22 de julio de 2018
La magia está prohibida; es como una maldición dentro de las familias. Cazan a los magos y los llevan a campos de concentración donde jamás se les vuelve a ver.
Muchas familias de magos fueron borradas del planeta y cuando el nuevo orden mundial se creyó instaurado; la magia se negó a morir. Se convirtió en Magia Salvaje, la mayor pandemia de magia jamás vistas, los infectados como llamaron a las personas que adquirieron magia sin pertenecer a un linaje mágico, comenzaron a desarrollar atributos animales. Algunos tenía ojos que podían ver en la oscuridad, otros alas, colas y garras; los magos eran más visibles y diferentes que nunca a aquellos sin magia.
Varias familias antimagos entraron en conflictos cuando algunos de sus miembros se vio infectado de Magia salvaje y se creyó que esto serviría para que la sociedad reconsiderara sus severas y tiránicas medidas anti magia. Desafortunadamente no fue así; varias generaciones habían sido instruidas en la intolerancia y el pensamiento de que la magia era sinónimo del caos.
Una vez más, los magos fueron cazados. Ahora eran más rápidamente identificados y las familias que protegían a sus "infectados" y no los entregaban al gobierno, los despojaron de sus bienes y en algunos casos los sentenciaban a muerte.
Una mañana en que acababa de despertarme, descubrí que en la parte superior de mi cabeza, dos oreja largas, puntiagudas y peludas habían brotado como por arte de magia. Cuando me vi en el espejo no pude reconocerme. La noche anterior me había dormido como un humano normal y hoy recibía la peor noticia de mi vida: era una hija de la magia salvaje, una infectada.
Sentí un sudor frío recorrerme la espalda.Tomé las dos orejas que me habían crecido y las jalé. Por supuesto, fue un error, pero deseaba tanto que se tratará de un sueño que corrí a mi habitación a envolverme con las cobijas. No quería dejar a mi familia, tampoco quería ser perseguida, no quería que entrarán en el conflicto de protegerme o entregarme.
—¿Por qué no has bajado a desayunar Yoru?¿Qué sucede?—preguntó mi madre tocando a la puerte de mi cuarto.
—Entra—le dije aceptando que no me podría ocultar para siempre.
Al verme, ella me miró desolada. Mi familia no discriminaba a los hijos de la magia salvaje pero tampoco los apoyabamos abiertamente. Apoyar a cualquier mago era visto como traición. Varios de nuestros vecinos se habían infectado y nada pudimos hacer por ellos. Todos terminaban en el mismo lugar: los campos de concentración. Donde seguramente terminaría yo también.
—Voy a entregarme voluntariamente no quiero poner en problemas a nuestra familia— le confesé cabizbaja, deseando en el fondo de mi corazón que ella me rogara no hacerlo.
—No, no puedes, no quiero que te encierren— contestó ella sentándose en la orilla de mi cama para abrazarme. Y sentí en ese breve instante un atisbo de esperanza y alivio de que nada malo podría pasarme.
Ella pegó su frente con la mía y acarició mis recien brotadas orejas. Luego se levantó hacia la ventana y corrió las cortinas dejando el cuarto a oscuras.
—Hay un refugio de infectados— me reveló ante mi sorpresa.
—¿Dónde?— pregunté crédula.
—Al sur, algunas familias están protegiendo a sus infectados en aquel lugar.No va a ser fácil llegar sin que nos descubran, menos mal te brotaron orejas peludas y no alas o garras... pudo haber sido peor ¿No crees?— dijo a manera de broma e intentó sonreír.
Sabía que ella tenía miedo por mí e intentaba hacerme sentir mejor con lo que me estaba sucediendo, así que la imite y sonreí.
Al día siguiente me aliste para ir al refugio. En una mochila coloque una poca de ropa, mi libro favorito, un cuaderno con varias hojas y un paquete de plumas. Decidí no llevar nada más, quería que mi cuarto se quedará tal y como estaba por si alguna vez podía volver. Sabía que aquello sería imposible aunque no perdía nada con soñar en que las cosas para los infectados cambiaria.
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Estambrisueños
Short StoryMuchas veces soñamos cosas que parecen sacadas de una historia. Este es mi diario de sueños, tan enredados como la hebra de una bola de estambre, donde cualquier cosa es o puede ser posible... Ven, te invitó a soñar. Sigue la hebra hasta el final...