14 de septiembre de 2024
En Sherezade, en Kaon 7 sigues a las sombras o sucumbes solo en la oscuridad...
—Nos vamos a morir Alisha, nos vamos a morir...No quiero morir en una guerra de territorio— repetía temblando Oscar a mi lado mientras nos cubríamos del ataque enemigo.
— ¡Cállate no me dejas pensar con tus chillidos!— le grité mientras sujetaba la herida de mi brazo herido. Estaba sangrando mucho y el olor a hierro me estaba mareando.
No podía creer que los mocosos que lideraban Kaon 3 estuvieran ahí desafiando al Clan Matsumoto. Oscar y yo solo éramos perros atados a las deudas de nuestras familias, no luchábamos por lealtad, si no a lo que les harían a nuestras familias si no defendíamos el territorio del clan. Así que viéndonos en esa penosa situación, ya no había mucho que hacer más que jugar mi último as bajo la manga.
—Oscar— le llame tranquila mientras los rayos de magia cruzaban por todos lados, como si de pronto se hubiera hecho la calma en mi mente.
—Quiero que me prometas algo— dije empezando a quitarme los guantes negros que siempre usaba y el saco manchado con mi sangre.
—Dime que no vas a hacer eso...— dijo sabiendo lo que haría. Siempre que no podíamos ganar recurría a eso
—Vas a morir —Me advirtió—No llegarás a ellos, no lo hagas, escapemos.
—Si escapamos estamos muertos y si nos quedamos estamos muertos...— dije desabrochándome el chaleco y luego la blusa blanca. El rostro de Oscar se sonrojo al ver el top deportivo que usaba.
Vi la luna en lo alto; era luna llena. Una redonda y brillante luna plateada. Mi diosa personal.
—Cuando comience...— dije viendo como mis uñas empezaron a crecer para transformarse en garras — Ya sabes que no reconozco aliados de enemigos, así que aprovecha para irte y dile a los demás que se retiren...
—Alisha no...— me suplicó una vez más.
—Solo te pido una cosa...— dije quitándome los lentes y depositándolos en sus manos. —Dile a mi madre que morí en un accidente de tránsito, no le digas que pague las deudas de mi hermano de esta manera y sobre todo no dejes que vea mi cadáver. La familia Matsumoto no la molestara y el dinero sucio que gane con ellos está en un seguro de vida con su nombre, por favor, te la encargo.
—Alisha...— lloró Oscar al ver que mis ojos se tornaron de color plata.
—Júralo con sangre...— le pedí con voz grave y estiré mi mano.
El se hizo un corte en el dedo pulgar y puso una gota de sangre en la palma de mi mano. Los juramentos de sangre entre sherezanos significan "Lo prometo con mi vida". No es un hechizo pero se acostumbra a hacer como si fuera un pacto sagrado.
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Estambrisueños
Historia CortaMuchas veces soñamos cosas que parecen sacadas de una historia. Este es mi diario de sueños, tan enredados como la hebra de una bola de estambre, donde cualquier cosa es o puede ser posible... Ven, te invitó a soñar. Sigue la hebra hasta el final...