantidad de ropa salía de un enorme armario, finalmente Keith fue visible, llevaba una gris capa con capucha, tobilleras, una bufanda amarilla y un antifaz plateado mostrando un aspecto de anónimo.

–¿Y esa ropa? –preguntó Lance algo confundido.

–Ganaré esa competencia, no permitiré ser amarrado a nadie más –Keith aclaró removiéndose aquellas ropas y quedando en su ropa habitual.

–Entonces yo también participaré y ganaremos juntos –Lance habló emocionado.

–No, conociendo a mi madre seguro que organizó algo muy peligroso, no quiero que salgas lastimado.

Antes de que Lance pudiera protestar Keith salió de la habitación, el príncipe dejó esa ropa que lo haría pasar por incógnito sobre una mesita y sobre su cama había un desastre de ropa, e inmediatamente se le ocurrió una idea. El pequeño dragón se metió entre la pila de ropa y al salir tenía un vestuario similar a una túnica gris, la tomó y encontró un pañuelo azul junto a unos goggles, Lance también puede jugar al mismo juego.

conтιnυará...

Pediría disculpas por al demora pero comprobé en el capitulo anterior que nadie me va a perdonar :')

¡No Soy Una Princesa! - KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora