12* Confía En Mi

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Juntamos todas las mesas en el restaurante, 19 chicos y 3 chicas, el restaurante era básicamente todo para nosotros.

Yo me senté entre Xaris y Rix, lo más lejos posible de mi hermano. Estaba enfadada con él por su comportamiento en la tarde, y no iba a hablarle hasta que cambiara de opinión y me dejara salir com Brent.

-¿Estás bien?

Me preguntó Rix.

-Sí.

Le regalé una sonrisa tranquilizadora. Pero se veía realmente falsa, pues él sólo me miró por unos segundos más, y después volteó al frente. Es obvio que yo no estaba bien, no estaba cómoda en la cena, me sentía mal después de la pesadilla. Ese día había sido un completo asco. De hecho, todos los días desde que supe lo que sentía por Juanpa habían sido un asco.

Al terminar de cenar, todos se quedaron platicando, y yo me levanté para dirigirme al baño.

Al llegar a este, me recargué en el lavabo, y con todas mis fuerzas, traté de no llorar.
Me coloqué las manos sobre mi rostro, recargué los codos en el lavabo, mientras soltaba pequeños sollozos, sin dejar escapar una sola lágrima.

-La estás pasando fatal -dijo una voz a mi lado, levanté el rostro, y por el espejo pude ver a Stacy -¿me equivoco?

Me incorporé, y tragué saliva. Negué con la cabeza.

-No, no te equivocas.

-¿Puedo saber qué pasó?

-Todo -baje la mirada -, hoy pasó de todo, primero, Brent me invitó a salir este fin de semana, le pedí permiso a mi hermano, pero ya lo conoces, después, tuve una pesadilla, soñé con...

Me quedé callada, antes de hablar de más. Aunque sabía que Mario ya le había hablado de eso a Stacy, pero igual no quería hablar de ese tema, ni con ella ni con nadie.

-¿Con Jenny? -preguntó ella, yo levanté de nuevo la vista y me encontré con sus ojos mirándome por el espejo -Mario me lo contó.

Sentí las lágrimas quemarme los ojos, sentía un nudo en la garganta y otro en el estómago. Quería tirarme a llorar y que Stacy o cualquier persona me abrazara, que me dijeran que todo estaba bien, y que todo estaría bien. Aunque yo sabía que no, que nada estaba ni estaría bien.

-Fue muy doloroso.

Dije en un susurro.

-Lo imagino.

Stacy puso su mano en mi hombro, yo cerré los ojos y dejé que las lágrimas cayeran. Ella me dio la vuelta, y nos fundimos en un abrazo. Comencé a sollozar, Stacy me acariciaba el cabello con una mano, y con la otra la espalda.

Así estuvimos unos largos minutos, hasta que ella tomó mi rostro entre sus manos para que la mirara a los ojos, pude ver que ella también había estado llorando, me limpió las lágrimas con sus pulgares.

-Puedo ayudarte con Brent -dijo ella, y me sonrió -voy a hablar con tu hermano, para que te deje salir con él, y tú vas a prometer que vas a cuidarte mucho, haré todo para mantenerlo tranquilo mientras estás en tu cita con él, ¿te parece buena idea?

-No creo que funcione.

-Va a funcionar, confía en mí.

Me regaló otra sonrisa sincera. Y yo le sonreí de la misma manera.

-Gracias Stacy.

-No me agradezcas -bajó sus manos y se separó de mí -ven, es hora de salir.

Me limpié el rostro, y salimos del baño, para caminar hasta el comedor.

(...)

Salí corriendo de la habitación y subí las escaleras. Me sorprendió que en la encimera de la cocina hubiera un plato con huevos revueltos y tocino, y un vaso con jugo de naranja.

-Es tarde -dijo mi hermano llegando a donde yo estaba -date prisa, yo te llevaré hoy.

Él ya estaba vestido, y ya había desayunado porque había platos sucios en el fregadero. Me senté en un taburete y me puse a desayunar.

Mario estaba buscando la forma de disculparse conmigo. Actuaba así después de una pelea, ya era costumbre entre nosotros.

Después de desayunar de prisa, y salir corriendo del edificio. Íbamos en el coche, Mario puso música, para hacer el momento menos incómodo.

Al llegar a la universidad, no me bajé del coche, Mario lo apagó, y se quedó mirando el volante, yo miraba por el parabrisas a las personas que entraban a la universidad.

-Stacy habló conmigo.

Dijo Mario. Yo volteé a verlo, él seguía mirando el volante.

-¿Qué te dijo?

Soltó un suspiro.

-Ya sé que esto también es difícil para ti, así como lo es para mí, pero no puedo frenar tu vida, intento protegerte pero creo que no es de la manera correcta, no quiero perderte, y de alguna manera me sentiría culpable, se supone que debo cuidarte, soy tu hermano mayor, pero tengo que dejarte vivir, no puedo evitar que tengas novios, algún día tendrás que casarte, formar una familia, y yo lo tengo que aceptar, así que tomé mi decisión, voy a dejarte salir con ese tal Brent, pero llegarás a la hora que yo te diga, y tendrás el celular prendido en todo momento, avisándome cualquier cosa.

No sabía qué decir. Mario nunca me había dejado salir con nadie, siempre se encargaba de arruinar mis relaciones, y hoy me estaba dando el permiso de salir con alguien a quien no conocía.

Cada vez me convencía más que lo suyo con Stacy iba en serio, ella había logrado lo que nadie en todo este tiempo, ella influía mucho en su vida, él se había enamorado. Y eso me ponía feliz por él.

Sin saber qué decir o hacer, me desabroché el cinturón de seguridad, y lo abracé. Él correspondió a mi abrazo.

-Gracias.

Dije. Él no dijo nada. Simplemente me abrazaba. Después salí del coche, me colgué la mochila al hombro, y caminé feliz hasta donde estaba Brent con sus amigos. Apenas me miró, me regaló una sonrisa, se levantó de la banca y caminó hacia mí.

-¿A qué hora te veo el sábado?

Brent levantó las cejas.

-¿En serio?

Preguntó sin dejar de sonreír. Yo asentí, y él me levantó entre sus brazos y comenzó a darme vueltas. Como si le hubiera dado la mejor noticia de su vida. Me dejó de nuevo en el piso.

-Paso por ti a las cinco.

Me dejó un beso en la mejilla y fue de nuevo con sus amigos. Quienes lo miraban extrañados al ver la sonrisa que llevaba en sus labios.

Buscando La Manera Para No Enamorarnos [Juanpa Zurita]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora