Yo sólo quiero que él esté bien...

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Yo sólo quiero que él esté bien...

–Irina observó al pequeño asustada, inmediatamente se acercó a él sintiéndose angustiada, sentía que sus piernas no respondían, Fer era todo lo que tenía en la vida–

Irina – ¿cómo que se perdió? –preguntó afligida–

Arturito – ella estaba llorando, no sé porque le dije que iría por agua y cuando regrese ya no estaba –Flavio y Arturo se acercaban a ellos–

Flavio – ¿qué pasa? –Observó el rostro de Irina– ¿estás bien? –ella negó–

Arturo – ¿Qué pasa chaparrita?

Arturito – es Fer papá no está

Flavio – ¿cómo que Fer no está?

Sofía – debe de andar por ahí –observó a Arturo– da la orden para que la busquen

Flavio – yo mismo iré a buscarla

Irina – yo voy contigo


–Cayetana entraba a la hacienda con unas bolsas en la mano, había salido de compras después de la pelea con Irina necesitaba distraerse y que mejor manera de hacerlo que salir a comprar–

Leonardo – veo que casi vaciaste las tiendas –Cayetana sonrió observándolo–

Cayetana – necesitaba despejarme un poco –frunció el ceño al observarlo–

Leonardo – me alegra señora bonita verla feliz –se acercó a ella para darle un beso en los labios– sabes que tú felicidad es la mía

Cayetana – sé que las cosas ahora parecen que se están complicando –acarició el rostro de Leonardo– pero te prometo que en menos de lo que tú imaginas nosotros nos iremos de aquí –él sonrió–

Leonardo – eso lo sé, mi señora bonita, sé que antes de lo que tú misma te imaginas estaremos disfrutando nuestro dinero como debe ser –Cayetana sonrió–

Cayetana – y entonces dejaremos de ocultarnos –besó sus labios con desesperación– no te imaginas cuanto deseo gritar a todo el mundo que te amo, que eres el hombre de mi vida –Leonardo sonrió disfrutando cada una de las palabras de Cayetana, la tomó con fuerza para arrojarla al sofá que se encontraba detrás de ellos–

Leonardo – la amo mi señora bonita, no se imagina cuanto la amo –Cayetana bajó sus manos acariciando el abdomen de Leonardo–


–Flavio ya había dado la orden para buscar a Fer por todo el rancho, Irina se encontraba a su lado sintiéndose desesperada y es que el sólo pensar que algo malo le podía pasar a su hija la tenía angustiada, la tenía mal, Fer fue la fuerza que necesito para salir de eso que le había pasado, esa niña era su fortaleza, su compañera, era todo lo que tenía para ser feliz–

Flavio – la vamos a encontrar –se acercó a Irina–

Irina – si a Fer le pa... –Flavio la jaló hacía él para fundirla en un abrazo y así evitar que continuara su frase–

Flavio – ella está bien –se separó un poco de ella, con sus pulgares limpio sus lágrimas que escurrían por sus mejillas– vamos –Irina asintió para después subirse junto a Flavio a uno de los caballos–


–El movimiento que se vivía en el rancho alerto a Samuel y Andrea cuando iban llegando a este–

Andrea – parece que algo pasó –Observó a Samuel preocupada–

Samuel – eso parece –estacionó la camioneta, bajó para abrirle la puerta a Andrea y después a Carlitos–

Carlitos – ¿por qué hay tantos peones? –Observó a su papá–

Quiero que VuelvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora