La Katana de la Santa

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02 de junio de 2018

Se dice que la Katana de la Santa del Cristal elige a su dueño, quien la posea controlará la voluntad y el destino del clan de samuráis que protege la ciudad del cristal llamada Kesshou. Por ello, cuando el portador muere, la espada busca un nuevo dueño, alguien digno que la pueda blandir y que sea capaz de soportar el destino de aquella noble tarea...

Haru fue el nombre del joven aprendiz del clan del cristal que recibió el llamado. Murió al día siguiente de adoptar su nuevo cargo; muchos atribuyeron aquel evento como un augurio de mala suerte por haber roto el tabú y es que ningún samurai debe amar algo más que su propia tierra.

El amor estaba prohibido para los samurais, quien se entregaba al clan del cristal, a la ciudad de Kesshou y a la katana de la Santa.

Por ello, cuando Hana, la amante de Haru, recibió la bendición de la Santa, nadie lo acepto ni pudo creerlo. Era la primera mujer en recibir la katana y el pueblo se opuso ferozmente a que se le considerara maestra del clan; ella se había burlado de las creencias de su pueblo al haberse enamorado de un aprendiz de samurai.Fue duramente humillada y acusada de blasfema, pensaron encerrarla en una prisión hasta que se pudriera ahí pero sucedió que la ciudad fue atacada por sorpresa durante la noche. Hana sin pensarlo dos veces se lanzó al ataque para proteger a su ciudad. No tenía la formación de un samurai pero blandió la espada con gracia y maestría como una sílfide danzante en un mar de sangre. A partir de ese momento nadie volvió a cuestionar el por qué la Santa le otorgó su bendición y su katana; la aceptaron como Maestra y protectora de la Ciudad de Cristal y la apodaron "Kurai Yoru", en honor a la noche donde demostró su justicia implacable. Ella adoptó aquel nombre y desde ahí se le conoció como Yoru, su vida como Hana terminó en el instante en que Haru murió.La niña de campo de tan solo 15 años de edad abandonó su vida para tomar el liderazgo del clan de samuráis del Cristal.

Durante varias estaciones, Hana, Yoru como se le conocía ahora, protegió con valentía el territorio de la Ciudad de Cristal junto con su clan de samurais

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Durante varias estaciones, Hana, Yoru como se le conocía ahora, protegió con valentía el territorio de la Ciudad de Cristal junto con su clan de samurais. Su nombre y su reputación se dio a conocer por todo el continente. Algunos que habían batallado en contra de ella(y habían sobrevivido) contaban que era la reencarnación de la Santa, otros, que era un demonio que había poseído la katana, como fuera el nombre de Yoru hizo eco a los enemigos de la ciudad de cristal, que ahora pensaban dos veces ante de enfrentarse a ella y sus samuráis. El Consejo de ancianos vio en todo ello una oportunidad para acabar con la guerra y decidieron, enviar a la noche implacable y sus hombres a cada tierra para negociar con ellos y de negarse, debían ser eliminados.

—Me rehúso—contestó de forma tajante Yoru al enterarse del plan del consejo de ancianos.

—¡¿Acaso piensa ir en contra de los deseos de la ciudad de Kesshou, Maestra Yoru?!— gritó un anciano al ver que ella se había levantado de su asiento.

—¿Los deseos de la ciudad de Kesshou?—repitió ella con ironía.

—Los deseos de la ciudad de Kesshou es la paz y si ésta es la única manera de lograrlo, lo haremos ¡lo harás!— habló el hombre con fe ciega sobre el plan que habían trazado.

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