Quiero que Vuelvas

¿Qué haces aquí?

¿Qué haces aquí?

–Nieves observó a Rubén con el ceño fruncido, no entendía que era lo que él quería que hiciera–

Nieves – pues no, yo soy del team Samdrea así que ni crea que voy hacer algo en contra de ellos –intentó cerrar la puerta en el rostro de él, pero este no le permitió–

Rubén – por dios Nieves no es nada en contra de ellos

Nieves – no confío en usted –Rubén la observó sorprendido–

Rubén – pero si nunca he hecho nada para que desconfíes de mí

Nieves – sé que antes usted era amable y parecía bueno porque estaba al lado de la señora Andrea, pero ahora ella esta con el amor de su vida –eso último lo dijo con énfasis–

Rubén – Nieves yo quiero mucho a Andrea y sé que ella está con Samuel porque lo ama, es más yo siempre supe que lo amaba

Nieves – ¡Ja! Ya ve como no debo de confiar en usted, a pesar que sabía que la señora Andrea no lo quería seguía ahí queriendo forzar algo

Rubén – no todo entre nosotros era forzado Nieves –ella frunció el ceño–

Nieves – ¡iuuu! No necesito tanta información

Rubén – hablo de las pláticas, de la compañía más que una pareja sentimental siempre fuimos como dos grandes amigos

Nieves – no sé, lo mejor será que se vaya, porque si el señor Samuel lo ve aquí, estoy segura que lo único que ocasionara son problemas

Rubén – lo que menos quiero es ocasionar problemas, pero es importante hablar con alguno de los hermanos Gallardos

Nieves – ¿por qué? Que tiene usted que hablar con mis jefes

Rubén – es algo delicado Nieves, no quiero que las del Junco me vean –ella lo observó entre cerrando los ojos– es algo relacionado con Cayetana

Nieves – pero si eso hubiera dicho antes –le hizo una seña con su mano– sígame, en el despacho podemos hablar mejor –Rubén negó sonriendo mientras seguía a Nieves–

–Erika y Pablo se separaron del beso, se quedaron observando unos minutos más sin decir palabras, cuando él iba a romper el silencio incomodo que se estaba formando entre ellos, la voz de Nieves junto a la dulce voz de Rosita lo interrumpieron, con incomodidad se alejaron uno del otro, después de una breve charla con Nieves y la pequeña, Erika se dirigió a Pablo para descubrir si le daría permiso a la niña de ir con ella, su asombro fue que la respuesta de Pablo no solo fue que la pequeña si podía ir, sino también que él iría con ellas–

–Dos horas después de haber llegado a la tienda donde Erika le compraría el vestido a Rosita, Pablo ya se encontraba cansado así que decidió sentarse en una de las bancas que había afuera de dicho lugar, Erika observó a Pablo sentado, recostando su cabeza sobre la banca, sonrió con ternura, le dio unas indicaciones a una de las vendedoras, para que la modista siguiera con los detalles para que el vestido de la pequeña quedara a su medida–

Erika – un poco fastidiado –se sentó al lado de él, le ofreció una botella de agua junto con una pastilla–

Pablo – demasiado, esto de venir de compras es horrible –ella soltó una pequeña carcajada, mientras Pablo tomaba la botella de agua y la pastilla– quieres drogarme –comentó jugando–

Erika – no, la realidad es que no podría llevarte cargando hasta la camioneta, y dejarte aquí tu hija no lo permitiría –lo miró, los dos dibujaron una sonrisa en su rostro– es para que no sientas molestias, recuerda que tú deberías de estar reposando y no aquí