Un cuento de hadas...
–Flavio abrazaba a Irina con ternura, mientras está escuchaba atenta la sentencia, diez años de prisión fueron los que el Juez determino necesarios, Cayetana se veía tranquila, le dolía con el alma escuchar esa sentencia, pero sabía que lo merecía, y no podía derrumbarse, a pesar del dolor que le causaba no estar cerca de sus hijas, ni disfrutando a sus nietos estaba consciente que ella se lo merecía, porque no había peor madre que la que ponía su felicidad por encima de las de sus hijas–
–Cuando se la llevaban, Irina se soltó del abrazo de Flavio y se acercó a ella, los guardias que la llevaban custodiada intentaron alejarla, pero Fernández sabiendo lo importante que sería este momento para las dos, dejó que al menos se despidieran–
Irina – haré todo lo posible por apelar... –Cayetana no dejó que su hija terminara de hablar, la observó fijamente a los ojos mientras negaba moviendo su cabeza–
Cayetana – déjame de una forma resarcir el daño
Irina – pero es que no entiendes, que me muero si vuelvo a estar lejos de ti –los ojos de Cayetana se cristalizaron–
Cayetana – no te vas a morir cielo –intentó darle una sonrisa a pesar del dolor que sentía– tienes a Flavio –lo observó– él te ama y fui una tonta al no darme cuenta, está Fer y por Fernández sé qué esperas otro bebé, tienes demasiadas cosas para ser feliz
Irina – pero me faltas tú –Cayetana volvió a negar–
Cayetana – los últimos cinco años. No estaba a tu lado mi vida y sobre viviste, no veo la diferencia
Irina – te necesito
Cayetana – y yo a ustedes, pero no podemos cambiar las cosas yo...
Irina – tú fuiste víctima de ese animal –Cayetana negó–
Cayetana – yo fui cómplice y eso tiene un castigo –Irina negó llorando– mi amor, déjame pagar mis culpas y por favor tú sé feliz –observó a Fernández quien le indicaba que tenían que seguir–
Irina – no me pidas eso, por favor, tú eres parte de mi vida
Cayetana – y tú de la mía cielo, pero te suplico, que seas feliz –Flavio tomó a Irina de la cintura separándola de su madre– te prometo que volveré y seré la madre que se merecen –Irina rompió en llanto mientras se abrazaba a Flavio, observaba con tristeza como Cayetana era trasladada a una cárcel de mujeres a las afueras de la ciudad–
Flavio – no llores muñeca –su voz estaba cargada de ternura– recuerda que nuestro bebé siento todo
Irina – yo la quiero a mi lado
Flavio – y te prometo que hablaré con Fernández haremos todo lo que esté en nuestras manos para que salga lo antes posible –ella se separó un poco del abrazo–
Irina – me lo prometes –el asintió–
Flavio – así cómo te promete amarte para toda la vida –beso con ternura sus labios–
Irina – yo también te amo muñeco –besó nuevamente sus labios– a pesar del daño que mi madre le hizo a tu familia, tú me ayudaras a reducir su condena
Flavio – a pesar de todo, yo lo hago por ti, por verte feliz –acarició su rostro– según la investigación que hizo Fernández quien mató a tú padre y mi hermano fue Leonardo, tu madre solo se dejó llevar por él –Irina lo observaba– y eso ya no importa, lo que ahora importa es que ustedes estén a mi lado, que vivamos felices y que nos apuremos, porque no me quiero perder la fiesta de Rosita
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Quiero que Vuelvas
Hayran Kurgula sed de venganza de Cayetana llevó a sus hijas a planear una venganza en la cuál ellas fueron las mas afectadas...