En el andén nos encontraremos

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18 febrero 2024

Si estás callado, llama tu nombre.

Si te acercas, huye corriendo.

Gato-Osamu Dazai

Eran las 2:59 a.m. En el andén de la estación del metro de Fogtown ni un alma vagaba ya en ese deshabitado lugar. Las pocas luces que alumbraban el subterráneo parecían pequeñas luciérnagas que se esmeraban por sobrevivir a las fauces de la oscuridad y la creciente niebla que rodeaba el lugar como si fueran los largos tentáculos de una criatura amorfa buscando a su próxima presa.

Era una mañana fría, el viento se colaba por el respiradero de la estación y removía la niebla en pequeñas olas que dibujaban siluetas de espíritus errantes, en las que podían escucharse algunos lamentos. El ambiente se sentía tenso como la calma que antecede a una tormenta.

Una de las lámparas que se esforzaba por seguir encendida comenzó a fallar y cuando el reloj de la estación marco las 3:00 a.m. todas las luces se apagaron a excepción de aquella que estaba fallando. El tiempo pareció detenerse y de entre la niebla emergieron dos figuras en los lados opuestos de las vías del tren.

Del lado derecho, emergió la figura de un felino de lustroso pelaje azabache y ojos cual zafiros. Caminaba con gracia y con su cola erguida. Conforme avanzaba las luces volvían a encenderse y la niebla se dispersaba como si abrieran camino al actor principal antes de comenzar su interpretación.

 Conforme avanzaba las luces volvían a encenderse y la niebla se dispersaba como si abrieran camino al actor principal antes de comenzar su interpretación

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Cuando llegó a la mitad del tramo se sentó sobre sus patas traseras y observo al otro lado de la vía con una actitud taciturna como si esperara alguien. En su cuello portaba un collar del que colgaba una pluma de color plateada con brillos tornasoles. De existir un ave con tal plumaje sería considerado una rareza porque esa pluma parecía irreal en todo sentido.

El sonido de pasos rompieron el silencio que se había instaurado en la estación y la gata movió sus orejas para ubicar el origen del sonido. Al otro extremo de las vías del tren, enfrente del gato, apareció una criatura humanoide. La niebla también se abrió para este ser que aunque bien parecía una persona normal, había algo sobrenatural que lo rodeaba y que revelaba su verdadera naturaleza. Vestía un pantalón de mezclilla de color oscuro y una sudadera del mismo color. Sobre su rostro portaba una máscara japonesa representativa de los demonios.

El gato lo miro curioso como si le sorprendiera ver a alguien del otro lado.

El gato lo miro curioso como si le sorprendiera ver a alguien del otro lado

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