Muchas veces soñamos cosas que parecen sacadas de una historia. Este es mi diario de sueños, tan enredados como la hebra de una bola de estambre, donde cualquier cosa es o puede ser posible...
Ven, te invitó a soñar.
Sigue la hebra hasta el final...
Su vida había sido una tragedia constante y supuso que su final no sería distinto...
Nara Angelis nació como la hija de un humano común y corriente y una sobrenatural del clan de Lobos Ancestrales. Por lo tanto, no fue extraño que tuviera afinidad con la magia e incluso pudiera cambiar de forma con la ayuda de una piel de lobo que su madre le había dejado al nacer. Ella le había abandonado con su padre y supuso que lo había hecho porque según contaban las leyendas cuando una loba perdía a su pareja debía asegurarse de proteger su clan engendrando nuevos cachorros, incluso si tenía que mezclarse con hombres humanos para hacerlo. Así que Nara nunca la conoció ni tampoco a los hermanastros lobeznos que seguramente tendría; su madre la había echado y rechazado de su clan desde el momento en que la dejo con su padre. Quien no dejaba de recordarle que su madre se había aprovechado de él mientras lloraba por su verdadera y difunta esposa. Así que no le extrañó que su padre le guardara resentimiento y en cuanto tuvo la oportunidad, la corrió de su hogar dejándola a su suerte.
Nara vagó durante mucho tiempo, haciendo de todo para sobrevivir, incluso conjurando magia oscura para complacer los deseos de las personas y ganar unas cuantas monedas para comer. Hasta que se estableció en una pequeña ciudad llamada Mist Hill donde continuó satisfaciendo los deseos egoístas de las personas sin importarle si era bueno o malo lo que hacía. Fue en esa ciudad que conoció al hijo de la gran Verónica Vircone "La fantasma", una médium de la que había escuchado durante su travesía. Una mujer que había sido capaz de batirse contra sobrenaturales ancestrales para proteger a humanos de sus ataques. A su muerte, Romualdo Vircone continuó su labor y también llegó a ser tan querido como su madre.
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El destino que los unió fue cuando una carroza casi la atropella, Romualdo la había salvado de ser aplastada y desde ahí ambos quedaron prendados uno del otro. Nara creyó que por fin podría ser feliz a lado de Romualdo y se entregó a él con todo el amor que nunca le había proferido a nadie, sin importarle las formalidades de la época y que no estuvieran comprometidos. Por primera vez alguien la aceptaba y la amaba como era, sin importarle de quien era hija o su origen.
Nara pensó que podría remplazar el triste pasado que cargaba con un futuro prometedor y feliz a lado de tan distinguido hombre; nunca más volvería a estar sola. Lo supo cuando después de unos meses se enteró que estaba embarazada. Tendría su propia familia; habría amor en su vida.
Pero la realidad distaba mucho de sus fantasías, la noticia para Romualdo no fue tan agradable. Él había estado hurgando en su pasado y sabía que era la hija mestiza de una Loba ancestral y un humano. Le preguntó si lo había usado para vengarse de lo que su madre le había hecho a la suya y ella no supo de qué hablaba hasta que se enteró de una terrible verdad: la madre de Romualdo había luchado durante tres días y noches contra una pareja de Lobos Ancestrales que pretendía matar a todos los habitantes de Mist Hill. Eran tan poderosos que cuando logró acabar con el macho, con su último aliento maldijo a la médium y que desencadenó en su prematura muerte. La loba viendo que no podría enfrentar a la mujer sola, escapó con la promesa de vengarse. Su madre, a quien nunca conoció continuaba arruinándole la vida. Romualdo creyó que ella era parte de un elaborado plan de venganza en contra de su familia. La acusó de Bruja y de haber usado su magia para seducirlo. Nara le juró que nunca había usado su magia contra él pero Romualdo no le creyó y la denunció con las autoridades.