Escúchanos por favor...
–las palabras de Samuel habían hecho eco en el corazón de Andrea, el pedía, le imploraba una oportunidad, pero ¿ahora si sería su momento? Se preguntaba ella con los ojos cristalizados, por cinco años sufrió que el la ignoraba, aunque ella intentó rehacer su vida y por dos años parecía que todo marchaba bien al final del día siempre le hacía falta algo o mejor dicho alguien y ahora ahí lo tenía frente a ella implorando una oportunidad y ella sin saber qué hacer, porque era lo que ella también deseaba estar a su lado, darle a Carlitos la familia que necesitaba pero y si no funcionaba y si el odio, las dudas una vez más llegaban a él y de nuevo se alejaba–
Samuel – por favor Andrea contesta –Andrea lo observó, su mente seguía pensando en todas las posibilidades, su corazón pedía lanzarse a sus brazos y entregarse a él una vez más, pero su mente, su razón le pedía detenerse, le exigía analizar lo que él le estaba proponiendo, hacerlo sufrir, que le demostrara que lo que decía es verdad–
Andrea – yo no sé si sea el momento –respondió con total sinceridad–
Samuel – por favor Andrea no cometas el mismo error que yo cometí –se acercó un poco más a ella–
Andrea – cómo sé que las dudas no llegaran a ti y arruinaran todo lo que tengo
Samuel – porque confío en ti
Andrea – y ¿por qué hasta ahora?
Samuel – porque tuve que probar otros labios para darme cuenta que los únicos labios que necesito en mi vida son los tuyos –la observó con sus ojos llenos de lágrimas–
Andrea – Samuel –susurró con su voz cortada– si hacemos esto y no funciona...
Samuel – claro que va a funcionar, Andrea perdóname por dudar de ti, de tú amor, es sólo que el dolor, la tristeza me cegó –Andrea negó sus lágrimas empezaban a abandonar sus ojos–
Andrea – ¿cómo se que ahora no hay dudas?
Samuel – mírame –le tomó entre sus manos su rostro– te amo Andrea, nunca he dejado de amarte, todas las noches antes de dormir en lo único que pensaba era en ti –acarició sus mejillas limpiando sus lágrimas– sé que a lo mejor necesitas tiempo para creerme, o me pidas que te demuestre con hechos que lo que digo es verdad –guardó silencio– pero ¡coño! No puedo seguir fingiendo que no me muero por tus labios –los delineo con sus dedos– no pudo seguir imaginándome un despertar a tu lado –Andrea sollozó– no puedo seguir siendo un imbécil y perderme ni un minuto más de tu cuerpo, de tus caricias, de tus platicas pero sobre todos el despertar y verte ahí a mi lado y saber que eres mía que yo soy tuyo y que así será para toda la vida –Andrea se quebró en llanto, Samuel la rodeó con sus brazos para fundirla en una abrazo– por dios brujita no llores –su tono de voz era dulce, Andrea se apretó más a él sollozando en su hombro, tenía más de cinco años que no se refería a ella de esa manera–
Andrea – prométeme que volverás hacer el mismo de antes –Samuel asintió sonriendo, se separó un poco de ella, le limpió con sus pulgares las lágrimas de su rostro–
Samuel – si estás a mi lado, no hace falta que te prometa nada, tú amor –limpió sus mejillas– me hace ser la persona que tú necesitas –Andrea le dio una ligera sonrisa, observó cómo acercó él sus labios a los de ella, ella cerró los ojos esperándolos y sonrió al sentirlos–
Andrea – te amo Samuel –susurró en sus labios mientras el beso se iba intensificando–
–Irina inclinó su cabeza hacía atrás mientras enterraba sus dedos en la espalda de Flavio, él se movía lentamente, apretaba sus glúteos con sus manos, mientras buscaba sus labios, poco a poco las envestidas fueron subiendo de intensidad, los gemidos de Irina eran acallados por los labios de Flavio, hasta que ninguno de los dos pudo más y explotaron en un maravilloso orgasmo–

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Quiero que Vuelvas
Hayran Kurgula sed de venganza de Cayetana llevó a sus hijas a planear una venganza en la cuál ellas fueron las mas afectadas...