Capítulo 3 ¿Ahora quién soy?

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Clase de química II y yo sentía que mis ojos se cerraban por sí solos. Ayer llegue a casa a las 12:45 y mientras me duchaba y hablaba con mamá termine durmiendo a la 1:30 y despertarme a las 5:45 am no era nada lindo, no dormí lo que debía. Y es aquí cuando me arrepiento y digo "Papá tenía razón"

Coloque mí mano en un costado de mi cabeza, para poder sostenerla y no quedarme dormida, pero era casi imposible, mi cabeza se iba por sí sola. Levante mi rostro para observar que nadie me hubiera visto y no, gracias a Dios todos estaban en su mundo.

—Solo cerraré los ojos —mencioné para mí misma, y los cerré un par de segundos.

—¡Señorita Cavill! —gritó la profesora, haciéndome estremecer en mi lugar del susto —¿Le parece muy aburrida mi clase como para dormirse en ella?

—No —negué de inmediato de forma exaltada.

—Vaya al baño a lavarse la cara y regrese cuando quiera poner atención —ordenó ella de manera seria. Cerré mi libro, me puse de pie y caminé a la puerta del salón para poder salir del aula.

Camine por los pasillos modo zombi arrastrando mis pies y con mis ojos casi pegados a mis párpados. Baños, decía arriba y mire donde había una monita con vestido dibujado, coloque mis manos en la puerta y gran parte de mi cuerpo por igual para empujar y poder abrirla, pero la puerta fue abierta al mismo tiempo que yo empujaba con mi cuerpo y al estar aún dormida y mal equilibrada mi cuerpo fue a dar al suelo.

—!Auch! —ni quejarme bien podía, pues mi cuerpo se sentía pesado y cansado.

—¿Estás bien? —alguien me ayudo a ponerme de pie.

—Si —asentí—. ¿Maya? —pregunte mirando a la persona que me ayudaba.

—Perdóname. No fue mi intención —mencionó con rapidez—. Yo iba a salir y al abrir la puerta...

—Descuida —caminé con paso torpe hacia el lavamanos— Fue culpa mía no tienes que pedir perdón —abrí el grifo del agua

—¿Estás bien? —pregunto ella, mientras mojaba mi rostro con agua helada—. Te vez...

—Fatal —termine por ella

—Cansada iba a decir —la mire a través del espejo.

—Un poco de las dos —cerré el grifo y tomé el papel para secar mis manos—. No dormí mucho por la fiesta de Ethan y estoy hecha popo. También me siento como popo.

—Si —asintió—. Estuve ahí —la miré atenta—. Brad me invitó y fui solo una hora, después de que todos se pusieron ebrios volví a casa.

—Qué bueno —mencione aliviada—. No era seguro estar ahí. Después fumaron marihuana y no sé qué tantas cosas se metieron —ella solo asintió.

—¿Y qué hacías ahí?

—¿De qué hablas? —mencione sin entender— Soy la novia de Ethan tenía que estar ahí —mencione siendo muy evidente.

—Podían haber abusado de ti —un tanto molesta y asustada, negué de inmediato.

—Jamás se meterían conmigo —asegure.

—Ventajas de ser la novia del descerebrado —menciono con ironía.

—¿Qué? —mencioné aún más molesta —¿Sabes con quien hablas cierto?

—¿Y qué me harás? —indagó —¿Tirarme mis libros o tal vez mi lonche? ¿Empujarme para que me caiga o meterme el pie en la cafetería? ¿Pedirme hacer tu trabajo final? ¿Romperme mis lentes? Tal vez ¿Dejarme de hablar, hacer como si no existiera y apuñalarme por la espalda? ¡Oh! Espera. Ya lo hiciste. No sé qué te pasó Ann, pero esta que está frente a mí no eres tú. No es la niña buena que compartía sus juguetes conmigo. Ni siquiera te reconozco ahora. No sé cómo fui capaz de llamarte un día amiga. Solo eres una más como ellos, una muñeca hueca y superficial.

Pon tus ojos en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora