02 mayo de 2019
Ya había pasado una hora desde que había llegado a la casa de Asato, habíamos quedado de salir juntos a cenar pero a estas alturas dudaba que lo hiciéramos. Una llamada del trabajo lo ocupo como siempre y aunque me considero una persona comprensiva comenzaba a impacientarme. Pensé en todas las horas en que había tardado en arreglarme y escoger la ropa para nuestra cita. Me sentí tan tonta por haberme esmerado tanto, no quería que se diera cuenta que había hecho todo lo posible para lucir bonita para él.
Desde el sillón alcanzaba a escuchar fragmentos de su conversación, parecía molesto y eso solo ocurría cuando alguien no había hecho las cosas bien. Sabía muy poco acerca de sus proyectos, no le gustaba conversar mucho acerca de su trabajo, solo sabía que se dedicaba a investigar en el campo de la medicina y era algo que le había sacado a regañadientes. Cuando estábamos juntos no hablábamos mucho de nuestros trabajos, solo sabíamos que nos ocupaba todo el día y el poco tiempo que pasábamos queríamos disfrutándolo con las nimiedades de la vida. No había algo definido entre nosotros, solo una clase de acuerdo de compañía mutua; él no parecía ser el tipo de persona que hablará abiertamente de sus sentimientos y por supuesto, yo no quería presionarlo, me gustaba que las cosas se desarrollaran de manera natural aunque era bastante evidente que yo empezaba a tener algunos sentimientos por él.
—Lo siento, el trabajo—salió del cuarto suspirando cansado.
—No te preocupes, sé que tu trabajo es importante. —Sonreí soltando un suspiro.
—Si quieres...— dijo él cuando lo interrumpí.
—Podemos pedir una pizza y ver una serie si quieres, ya es un poco tarde para salir— dije tratando de sonar convincente; en realidad, me apetecía salir con él...
—Te dije que saldríamos y eso haremos ¿Además no te pusiste tan guapa para que saliéramos?— dijo susurrándome aquello último muy cerca del oído.
Lo miré apenada y corrí hacia la puerta de entrada con la mano en mi oído. No quería que viera mi cara sonrojada. Empezaba a sospechar que él ya estaba al tanto de mis sentimientos.
—Si vamos a salir apresúrate y deja de estar jugando...— dije con un tono molesto.
Ambos salimos de su departamento y sentí una leve corriente de viento frío. En seguida me arrepentí de no haberme traído una chaqueta, no sé por qué pensé que un vestido sin mangas y unos leggins serían adecuados para una velada nocturna. Me pase las palmas de mis manos por los brazos para darme calor cuando Asato se quitó su blazer y me la puso encima.
—Espera, abre la puerta, tomaré mi suéter. Olvide uno aquí la última vez que vine— le dije apenada de darle tantas molestias.
—Está bien, no tengo frío— dijo él encogiéndose de hombros y tomó mi mano para que lo siguiera.
—Pero...— estaba pensando objetar de nuevo pero él puso un dedo sobre mis labios para hacerme callar.
—Está bien, solo acéptalo— dijo con una voz con la cual sabía que no podría negarme.
Amaba esa parte de él y también, la odiaba. Siempre me hacía preocupar o enojar y hacia algo lindo que me contentaba nuevamente.
Caminamos hacia la calle, se encontraba iluminada únicamente por los faros de luz de las aceras. La luna apenas y podía distinguirse, por alguna razón estaba demasiado nublado; temí que lloviera antes de que pudiéramos volver.
Algunas personas aún transitaban por ahí, sobre todo parejitas que volvían a sus hogares...
Traté de no pensar mucho en eso y disfrutar la velada que nos esperaba. Abordamos un taxi que nos llevó al centro de la ciudad y como lo supuse varios de los restaurantes se encontraban cerrados. Me sentí decepcionada y comenzaba a perder la esperanza de que encontráramos algo abierto hasta que oí a Asato decirle al taxista que nos dejara enfrente de un local donde vendían tacos.

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Estambrisueños
Historia CortaMuchas veces soñamos cosas que parecen sacadas de una historia. Este es mi diario de sueños, tan enredados como la hebra de una bola de estambre, donde cualquier cosa es o puede ser posible... Ven, te invitó a soñar. Sigue la hebra hasta el final...