El inspector

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Dicen que uno no elige de quién se enamora, creí que aquel pensamiento era un error luego de que termino mi primer matrimonio y nos divorciamos. Tuve que marcharme lejos, mi ex marido era un hombre violento; si hubiera sido más observadora, me hubiera dado cuenta que habían varias señales de que él era un mal hombre. Hubiera podido elegir no enamorarme de él, al igual que del inspector que investiga los recientes y violentas muertes que han sucedido en nuestro vecindario...

Luego de un tortuoso divorcio y para alejarme del constante acoso de mi ex. Sadaharu, un viejo amigo de la universidad me ofreció mudarme a su ciudad natal, llamada Fogtown. Sus padres son dueños de un pequeño negocio de antigüedades en el centro de la ciudad y buscaban alguien de confianza que lo atendiera ahora que había decidido retirarse; además de trabajo me ofrecieron el pequeño departamento que estaba conectado al negocio. Con esas facilidades, acepté de inmediato;

quería alejarme del caos en el que se había convertido mi vida y recuperar mi estabilidad. Dejé atrás mi vida anterior, empaqué mis pertenencias y en poco tiempo, me mude para la ciudad de la niebla, un lugar turístico con bastante actividad desde el alba.

Sadaharu me ayudó en la mudanza, me enseñó cómo atender la tienda y en poco tiempo, me acostumbre a vivir en aquel lugar rodeada de extrañas piezas y ese peculiar olor que desprenden las cosas antiguas. Me sentía feliz y con un ánimo renovado, por fin tenía un hogar en el que me sentía segura y una clientela que se sentía a gusto con mi presencia.

Como gustaba de la pintura al óleo, Sadaharu me animó a vender mis cuadros y con eso comenzaron a llegar nuevos clientes... entre ellos, un inspector que investigaba los recientes casos de feminicidios que se habían dado por nuestro vecindario y que curiosamente habían iniciado poco tiempo después de que llegué a la ciudad.

El nombre del inspector es Raley Belmont, llegó a la tienda como otro cliente más. Me pareció demasiado joven para ser inspector, pero su placa así lo indicaba. Cuando apareció el primer cuerpo entrevisto algunos de los lugareños, incluyendome. Entró a la tienda mientras miraba los artículos en exhibición y se quedó un largo rato viendo mis pinturas.

 Entró a la tienda mientras miraba los artículos en exhibición y se quedó un largo rato viendo mis pinturas

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—Son curiosas— musitó sin quitar la vista de la pintura.

—¿Lo cree?— recuerdo que le pregunté mirando mi obra, mientras bebía un poco de café. Era un sábado por la mañana, vestía un suéter que me quedaba grande y unos jeans, mi cabello era un desastre como siempre, unos rizos se escapaban del improvisado chongo que había elaborado en mi cabeza.

—Sí, pareciera que la artista quisiera envolverte con sus sentimientos... es atractiva, seductora diría yo— concluyó.

Yo solo me sonreí y baje la cabeza apenada, era la primera vez que alguien escribía mi arte como "atractivo y seductor".

—Me alegra escuchar eso, creo que podré pintar más con comentarios así— solté sonriéndome.

En ese momento él alzó su vista de la pintura y me miró sorprendido con su par de ojos grises, como si hubiera caído en cuenta de que yo era la autora.

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