Quiero que Vuelvas

¡Que se vaya al demonio!

¡Que se vaya al demonio!

–ese tarde Irina junto a sus hermanas se encargaron de acomodar sus pertenencias en la habitaciones que les habían asignado, Samuel fue por los pequeños a recogerlos a la escuela y cuando le dio la noticia a Carlitos era el más feliz de todos, por fin su plan estaba funcionando ya iban a estar todos viviendo en el rancho tal cómo él quería, ahora si iban a ser una gran familia–

–después de que su hija y su nieta salieron de su rancho, Cayetana no había hecho más que llorar, y es que cómo no se había dado cuenta la clase de hombre que era Leonardo, cómo pudo creerle y dejarse llevar por una persona que era obvio lo único que quería de ella era su fortuna–

–Leonardo sin embargo se sentía victorioso por fin había logrado que la relación madre e hija de Cayetana se rompiera, y es que era más que obvio que Andrea no iba a perdonar lo que su madre había hecho, y aunque estaba seguro que era cuestión de tiempo para que una Andrea furiosa entrara a esa casa queriendo reclamarle o tratando de convencer a Cayetana para que Irina y ella se reconciliaran, estaba seguro que Cayetana no se iba a doblegar, sabía que Cayetana tenía miedo de que él cumpliera sus amenazas y eso lo hacía tener control sobre ella–

–la noche había caído en el rancho Alcázar y aunque en toda la tarde Andrea y Samuel no se habían topado, él estaba preocupado, así que intento de mil formas hablar con Andrea, pero era más que obvio que ella no quería hablar con él, la situación lo estaba poniendo de mal humor, no encontraba el momento para acercarse a ella–

Andrea – necesitas que te ayude en algo –se acercó a Soledad quien se encontraba en la cocina–

Soledad – los niños me pidieron cenar los perros calientes esos –hizo un gesto de desagrado– esas comidas raras que le gustan a esos niños –Andrea sonrió–

Andrea – si quieres yo termino de prepararlos

Soledad – ¿segura? –Andrea asintió–

Andrea – sí, segura tú ve a terminar de ver tu telenovela, yo le llevo la cena a los niños

Soledad – yo te juro que no te aceptaría la ayuda sino estuviera a punto de descubrir Luis Carlos que María Prudencia es inocente de todo –Andrea levantó una ceja y sonrió negando–

Andrea – tranquila Sole, ve a verla yo me encargo –Soledad se acercó a ella dándole un beso en la mejilla– que descanses –Andrea se giró para seguir friendo las salchichas, abrió el refrigerador y sacó un par de tomates, se giró para colocarlos en la encimera y se sorprendió al verlo observándola–

Samuel – yo vine por un vaso de agua –comentó nervioso, Andrea asintió, sentía un hormigueo por todo su cuerpo, pero las palabras de Irina retumbaron en su cabeza–

Andrea – tómalo –comentó con indiferencia, tomó el cuchillo y colocó el tomate sobre la tabla de picar–

Samuel – toda la tarde estuvieron muy ocupadas –comentó cuando tomó el vaso y se servía el agua–

Andrea – sí –contestó tajante sin querer hablar más–

Samuel – Carlitos tomó muy bien que Irina y Fer se quedaran en este lugar –Andrea alzó un poco la mirada para darse cuenta que Samuel la miraba atento a lo que estaba haciendo–

Andrea – bueno eso es lo que quería que todos viviéramos en familia –volvió a responder sin querer continuar la plática–

Samuel – me dijo Arturo que tuvieron una discusión con Leonardo y tú madre –Andrea terminó de picar el tomate, alzó la mirada y lo observó–