Quiero que Vuelvas

la despedida

La despedida...

–A lo lejos el sonido de su celular, provocaron que la imagen de Flavio fuera desapareciendo poco a poco, abrió los ojos sorprendida por lo que estaba soñando se sentó en la cama colocándose una mano en el pecho, se sentía abochornada, observó todo a su alrededor para darse cuenta que la ventana del balcón estaba abierta, se levantó aun sintiéndose confundida y es que todo lo que había soñado parecía tan real, de pronto su celular de nuevo comenzó a sonar, lo tomó entre sus manos, observó que era una llamada del rancho del Junco–

Irina – ¡mamá! ¿Pasó algo? –preguntó preocupada–

Nieves – señorita Irina soy Nieves –no pudo evitar sollozar–

Irina – ¿Qué pasa Nieves? –Prendió la luz sintiéndose desesperada– dime que mi mamá está bien

Nieves – si señorita ella está bien, yo... bueno le hablo porque –Irina se estaba desesperando ante el nerviosismo de Nieves– ay señorita es que yo lo siento tanto

Irina – por dios Nieve, ¿Qué pasó?

Nieves – su abuelo –pudo decir en un hilo de voz, Irina se colocó una mano en el pecho inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas el silencio las invadió– hablaron de una clínica –rompió el silencio–

Irina – dime que está bien –respondió mientras se limpiaba con sus manos las lágrimas que escurrían por su rostro–

Nieves – yo los siento tanto señorita, no sabe lo dolorosa que está siendo darle esta noticia –Irina sollozó sintiéndose destrozada–

Irina – por dios Nieves, dime –su voz se quebró– que esto es una broma

Nieves – señorita yo nunca podía bromear con algo así –Irina sollozó rompiendo en llanto– lo siento mucho

–Irina apretó el teléfono a su pecho sollozó con fuerza, no podía ni respirar, la noticia la tenía desbastada, la pequeña se movió aún adormitada abrió sus ojos lentamente al escuchar cómo alguien lloraba–

Fer – ¡Mami! –La observó sorprendida, por instinto la abrazó– ¿qué pasa?

Irina – mi amor –se abrazó a ella con fuerza, no podía ocultar el dolor que sentía, era más fuerte que ella–

Fer – no me gusta verte así –se separó un poco de ella– por favor no llores –los ojos de la pequeña estaban cristalizados, no entendía que pasaba pero le dolía ver a su madre llorando así–

Irina – mi amor, hay veces que no podemos evitarlo, hay cosas que pasan y nos duelen –la pequeña de nuevo se abrazó– a ella

–Nieves vio a Pablo asustada, para después observar a un Leonardo furioso–

Leonardo – se puede saber ¡quien demonios! ¡te dijo que le avisaras a Irina! –Nieves lo observaba con miedo–

Nieves – yo, bueno ellas son sus nietas

Leonardo – unas nietas que él viejo no quería ver –encaró a Nieves la cuál temblaba ante la presencia de Leonardo–

Pablo – fue mi idea –respondió intentado salvar a Nieves, Leonardo lo observó negando, dibujó una sonrisa cargada de maldad–

Leonardo – cuando no, maldito burro albino –espeto– siempre metiéndote en lo que no te importa

Pablo – ellas tenían derecho de saber lo que pasó con su abuelo

Leonardo – quiero que ahora mismo, los dos tomen sus porquerías y se larguen de mi rancho

Nieves – no, por favor señor Montalvo no nos haga eso, yo necesito mucho mi trabajo