Te necesito
–Irina acariciaba el pecho de Flavio mientras el rodeaba con sus brazos su diminuto cuerpo, se encontraban acostados en la alfombra de la sala–
Irina – no me quiero ir –comentó con flojera mientras buscaba con sus labios los de él–
Flavio – sino te quieres ir pues no nos vamos –la pegó más a su cuerpo– yo tampoco me quiero ir
Irina – estás loco muñeco –besaba sus labios– ¿a qué hora tienes que entregar la casa?
Flavio – no hay hora –ella se separó del beso frunciendo el ceño–
Irina – ¿de quién es?
Flavio – nuestra –Irina lo observó sorprendida–
Irina – ya va ¿cómo nuestra?
Flavio – sé lo importante que es para ti tú empresa, y que aquí tú y Fer tienen su vida, es por eso que bueno yo puedo trabajar en casa –ella sonrió–
Irina – ¿de verdad? Pero ¿cómo lo tomara Fer?
Flavio – sé que le va a encantar la idea, porque aquí –movió su brazo señalando el lugar será su hogar– o acaso ¿te quieres quedar en el rancho?
Irina – me encantaría para estar cerca de mis hermanas, pero aquí tengo mi vida –hizo un puchero–
Flavio – viajaremos las veces que sean necesarias para estar cerca de ellas, yo lo único que deseo es estar contigo y con mi hija
Irina – te amo muñeco –susurró en sus labios–
Flavio – no más de lo que te amo yo –tomó su nuca besando sus labios con pasión–
–Erika observaba a Pablo junto a la pequeña mientras preparaban la cena, después de ver toda la mañana película decidieron salir a un centro comercial y terminaron haciendo las compras para la casa, así que Pablo le prometió a Erika que esa noche él y su hija iban a cocinar, a pesar de que intentaban disimular lo que sentía uno por el otro frente a la pequeña era un poco difícil, al amor que estaba naciendo entre ellos era inmenso un amor del bueno–
Erika – los quiero ayudar –pidió en suplica mientras hacía un puchero–
Rosita – mi papi siempre dice que si alguien más lo ayuda pierde su sabor –Erika levantó una ceja–
Erika – tú lo estás ayudando
Pablo – es mi hija, ella tiene el mismo sazón que yo, nadie más fuera de la familia puede ayudar –ella lo observó sorprendida– mi madre –empezó a cortar el chile poblano– no dejaba que nadie externo a la familia usara su cocina
Erika – ¿de verdad? –Él asintió– y ¿eso por qué?
Pablo – decía que no todos tenían la misma magia para cocinar, entonces si llegaba alguien ajeno se robaba su magia y nunca más el platillo que preparara le iba a quedar sabroso
Erika – nunca había escuchado algo así –se sirvió un poco de agua– me imagino que tú mamá amaba la comida
Rosita – si al igual que mi papi –una vez más Erika observó a Pablo sorprendida–
Erika – ¿eso es verdad?
Rosita – sí, Soledad siempre le dice que tiene un don y que yo también lo tengo
Erika – eso es cierto la limonada que me invitaste cuando los conocí –observó a Pablo con una ligera sonrisa– es deliciosa
Rosita – si quieres te puedo preparar otra –comentó la pequeña emocionada–
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Quiero que Vuelvas
Fanfictionla sed de venganza de Cayetana llevó a sus hijas a planear una venganza en la cuál ellas fueron las mas afectadas...