Cuentas conmigo...

1.5K 116 110
                                    

Cuentas conmigo...

–La mañana siguiente tal como Samuel lo había dicho llego a la hora pactada, Carlitos se puso feliz al ver a su padre, sobre todo porque él y su madre estarían junto a él en los exámenes que le iba a realizar, al principio el pequeño tenía miedo y es que cómo no temer si el odia los hospitales, pero la paciencia y el amor con el que Samuel y Andrea le explicaban los procedimientos que le iban a realizar lo hacían sentir más tranquilo–


–Irina bajaba las escaleras junto a su pequeña para luego reunirse con su madre y Leonardo para desayunar, la noche anterior ya no había podido hablar con su madre y todo parecía que hoy tampoco lo iba poder hacer ya que la pequeña no se le despegaba ni un instante–

Irina – buenos días –se acercó a su madre para darle un beso en la mejilla–

Cayetana – buenos días cielo –observó a Fer con una sonrisa– ¿cómo dormiste mi amor? –La niña se escondió detrás de su madre–

Irina – vamos Fer saluda a tu abuela –la pequeña negó, Cayetana suspiro con fastidio– lo siento –observó a su madre– es sólo que no te conoce

Cayetana – vamos Fer –se levantó de su asiento– soy tu abuela –Fernanda negó, abrazándose a su madre–

Irina – deberías de darle tiempo –se puso a la altura de su pequeña– mi amor es tú abuela

Fernanda – Soledad tiene más pinta de abuela –el rostro de Cayetana cambio completamente–

Cayetana – ¿cómo es que Fer conoce a esa? –Dijo con desprecio–

Irina – Soledad quería vernos y... –Cayetana la interrumpió–

Cayetana – no lo puedo creer Irina, de verdad esto es insólito, ustedes reuniéndose con esa mujer –Fer se abrazó a su madre cuando escucho a Cayetana enojada–

Irina – deberías de calmarte, asustas a la niña –Leonardo observaba la escena atento mientras comía su desayuno, disfrutaba tanto los enfrentamientos entre Cayetana y sus hijas–

Cayetana – me pides que me calme, cuando fue ella la que nos hizo daño

Irina – por dios mamá deja el odio a un lado, no crees que ya nos ha hecho suficiente daño el odiar, Soledad fue como una madre para nosotros

Cayetana – no lo puedo creer Irina, esa que va a ser una madre, a ella le pagaba para que las cuidara eso no es ser madre

Irina – su cariño era sincero y lo sabes –estaba empezando a exaltarse, Fer se aferró a su madre escondiendo su rostro en el cuello de Irina– ella estuvo más al pendiente de nosotras mientras tú te dedicabas a trabajar y estar al lado de mi padre

Cayetana – yo también tenía una vida, no podía estar siempre al pendiente de ustedes

Irina – y nunca lo estuviste, ahora –acarició la cabecita de Fer con ternura– me doy cuenta que tú nunca fuiste una buena madre –dejando a Cayetana con la palabra en la boca salió del comedor para dirigirse a la cocina furiosa–


–Soledad junto a una de las empleadas del rancho Alcázar servían el desayuno, observó el rostro de los presentes y se dio cuenta que todos estaban tristes–

Sofía – yo solo quiero fruta

Arturo – debes de alimentarte bien chaparrita –acarició la mejilla de su esposa–

Sofía – te juro mi Rey que no tengo hambre, siento el estómago cerrado

Flavio – yo me siento igual, estoy muy preocupado por Carlitos

Quiero que VuelvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora