36* Sin Príncipe Azúl

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Jan.

Me encantaba ver a Arisbeth. Verla hacer cualquier cosa, verla reír, verla enojarse, incluso verla bebiendo café en una noche fresca en Central Park. Ella miraba al frente, y yo no podía dejar de mirarla a ella. Se veía tan hermosa, aunque siempre era así, pero esa noche se veía distinta. Tal vez fuera por el hecho de que no estaba molesta gritándome cosas. Hasta parecía estar disfrutando del momento conmigo.

-Bien -dijo -si me sigues mirando de esa manera, juro que te arranco los ojos y después los voy a asar en una sartén y se los daré de comer a los perros.

Ahí estaba la vieja Arisbeth. La que yo conocía. Ya había vuelto.

-Lo siento -dije voltenado al frente -¿quieres caminar?

Ella asintió, y se levantó de la banca. Me levanté con ella y comenzamos a caminar.
Cuando nos terminamos nuestros cafés, los tiramos en un cesto de basura y caminamos unos pocos pasos más. Cuando recordé lo que me había dicho Christian esa tarde: "no puedes ser tan cobarde, tienes que ser sincero y decirle lo que sientes, sino nunca va a pasar nada entre ustedes", y me decidí. Tragué saliva, me armé de valor y tomé a Aris del brazo. Ella se detuvo y volteó a verme. Se veía realmente hermosa. Bajo la luz de la luna que apenas entraba por entre las ramas de los enormes árboles.
Bajé mi mano, dejando libre su brazo, tragué saliva de nuevo, y hablé antes de que pudiera arrepentirme.

-Tengo que decirte algo -dije -algo importante.

-Okay, -dijo ella -¿qué ocurre?

-Es... Es sólo, es que yo -me puse una mano en la nuca y cerré los ojos "no eres cobarde" me repetía "puedes hacerlo", abrí los ojos y nuestras miradas se encontraron -sabes, en todo este tiempo que tengo de conocerte, sólo me he dado cuenta de que eres una chica realmente increíble, y que realmente me gustas como amiga... -"¿cómo amiga?, por Dios Jan, no puedes ser tan estúpido" -digo, no, no como amiga -bajé la mano de mi nunca y la metí en mi bolsillo -es que realmente, tú...

-No -ella me interrumpió levantando ambas manos y bajándolas en seguida -no digas nada Jan, por favor, estamos bien, no lo arruines.

-Pero Aris, yo no estoy bien, yo necesito decirte, Aris, tú...

-No, Jan, en serio detente -sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y yo no entendía la razón.

-Arisbeth -la sujeté de los hombros y nos miramos a los ojos -me gustas -susurré -y perdón si esto arruina tu noche, pero joder, no puedo ocultarlo más, me gustas Aris, me gustas como nunca nadie me ha gustado.

Ella no reaccionó, ni dijo nada. Pero seguía con los ojos llorosos. Me acerqué lentamente a ella, juntando cada vez más nuestros cuerpos y nuestros rostros, pensé que se alejaría, que me golpearía o haría algo digno de Arisbeth. Pero no lo hizo. Dejó que nuestros labios se unieran en un beso, incluso abrió ligeramente los suyos, y yo los míos. Y ahí estaba, el momento que por tanto tiempo había imaginado. Yo besando a Arisbeth.

De pronto, tomándome por sorpresa. Aris me dio un empujón.

-¡No! -dijo, las lágrimas habían comenzado a correr por sus mejillas, y eso me partió el corazón, y me dejó pensando ¿qué había hecho mal?.

-Aris -dije intentando acercarme a ella, pero ella retrocedió un paso.

-No Jan, en serio, no, no hagas esto.

-¿Hacer qué?

-Esto, no puedes venir y decirme que te gusto, no me puedes ilusionar, por favor Jan, yo -se le rompió la voz con la última frase -no me puedo enamorar.

Me quedé un rato en silencio, asimilando sus palabras. Intentando entenderla pero no podía. ¿Por qué había dicho eso? ¿Por qué no podía enamorarse? No entendía nada, y no quería quedarme con la duda.

-¿Por qué, Aris? ¿Por qué no te puedes enamorar?

Ella tragó saliva y cerró los ojos.

-Porque todos son iguales -dijo, y abrió los ojos, seguía llorando, y mi corazón se seguía rompiendo con cada lágrima que ella derramaba -porque yo estaba en aquel lugar, y mi papá no me había visto, yo estaba presente cuando besó a aquella tipa que no era mi mamá, yo era sólo una niña, y lo vi todo, por Dios, yo ni siquiera sabía que eso estaba mal, y por eso le dije a mi mamá, comprendí que lo que había hecho mi papá no estaba bien, cuando mi mamá comenzó a llorar frente a mí, se rompió ahí, como nunca lo había hecho, discutieron, ella lo echó de la casa, y él ni siquiera hizo un intento por arreglar su matrimonio, él se fue, llevándose una parte de mi madre, y llevándose toda mi inocencia con él. Desde ese día, y con tan sólo siete añitos, me dije que nunca me iba a enamorar, que nunca iba a tener un príncipe azúl, que esos ni siquiera existían, mi mamá me dijo que había tomado la decisión correcta porque todos eran iguales, y Jan, no puedes venir ahora a hacerme romper mi promesa.

Mi corazón se había terminado de romper al escuchar su historia. No quería imaginar a una pobre niña, demasiado pequeña, y frágil, dejando de creer en el amor, en los cuentos y los príncipes. Y era obvio, si el primer hombre en su vida le había roto el corazón, el hombre más importante para ella, ¿qué podía esperar de alguien más?

-Aris -dije con una lágrima traviesa corriendo por mi mejilla -si me dejas, yo puedo demostrarte que...

-¡No! -dijo -déjame en paz Jan, por favor, no vuelvas a hablarme.

Dio media vuelta, y se fue caminado rápidamente. Yo me quedé ahí, mirándola alejarse, y sin fuerzas en mis pies para ir a detenerla...






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Ouch :( poor Aris.

Hey, he decidido algo. Ahre

El lunes juega mi México lindo y querido. Y decidí que, si México le gana a Brasil, les preparo un maratón de mínimo 5 capítulos. Y los estaría publicando el jueves o viernes de la próxima semana.

Si gana con 3 goles o más (imaginemonos cosas chingonas) el maratón será de 7 a 10 capítulos.

Así que bueno, ahí lo tienen :)
Y de una vez ¿por qué no me cuentan de dónde son? Si también son mexicanas ¿de qué estado? Las quiero leer :)
Yo soy de Michoacán ❤

Buscando La Manera Para No Enamorarnos [Juanpa Zurita]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora