Capítulo 7 Una mejor relación

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—Buenos días —salude al bajar las escaleras—. Hola —bese la mejilla de papá.

—Buenos días, cielo —saludo el regresando el beso.

—Hola mamá —bese su mejilla de igual manera y tome asiento en mi lugar.

—Buen día, Cielo —beso mi frente y deposito el plato frente a mí.

—Vas muy linda hoy, princesa —comentó papá y sonreí.

—Gracias —agradecí y llevé un bocado de comida a mi boca—. Hoy tuve ganas de vestirme así. Gracias por el cumplido.

—Te ves muy bonita —mencionó mamá con su sonrisa y sonreí agradecida—. Muy bonita en verdad.

—Gracias

—¿Quieres que te lleve hoy? —pregunto papá y negué mientras bebía de mi jugo.

—No —hable—. Hoy quisiera ir caminando —papá asintió—. Y debo irme ya si quiero llegar a tiempo —comí lo que restaba de mi plato llevándolo todo a mi boca tanto como me fuera posible.

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Tarareaba Radioactive de Imagine Dragons en mis audífonos mientras caminaba hacia la escuela.

Por la acera de la calle, caminaban más estudiantes al igual que yo, unos pasaban a mi lado corriendo y otros caminaban tan lentos como yo lo hacía en esta ocasión.

Al llegar cerca de ella tenía que cruzar el estacionamiento por lo que decidí seguir caminando a un lado de los carros y no por en medio. Lo único que le faltaba a la escuela era que pusieran un camino para el peatón, pero estando adentro veía muy difícil que atropellaran a alguien.

—Hey, linda —escuche la voz de Adam. Él agitaba su mano en mi dirección, camine hacia él con un paso más acelerado —Hola—. sonrió tan encantador como siempre.

—Hola Adam —salude con una sonrisa—. ¿Qué tal tu fin de semana? —pregunte mientras Adam ayudaba a Christian a bajar.

—Bien —se encogió de hombros—. Jugué videojuegos todo el día los dos días —asentí.

—¿Y el tuyo? —pregunto curioso mientras seguíamos caminado.

—Ayude a mamá en la tienda —asegure—. Fue divertido. Una señora quería que le vendiera la caja registradora —fruncí mi ceño al recordarla—. Le dije miles de veces que no estaba en venta, pero ella insistía. Hasta que llegó mi madre y le explico que no estaba en venta, lo que yo había hecho minutos atrás. Después quería que le vendiera mi lápiz y se lo regale para que se fuera —Adam soltó una fuerte carcajada—. Fueron los peores minutos de mi vida.

—Qué loco.

—Lo sé —asegure.

—Estoy aquí sabes —mencionó Christian y lo ignore subiendo las escaleras—. No todo es Adam.

—Entonces Adam —remarqué su nombre—. Tuve que comprar un paquete de lápices nuevo, porque ese era mi último lápiz.

—No me ignores te estoy hablando —mencionó un molesto Christian.

—Por lo que fui a Wal-mart —lo ignoré de nuevo—. Y...

—¡Annie te estoy hablando! —gritó Christian furioso

—¡No eres el centro de mi universo! —grite de la misma manera ocasionando que todos los que se encontraba a nuestro alrededor se giraron a vernos—. ¿Qué es lo que quieres? —cuestione en tono bajo aun molesta—. Odias que te hable, pero cuando no lo hago quieres que lo haga. ¿Qué es lo que quieres Christian? Si ni tú mismo sabes, menos lo voy a saber yo. Como tú dijiste, mi presencia no es muy grata para ti, déjame decirte que para mí tampoco la tuya. Así que, cuando tengas tus ideas claras vienes y me buscas, antes no.

Pon tus ojos en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora