Capítulo 5 ¿Por qué a mí?

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Les había contado a mis papás que Ethan y yo habíamos terminado, les conté que me había engañado con otra persona, omitiendo algunos detalles, como el que había tenido sexo. Según yo, solo les dije que se había ido con Abigail de vacaciones, es muy su imaginación sucia si piensan lo que realmente pasó.

Y mencionando al grandísimo idiota; el lunes me mandó miles de mensajes pidiéndome perdón. El martes ni le dirigí la mirada, pero de igual forma intentó hablar conmigo, lo cual fue en vano. El miércoles, mando a Kevin hablar conmigo, aunque Kevin habló más por él que por Ethan, al fin Kevin terminó conversando conmigo animadamente en el jardín de la escuela sobre las canciones que cantaba cuando era niño explorador. El jueves lleno mi casillero de globos con frases súper tontas, terminé pinchándolos todos con mi lapicero para tirarlos a la basura. Hoy es viernes y espero con ansias el saber que tiene hoy preparado para mí. Nótese el sarcasmo

Llegue a la escuela como siempre caminando y escuchando música, esta vez sonaba Wherever It Take de Imagine Dragons de nuevo, es que su música me gustaba escucharla camino a casa o camino a la escuela.

—Annie, ¿Podemos hablar? —mencionó Ethan, apareciendo frente a mí.

—¿Te puedes hacer a un lado por favor? —pedí amablemente—. Me atajas el camino.

—Necesito que hablemos —mencionó.

—Tú lo necesitas —asegure—. Yo no. Ahora si me disculpas —me hice a un lado y di un paso.

—Escúchame —me tomó de la muñeca fuertemente.

—¿Qué te pasa? —lo mire con los ojos bien abiertos—. Me estás lastimando —mire su agarre que se intensificaba.

—Te lo pedí toda la jodida semana por las buenas —camino conmigo hacia el estacionamiento de la escuela mientras me jalaba con brusquedad.

—¡Basta Ethan! Me lastimas —intente soltarme de su agarre, pero era inútil—. ¡Me estás lastimando! ¡Suéltame! —forceje, pero mi fuerza no se comparaba con la de él.

—¡Oye imbécil déjala! —Maya llegó ayudarme, empujando a Ethan o intento porque no logró ni moverlo un solo centímetro.

—Muévete cuatro ojos, que no es contigo el problema —habló molesto mirando a Maya.

—Pero si con mi amiga —aseguró e intentó quitar su agarre de mi muñeca Ethan molesto empujó a Maya logrando que cayera al suelo.

—¡Maya! —grite al verla en el piso del estacionamiento—. ¡Basta! ¡Déjame en paz! —grité asustada mientras sentía como mis lágrimas bajaban por mis mejillas—. ¡Me estás lastimando Ethan! ¡Para por favor! —supliqué entre llanto, para darme cuenta de que nadie hacia nada.

—¡Oye imbécil! Te dijo que la dejarás —giré a ver a Adam que salía de su auto.

—No es asunto tuyo —aseguró Ethan—. Es entre mi novia y yo.

—¡Yo no soy tu novia asqueroso animal! —grite furiosa hacia él.

—Ya la oíste —hablo Adam— Déjala en paz.

—¿O si no que? —reto Ethan, apretando su agarre en mi brazo—. ¡Ah! Ya entiendo —sacudió mi brazo bruscamente—. Ya te la llevaste a la cama —se burló—. Pues aprovéchala porque la apretada está no sabe coger como se debe. Tómala —Ethan me tiro al suelo fuertemente—. Es toda tuya te la regalo —mis rodillas recibieron el impacto.

—¡Eres un hijo de puta! —mencionó Adam y entonces todo pasó tan rápido.

Adam se encontraba sobre Ethan golpeándolo como si su vida dependiera de ello, Maya me ayudo a ponerme de pie, mientras estos dos se golpeaban y todos los estudiantes los veían en medio del estacionamiento.

Pon tus ojos en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora