Chat Noir

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Nota del autor:

Esta noche tuve otro de mis sueños raros que pienso escribir, a veces me considero medio surrealista por anotar lo que sueño pero era una historia que debía ser contada, espero les guste...

26 de abril de 2014

¿Alguna vez te has imaginado cómo le dirás a tu padre que dejaste entrar a una extraña a tu casa y robó el caro y exclusivo prendedor de diamantes azules de tu madre? Sí, seguramente ahora recordarás cómo se siente cuando te han dicho que no hagas algo pero de todas formas tú lo haces porque estás seguro que eso no te pasará a ti. Lo malo es, cuando pasa y los sentimientos de miedo, zozobra y culpa te carcomen por dentro, porque sabes que ahora los únicos que pueden ayudarte son tus padres. En mi caso, mi padre y mi abuela, perdí a mi madre a temprana edad y ese prendedor era un objeto muy valioso de cuestión sentimental para la familia.

Ahora mismo me dirijo hablar con mi abuela, esperando que su enojo no sea para siempre cuando le diga la estúpida forma en que deje que robaran el prendedor. Ya puedo imaginar su rostro cuando le diga: "Abue invité a una chica guapísima a la casa y me acosté con ella en el ático donde estaban guardadas las cosas de mi mamá y tomó el prendedor en forma de copo de nieve adornado con diamantes azules que mi papá le obsequió cuando se comprometieron".

"Si abue, todo por un revolcón"

Me tapé la cara apenado pensando cómo decirle a mi abuela de forma sutil que ya no soy virgen, pero es que no puede ser posible que en esta época un hombre de 23 años lo siga siendo. Mi abuela debería entender que tengo necesidades y que estar encerrado en una Universidad estudiando como si no hubiera mañana también nubló mi juicio, aunque eso no justifica que rompiera las reglas y dejará pasar a un extraño.

Mi familia es muy quisquillosa en cuanto a la seguridad porque nos encargamos al bello arte de la orfebrería y mi padre trae todo el tiempo diferentes tipos de metales y piedras preciosas a la casa, sin contar los diseños exclusivos que ha hecho para la familia. Nuestro negocio es muy apreciado y exclusivo (digo "nuestro" negocio porque a diferencia de mis dos hermanos mayores que se dedican a la bolsa, yo fui quien decidió continuar con el legado familiar)

Mi nombre Etienne Le Feu y soy el hijo menor del prestigioso dueño de las joyerías "Le Feu" famosas mundialmente por sus exclusivos y bellos diseños adornados con las más exóticas y bellas joyas sobre la tierra. Sí, soy un niño rico pero lo rico no te quita lo inocente.

Por fin estoy fuera del cuarto de mi abuela, me sudaban las manos y traté de ocultar mi nerviosismo para decirle de la manera más suave que robaron el prendedor de mi mamá pero antes de que toque la puerta mi padre la abre.

"Perfecto, simplemente perfecto así poder darle la noticia a los dos, maldita mi suerte"

—Etienne, qué sucede muchacho estás más blanco de lo de costumbre— dijo mi papá con su habitual acento. Siempre he pensado que cuando habla bien podría confundirse uno y pensar que está cantando.

—Hola pa...— saludé tratando de sonreír lo más sincero posible.

—A mí no me engañas, Etienne- dijo de pronto mi abuela que se encuentra en el centro del cuarto en su silla de ruedas y a lado de ella, Emily, su enfermera y dama de compañía. —Habla niño, tendrá que pasar mil años si no supiera que algo te paso—

—¿Te paso algo? ¿Estás bien?— preguntó mi padre preocupado revisándome por todos lados. —¿Te han lastimado?

—Solo el corazón padre— pensé.

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