Hoy salí más temprano de casa, desayuné lo más rápido que pude, aunque con la mirada severa de mamá. Ayer cuando llegue a casa mi madre se encargó de examinarme de pies a cabeza, me observo varias veces completa y aunque, tanto como papá y yo le mencionamos que me encontraba bien, ella aun me miraba de pies a cabeza buscando algo que jamás encontraría, pero bueno, supongo que así son todas las madres o al menos así era la mía.
Volviendo a hoy, le pedí a papá que me trajera ya sería mucho más rápido y la verdad era que me urgía llegar a la escuela temprano. Papá sin problema alguno accedió y me trajo en la camioneta. Me despedí de el con un sonoro beso y bajé corriendo con mi mochila bien sujeta a mi hombro.
Caminando deprisa por el pasillo de la escuela, comencé abrirme paso entre los pocos estudiantes que ya se encontraban ahí. Ciertamente ya sabía a donde debía ir, por lo que llegue sin problema alguno. Toque la puerta y un "Adelante" se escuchó del otro lado.
- Buenos días señorita Boss – salude a mi entrenadora al entrar a su despacho
- Buen día Annie – ella sonrió sin mostrar los dientes, pero se veía feliz de verme - ¿A que debo tu vista tan temprano? Si es por los uniformes ya estoy apun...
- No es por eso – interrumpí antes de que continuara – Estoy aquí porque le quiero pedir un favor
- Pues claro – asintió sin problema alguno recargándose en su silla.
- La verdad es que no le va a gustar nada – le mencione con una sonrisa incomoda. Ella movió un poco la cabeza hacia un lado haciendo que su cabello se moviera de un par de veces, su entrecejo se frunció y en su frente aparecieron dos arrugas – No me lo tome a mal señorita Boss. Yo realmente estoy muy cómoda con su llegada y en cómo está manejando al equipo, y estoy cien por ciento segura que se podrá traer a casa ese primer lugar que todos deseamos – ella sonrió enternecida por mis palabras – Pero – suspire – Quiero salirme del equipo – su cara cambio por completo a una de notable confusión
- ¿Qué? – fue lo único que me pregunto. Yo en realidad no sabía que contestar, solo agache la mirada llevándola a mis manos que jugaban nerviosamente sobre mi regazo - ¿Por qué? ¿Cuándo decidiste eso? ¿Viene pasando desde hace ya tiempo?
- ¿Qué? – levante mi vista rápidamente nerviosa – No, no. Nada de eso – asegure de inmediato – Yo estoy feliz jugando. Me mantiene en movimiento y me ejército, pero sobre todo me distraigo de todo lo demás
- Entonces no entiendo que es lo que pasa – aseguro ella mirándome determinadamente – Puedes conseguir una beca universitaria a través del deporte. Tienes buenas notas y tu promedio es realmente bueno
- Si lo sé – suspire rendida – Es solo que – guarde silencio y deje caer mis hombros derrotada al igual que todo mi cuerpo, me recargue en la silla – Estoy preocupada por un compañero.
- ¿El chico nuevo? – inquirió ella y asentí, moviendo la cabeza de arriba hacia abajo
- Christian – mencione su nombre en respuesta a su pregunta – Sí. Su hermano y él me brindaron su amistad en un momento donde necesitaba un amigo de verdad y sincero – la entrenadora asintió, pues aquí todo se sabía entre alumnos y maestros – Y ahora Christian está pasando por un momento...
- Me entere de lo que paso ayer – comento ella preocupada - ¿Cómo está él?
- Bien – asentí – Se recupera – fue lo único que comente, no quería entrar en detalles y gracias al cielo la entrenadora no pregunto más – El doctor menciono que por un tiempo lo vigilaran 24/7 y como sus padres no pueden estar aquí y su hermano es mayor.
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Pon tus ojos en mi
Teen FictionAnnie, deportista, capitana del equipo de fútbol, un gran grupo de amigos y un novio. ¿Qué pasa cuando crees ser feliz pero sólo es rutina? ¿Por qué a pesar de eso no se siente cómoda con su alrededor? ¿Qué le hace falta... o le sobra? Christian...