28* Miedo De Soltarte

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Abrí los ojos lentamente, y me encontré en el coche de Juanpa, en el asiento del copiloto, con su chaqueta puesta, él iba conduciendo, atento al camino, me miré en el espejo lateral y me veía realmente mal. Con el cabello despeinado y el rimel corrido, me veía demacrada, y lo peor de todo, había comenzado a llover, miré el reloj del coche y vi que eran las 2 de la madrugada. Volteé de nuevo a ver a Juanpa, y esta vez el también volteó a verme por algunos segundos.

-Hola dormilona -dijo regalándome una sonrisa.

-¿Cómo llegué aquí? -Le pregunté con el ceño fruncido.

-Te quedaste dormida en la resbaladilla y te traje cargada, como a una bebé.

Me quedé callada, deseando haber estado despierta para poder mirar y recordar ese momento para siempre. Miré por la ventanilla la lluvia caer, y recargué mi cabeza en ésta, deseando dormir de nuevo, pero ya no pude hacerlo.

Al llegar al edificio, nos dimos cuenta que mi hermano ya estaba de vuelta, porque su coche estaba en el estacionamiento, y según Juanpa, se lo había llevado.

Subimos hasta el departamento, Juanpa entró primero, y al entrar yo, me recargué en la puerta, dejando descansar mi cabeza sobre ésta, las luces estaban apagadas, y había silencio absoluto, sólo se escuchaban los pasos de Juanpa, caminando de un lugar a otro. Pero podía verlo por la luz que entraba por las ventanas, él estaba un poco inquieto, se puso las manos en la cabeza y volteó a verme, estaba a punto de llorar de nuevo, se veía en sus ojos.

-¿Estás bien? -Pregunté. Y él bajó las manos de nuevo, negó levemente con la cabeza y cerró los ojos por algunos segundos mientras tragaba saliva.

-Lo siento -dijo -después abrió los ojos y nuestras miradas se encontraron -yo sólo... lo siento, no puedo.

Lo demás pasó muy rápido. Juanpa dio largas zancadas hasta llegar a mí, tomó mi rostro entre sus manos y juntó nuestros labios en un beso. Primero sólo fue eso, nuestros labios juntos, después yo lo abracé por la cintura y abrí mi boca, indicándole que siguiera, y él lo hizo. Separó sus labios y comenzó a moverlos en sincronización con los míos, pegué mi cuerpo al suyo para sentir su calor, él pasó una de sus manos a mi nuca, y la otra la acomodó en mi espalda baja. Yo subí las manos hasta su pecho y me aferré a su camisa. El beso continuaba sin subir de tono, era solamente un beso, un beso que significaba mucho, un beso que decía mucho, un beso que me hizo temblar y me hizo sudar. Me hizo sentir viva, viva de verdad, no pensé en nada ni en nadie, por unos minutos, los problemas se disolvieron, sólo éramos Juanpa y yo, nadie más importaba, sólo nosotros.

Juanpa rompió el beso, pero no se alejó de mí. Nos quedamos ahí, lo suficientemente cerca el uno del otro. Él posó sus manos en mi cintura y yo le rodeé el cuello.

-Tengo miedo de soltarte. -Dijo.

-¿Por qué?

-Siento que esto es un sueño, y que en cualquier momento te vas a disolver, no quiero despertar.

Él tenía los ojos cerrados, yo le acaricié el rostro con mis manos, y él entonces abrió los ojos.

-No es un sueño, Juanpa -le dije mirándolo a los ojos -esto es real, estamos aquí, y ahora.

Él me besó de nuevo, yo quería más de él. Mucho más, nunca tendría suficiente de Juanpa.
Ahora fui yo quien rompió el beso.

-¿Sabes cuánto tiempo estuve soñando con este momento?

Él sonrió, su sonrisa me hizo sonreír también a mí.

-Igual yo. -Dijo.

Después me levantó del piso, yo le rodeé la cintura con mis pies, y él comenzó a caminar hacia los escalones. Nos mirábamos a los ojos, y por primera vez, miré un brillo en la mirada de Juanpa que nunca había visto. Y yo estaba segura que en mi mirada estaba el mismo brillo. Él bajó las escaleras, y se detuvo frente a la puerta de mi habitación.

-Tenemos que ir a dormir.

Dijo en un susurro para no despertar a Mario, ya que su habitación estaba frente a la mía.

-Sí.

Susurré, y lo besé de nuevo, lo besé con miedo de que fuera el último, con miedo de que mañana, me despertara y me diera cuenta que nada había sido real, o que Juanpa hubiera cambiado de opinión y se hubiera arrepentido de haberme besado.

No sería la primera vez que lo hace. Pero yo ya no podría aguantar más. Así que lo besé y lo abracé muy fuerte, con miedo a soltarlo, con miedo de que fuera el último. Él rompió el beso y me bajó, acarició mi mejilla con su dedo pulgar, y me regaló una tierna sonrisa.

-Soñaré contigo.

Dijo antes de meterse a su habitación. Yo me quedé ahí, mirando su puerta, deseando que saliera y me invitara a dormir con él. Aunque claro, eso no era posible con mi hermano tan cerca, y Juanpa no me lo pediría. ¿En qué estaba pensando? Obviamente no volvería a suceder, al día siguiente las cosas iban a ser distintas. Era una situación a la que tendría que acostumbrarme o ponerle un alto para siempre: la indiferencia de Juanpa...






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Ahí está Xaris, deja de insistir haha.

Espero les guste el nuevo capítulo :)

Buscando La Manera Para No Enamorarnos [Juanpa Zurita]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora