Muchas veces soñamos cosas que parecen sacadas de una historia. Este es mi diario de sueños, tan enredados como la hebra de una bola de estambre, donde cualquier cosa es o puede ser posible...
Ven, te invitó a soñar.
Sigue la hebra hasta el final...
—No lo voy a lograr Riley, debes venir por ella...—Riley podía escuchar el cansancio en su voz producto de su batalla contra los miembros de la Secta. Sabía que Katze era fuerte pero el parto la había dejado agotada y seguramente se desangraba mientras hablaban.
Esa era la principal razón por la que él había solicitado que se aplazará la fecha del juicio en contra de Savage, Katze estaba embarazada y ella no deseaba que nadie se enterara de que la rencarnación de la diosa Xaria cargaba un bebé en su vientre. Temía que los miembros de la Secta que adoraban a la diosa bestia vieran la oportunidad de hacerle el mismo daño que le hicieron a ella a su hija.
—No, Katze. No puedes morir ahora. Estás cerca de tener la vida normal que siempre quisiste, por favor, piensa en Danielle—Él le recordó porque vivía y luchaba la joven madre, quien desde que se enteró de su embarazo sus ansías de sangre y venganza se habían aplacado. Gracias eso, logró convencerla de llevar su caso a un juicio para que recibiera la justicia que tanto anhelaba.
Katze era su mejor testigo clave para desmantelar Savage, la compañía detrás de la Secta de Xaria, un grupo que adoraba a la diosa bestia del mismo nombre y secuestraba niños de todas partes del mundo con afinidad mágica para experimentar con ellos.
El inspector no creía en los hechos sobrenaturales y la magia pero cuando conoció a Katze cambió totalmente su pensamiento. Ahora era consciente de que en su amada ciudad, Fogtown, existía una sociedad de seres sobrenaturales que intentaban adaptarse a la sociedad humana y humanos que intentaban beneficiarse de ellos.
—Era demasiado bueno para ser verdad—rio la joven con languidez interrumpiendo sus pensamientos. —Era un buen sueño viejo amigo pero es hora de despedirse, solo me queda un asunto pendiente antes de morir... —
|— ¡Katze no te muevas, ya casi llegó! ¡Por favor, resiste!— gritó desesperado el inspector y continuó con su carrera contra el tiempo para llegar a la cabaña en medio del bosque donde la había alojado para ocultarla de los ojos de Savage en la ciudad.
—Riley, alguien acaba de entrar a la cabaña...—susurró Katze.
— ¡Ocúltate, ya casi llegó!—gritó Riley y sintió un vuelco en el corazón cuando escuchó a Danielle llorar.
—No puedo moverme, hace poco "me convertí". ¡Danielle! ¡Debes sacar a Danielle de aquí! ¡Riley!—gritó con desesperación la chica.
Riley soltó el celular y apretó tanto el acelerador que apenas podía ver como sombras borrosas el follaje de los árboles.
Mientras tanto Katze olfateó el aire para saber de quién se trataba y aguzó su oído. Los pasos del intruso eran temerosos, obviamente había encontrado los signos de pelea de la sala, su olor reveló que se trataba de una mujer... ¿Una mujer embarazada? Olfateó otro poco y pudo reconocer otro aroma impregnado en ella, uno bastante familiar ¿Riley?
Tomó el edredón de la cama y se tapó con él mientras abrazo a Danielle entre sus brazos para acallarla.
—Vamos mi amor, guarda silencio— le susurró a su pequeña en el oído.
— ¿Quién anda ahí?—escuchó la voz de la mujer al otro lado de la puerta. — Si no sale, llamaré a la policía. Mi esposo es el inspector—
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