28 de junio de 2018
Contaban las personas que en el nacimiento de Yoru una serie de sucesos extraños se habían presentado. Para empezar, nació durante una lluvia que se convirtió en tormenta y evitó que su madre fuera a un hospital. Se quedó atrapada en su hogar y con tan solo la asistencia de una vecina, dio a luz a un niño de piel morena y cabello blanco, de ojos tan azules que parecían grises y que en el centro de ellos parecían tener una mancha roja que confundieron con sangre.
Creció siendo un niño alegre y en ocasiones, se le veía platicar solo; creyeron que quizás se trataba de algún amigo imaginario propio de su edad. Pero Yoru aclaraba con mucho énfasis que se trataban de sus amigos de piel quemada y ojos rojos, a los cuales afectuosamente bautizó como "Gente Humo". Les explicó a sus padres que eran gente que ya había muerto pero se quedaron ahí para proteger a los suyos, como su hermano Aoshi, quien en ocasiones solía sentarse en su cama para contarle historias y lo cuidaba mientras dormía.
Sus padres quedaron impactados al escuchar el nombre de "Aoshi" porque nunca le habían hablado a Yoru acerca del bebé que perdieron antes de tenerlo a él. Fue algo difícil de aceptar para sus padres pero no se horrorizaron del don que poseía su hijo, si no que al contrario, compartieron su fortuna con otros. La gente iba a casa de los Shinomori para ver a Yoru y poder hablar con sus familiares que ya no estaban en el plano terrenal.
Cuando Yoru era pequeño no entendía muy bien lo que hacía su familia con su don pero conforme fue creciendo, se sintió incómodo de que su casa siempre estuviera llena de personas extrañas que deseaban aprovecharse de su habilidad. Se preguntaba constantemente si alguien pensaba en él de forma sincera o si solo Aoshi se preocupaba por él. Aunque últimamente, su hermano ya casi no hablaba con él, tal vez, debido a la gran cantidad de "Gente Humo" con los que Yoru tenía que tratar y hablar diario
Hartó de recibir visitas y de las fiestas frecuentes que organizaban sus padres para ello. Yoru se encerró en su cuarto y le pidió de forma amable a la "Gente Humo" que lo dejarán a solas; ellos que estaban agradecidos con él, obedecieron sus palabras sin chistar. Yoru se había percatado que la gente humo lo respetaba y también, lo obedecían sin cuestionarlo.
En la soledad de su cuarto, cerró con seguro la puerta de su habitación y se dejó caer sobre su cama. Fijo su vista en el techo y encontró las estrellas fosforescentes que alguna vez de niño había pegado con su mamá. Extrañaba aquellos días, cuando sólo era él y sus padres, él y Aoshi; se sentía tan solo como nunca se había sentido en su vida.
De pronto, un extraño humo comenzó a colarse por las ranuras de la puerta cerrada de su cuarto. Yoru no se percató de ello hasta que Aoshi se materializó frente a él y sin decir nada, le advirtió del peligro y señaló una mascada negra que su madre había olvidado dentro de su cuarto.
Yoru vio el humo y enseguida comprendió lo que Aoshi quería que hiciera. Se cubrió la boca con la mascada y abrió la puerta de su cuarto para buscar a sus padres.
Encontró toda su casa a oscuras, la luz se había ido y de pronto, cayó en cuenta que la música de la fiesta había parado hace un rato. A tientas y sin dejar de cubrir su nariz, caminó por el pasillo que conducía a la sala donde sus padres y sus invitados se encontraban conviviendo. Cuando finalmente llegó, el panorama fue impactante, tanto sus padres como los invitados se encontraban inconscientes en el piso.
—¡Mamá!— gritó Yoru aproximándose al cuerpo de su progenitora. Al hablar, aspiró un poco del humo, lo que le hizo toser y sentirse mareado. Volvió a cubrirse la boca y con su mano libre intentó despertar a su madre pero fue en vano, lo mismo intentó con su papá pero resultó igual de ineficiente.
Escuchó sonidos en la puerta principal y sintió que las puntas de su cabello se erizaban. Corrió a ocultarse en la cocina y se metió debajo de la mesa bajo el resguardo del largo mantel que la cubría. Esperaba que quienes fueran los invasores de su hogar, no lo encontrarán pero sobre todo no le hicieran daño a sus padres.
—¿Quienes son ellos?— escuchó la voz de un hombre a lo lejos.
—Los padres y sus clientes— escuchó que contestó la voz de una mujer.
Sus pisadas eran ruidosas y parecían revisar cada rincón de su casa, como si buscaran algo en especifico. Yoru sintió que el corazón le latía con fuerza con cada ruido que escuchaba y sintió que moriría de miedo cuando vio un par de botas negras asomarse desde la entrada de la cocina, se hinco sin dejar de apretar la mascada contra su rostro para evitar hacer cualquier sonido.
—¿No está en la habitación?— escuchó preguntar al hombre nuevamente.
—No— contestó la mujer desde la cocina
—Debería estar aquí... No lo entiendo—
—¿Y si escapo?— sugirió la mujer.
—No, debe estar aquí. Tenemos que encontrarlo y eliminarlo, es la reencarnación del demonio de ojos rojos, sí sabe lo que es y aprende a manipular a esas cosas, no sabemos qué daño puede hacerle a nuestra comunidad— dijo el hombre y entró a la cocina para encontrarse con la mujer.
Yoru sin entender bien a lo que se referían ni poder contener más la respiración, salió corriendo de su escondite y corrió hacia la puerta trasera que daba hacia el patio. El hombre y la mujer lo persiguieron y cuando Yoru abrió la puerta para huír, se encontró con tres gentes humo con forma física; se sorprendió tanto que olvidó por un momento que estaba siendo perseguido.
—Te protegeremos... corre. Vete con ellos, te llevarán a nuestro hogar, tu no perteneces aquí— dijo él primero que se aproximó a él y al escuchar su voz, reconoció la voz de su hermano Aoshi.
—Aoshi...— Pronunció Yoru y quiso tocarlo. En ese instante su hermano fallecido, se convirtió en un lobo hecho de sombras y humo que se lanzó al ataque detrás del hombre y mujer que lo perseguían.
Yoru vio como Aoshi, ahora convertido en lobo, de un tajo le arrancó la garganta al hombre y luego, se lanzó contra la mujer para morder su rostro. La otra " gente de humo" le tomó de la mano y se dejó llevar por ellos; se sentía tranquilo y protegido a su lado pero había algo que le molestaba...
¿Quién o qué había sido el demonio de ojos rojos y por qué podía mandar sobre la gente humo? ¿Acaso el demonio de ojos rojos era alguien malo?
Fuente de las imágenes: Zerocha.net
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Estambrisueños
ContoMuchas veces soñamos cosas que parecen sacadas de una historia. Este es mi diario de sueños, tan enredados como la hebra de una bola de estambre, donde cualquier cosa es o puede ser posible... Ven, te invitó a soñar. Sigue la hebra hasta el final...